Capítulo 30 | Fluorita

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Alice

No me podía estar creyendo lo que estaba leyendo.

@lalistadew

Olvida la nota de hoy.

Has completado todos los puntos de forma inteligente y literal, así que estamos en paz. Tienes mi silencio.

―Chicas...

Estábamos estudiando bajo nuestro árbol favorito cuando recibí ese mensaje. Ellas se inclinaron hacia la pantalla.

―La rehostia ―susurró Rose sorprendida.

―¡Sí! ―gritó Lou, aliviada y con una sonrisa.

―No entiendo nada. ¿Eso significa que ha acabado?

―¡Claro que sí!

―No puede ser ―murmuré, mirándolas. Justo en ese momento, al clicar sobre su perfil, no apareció nada. Pantalla en blanco. Había eliminado su cuenta―. Yo... Chicas, necesito saber quién ha sido.

Ellas se quedaron calladas, mirándose, como si se entendieran y me dejaran a mí fuera de su silenciosa conversación.

―Sabes que el entrenador Sackville es... bueno, es colega de mi hermano, ¿no?

―Ajá ―respondí a Rose.

Sabía que su hermano mayor, Elías y el entrenador Sackville habían estudiado juntos.

―Tiré un poco de confianza y ayer le pedí que nos deje ver las cámaras del primer piso. Las que apuntan a tu taquilla.

―¡¿Las habéis visto y no me habéis dicho nada?!

―No, no, no ―se apresuró a decir Lou.

―Dijo que solo lo haría si le contábamos qué estaba ocurriendo para que quisiéramos verlas.

―Joder ―me lamenté.

―Yo creo que se lo podríamos contar, Ali ―murmuró Lou, colocando su mano sobre mi rodilla―. Es joven, bastante enrollado y Rose confía en él.

―Es un tío muy molesto, pero confío en él. Mi hermano lo hace, y no se fía ni de su sombra, para que te hagas una idea.

―No sé, yo...

―Piénsalo ―pidió Rose―. Cuando acabemos el examen de Latín, dinos si te gusta la idea. Me dijo que, si queríamos verlas, debía ser a las siete, después del último entrenamiento.

―Me parece bien. Ahora... Voy a contarle esto a Aidan, porque va a alucinar.

―No le cuentes lo de las cámaras todavía. Cuando las hayamos visto, si es lo que quieres, ya se lo contaremos. Sackville ya me ha dejado claro que no puede saber esto más gente, porque le puede caer el pelo.

―No te preocupes, no diré nada de esto todavía.

***

Salí del examen de latín junto a Aidan, que acabó al mismo tiempo que yo. Bueno, creo que acabó un par de minutos antes, pero al ver que a mí me quedaban solo tres preguntas por responder, me esperó. No tuvo ni que decírmelo. Al salir, los dos sonreímos y nuestros labios se encontraron a medio camino.

―Estoy tan feliz ―susurré en medio del beso.

Me acarició la espalda y subió una mano a mi nuca, haciendo lo propio con mi cabeza.

―Se acabó.

―Sí. ―Suspiré sonoramente, cerrando los ojos y dejándome llevar por sus caricias.

Medidas Desesperadas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora