ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟙𝟙

141 23 38
                                    

•——————•°•✿•°•——————•

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•——————•°•✿•°•——————•

Mi cabeza dolía un horror, aquella agua estaba demasiado fría, tanto que durante toda la semana no había podido recuperarme.

Bianca fue demasiado cruel en dejarme así hasta que la lluvia cesó.

Mientras estaba bajo la lluvia, lo único que me cubría era un pequeño techo cerca de la puerta, lloré,  lancé un grito ahogador muy dentro de mi, al saber que esa sería mi vida.

No es que no estuviera acostumbrada al dolor pero... ¡Toda mi maldita vida sería así! ¿¡Que carajos hice para merecer esto?!.

Acostada boca abajo, con la sábana hasta mi nariz, veía la ventana, había tomado un fuerte catarro debido al exceso de lluvia recibida, quien llevaba mis alimentos era Elvin quién no se descuidó de mi ni un solo segundo, amé ese gesto tan amable.

— ¡Sofía! — tocaron la puerta dando fuertes golpes.

Tenía la mirada fija en la ventana, viendo unos hermosos pájaros que al parecer, querían entrar... volvieron a tocar con fuerza, esos golpes llegaban hasta lo más profundo de mi cabeza, sentía que se me iba a caer por el dolor tan fuerte.

Al ver la insistencia de aquella mujer que me odiaba por alguna razón, quité la sábana que cubría mi cuerpo y al instante el frío caló mis huesos, caminé hasta la puerta abrazando mi cuerpo para entrar en calor y abrí.

Su rostro de cínica me dió asco.

— Dime, ¿Qué quieres? — cuestioné sin paciencia.

— El desayuno está listo, baja ahora — ordenó.

— No tengo fuerza para bajar, ¿Puedes subirlo porfavor?

En verdad que mis fuerzas se habían acabado, me había atacado una enfermedad la cual no combatí con ningún tipo de medicamentos.

— ¡No soy tu criada! — me gritó tan fuerte que mi cabeza empezó a vibrar — ¡Si en verdad tienes hambre ve y busca tu comida!

Caminó a grandes zancadas, en ese momento creí que iba a perder el conocimiento, me sentía tan mal que no podía mantenerme en pie, mi respiración se escaseó y todo mi cuerpo tembló, como pude llegué a la cama y caí sobre ella, cogí la sábana y me envolví tratando de entrar en calor, pero no lo logré.

Mi mandíbula tembló tanto que los dientes pegaban entre si, tanta era la debilidad que sentía que cerré los ojos... sentí una mano tibia sobre mi espalda, después perdí el conocimiento.

La elección de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora