Capítulo 60

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Ya que la cena se echó a perder, William organizó una en familia el propio veinticuatro de diciembre.

- Salud - todos levantamos nuestras copas al mismo tiempo, había champán y mucha comida, por su puesto que yo no podía ingerir alcohol por mi estado.

La familia era poca, pero éramos muy felices. Don Bernardo iba mejorando de a poco su salud y también la relación con William iba mucho mejor.

Mi bebé a un no nacía y la noticia para todos fue muy bien recibida, estaban más emocionados que nosotros, Bianca lloró de emoción, Miguel dijo que sería el mejor tío del mundo y don Bernardo pidió a Dios por unos años más por ver crecer a su bisnieto.

Las hormonas se alteran en el embarazo y esa noche era muy especial, estaba sensible y lo único que quería era llorar y que alguien me abrazara, pero no quería a cualquiera ese alguien debería ser William y nadie más.

Los demás brindaban y reían, yo solo los observaba ellos vestían muy elegantes, la vida me había cambiado mucho y todo fue para bien. Mientras pensaba en eso, Elvin y también Rodrigo entraron por la puerta con regalos, ellos también estaban invitados ya que, jamás nos dejaron siempre estaban ahí cuando más los necesitaba y jamás me trataron como una basura.

- Vamos afuera - dijo William muy cerca de mi oído.

- Hace frío - respondí.

Se levantó y tomó mi mano, guiándome hacia afuera.

- Vamos, tengo una sorpresa para ti.

A decir verdad, él jamás me había dado una sorpresa y me causó curiosidad. Tomé su mano y lo seguí, sentí la misma sensación de aquel momento cuando no tenía idea de quien era William, no sabía donde me metía y que futuro me espantaría con él, y ahora no me arrepiento de haberlo elegido.

El jardín estaba más hermoso que nunca, iluminado con luces de todos los colores. William caminó delante de mi y vió las flores, no sabía que estaba pensando en ese momento.

- Mira este jardín, antes no tenía color y creía que estaba bien. Pero me equivoqué - llegó a mi nuevamente y tomó mi mano - así era mi vida antes de conocerte, oscura, opaca y sin color. Al igual que a este jardín fuiste tú quien iluminó mi vida, esta casa y todo mi mundo. Has sido mi guía en los momentos más difíciles, me has ayudado a sanar heridas que creí que jamás sanarían.

Hizo lo que esperaba que hiciera hace mucho tiempo y se puso de rodillas, al instante mis ojos se nublaron por la emoción.

- William...

- Sofía por tú he vuelto a creer en el amor, y ahora te pido que me dejes acompañarte en tu camino, que acompañes el mío y que seas la luz que necesito en mi vida para ser feliz. ¿Quieres casarte conmigo?

- Por supuesto que si, es lo que más anhelo - de inmediato se puso en pie y lo abracé con tanta fuerza que el aire me faltaba.

- Te prometo que te haré la mujer más feliz del mundo, y que todo lo que sufriste en el pasado lo duplicaré pero con la felicidad que voy a darte, te amo.

- Y yo te amo a ti, gracias por tanto.

No podía dejar de llorar por la emoción, cuando escuché los aplausos, silbidos y gritos de nuestros amigos que nos miraban desde la ventana, todo era una felicidad increíble tanto que quería que perdurara para siempre.

Esa navidad fue la mejor de mi vida y también para la suya, brindamos y también comimos. El anillo que William me dió era tan hermoso que no podía dejar de verlo, estábamos comprometidos y nos casaríamos el próximo año antes que nuestro hijo naciera.

[***]

La llegada de un nuevo año fue increíble para todos, en esa ocasión cada quien la pasó con su familia, don Bernardo no quiso viajar con nosotros, ya que William decidió viajar a Hawai y pasar una buenas vacaciones antes que el bebé creciera. Todo lo hicimos con mucho cuidado ya que no podía esforzarme mucho.

Las platas en aquel lugar de ensueño eran algo que no podían explicarse, gracias a que todavía podía lucir un buen traje de baño así lo hice. Estábamos los dos, en un mirador disfrutando de la bebida y del paisaje increíble que teníamos.

William abrazó mi cintura por detrás, acariciando mi vientre y entrelazando nuestros dedos.

- ¿Estás feliz? - preguntó.

- Mucho, es lo que siempre deseé. Ser feliz con el amor de mi vida, y ahora tengo dos.

- Eso me pone celoso, quiero ser el único hombre en tu corazón, quiero ser el único que te vuelva loca.

- ¿Estás celoso de tu hijo? - me reí.

- Un poco, es que hace mucho que no puedo hacerte el amor por miedo a lastimarlo, te juro que cuando nazca no voy a dejarte tranquila.

Envolví mis brazos alrededor de su cuello, después le di un suave beso sobre sus labios.

- No! No me dejes tranquila, demuéstrame que me amas con locura William y que no nos vamos a separar nunca. Sé que vendrán cosas difíciles pero prométeme que siempre estaremos juntos.

- Te lo prometo mi amor.

El sol estaba por ocultarse, nuestras bocas se unieron en un lento beso lleno de amor, algo que demostraba lo mucho que nos amábamos. Era increíble como él y yo llegamos a amarnos tanto, fue algo que no buscamos, pero su frialdad me atrajo y fue algo que no pude evitar.

Nuestra boda se celebra el segundo mes de año, y lo celebraríamos con las personas que amábamos y con las únicas que estuvieron para nosotros en los momentos difíciles.

Entendí que, la felicidad si existe para las personas buenas, y que está en donde menos la buscas. William y yo, no nos enamoramos a primera vista, fue un proceso en el cual los dos teníamos miedo a aceptar pero que nos cambió la vida radicalmente. Al final los dos elegimos amarnos, nos elegimos mutuamente y esa fue la mejor decisión que tomamos. Estar juntos por el resto de nuestras vidas.

FIN

La elección de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora