No tenía idea de lo que acababa de decir, pero estaba segura que ella era mi salvación.
— Si — me levanté de un salto de la cama y llegué a ella.
— Sofía estás loca... en verdad estás loca.
— Puede que lo esté, eres mi única salvación Bianca porfavor te lo pido.
— Claro que no... mírame no tengo nada de modelo, ¡por Dios!.
— Pero si eres hermosa, porfavor... te estaré eternamente agradecida — empecé a suplicar con ojos de borrego tierno.
— Sofía por el amor de Dios, escúchate, yo... ¿Quieres que vaya hacer el ridículo acaso?
— Es que no lo harás, en estos días practicaremos con una profesional... Bianca quien sabe a lo mejor esta sea también una oportunidad para ti — no tenía forma de convencerla estaba desesperada.
— ¿Oportunidad de que? ¡Estás demente!
— No lo estoy... vamos piénsalo bien, porfavor Bianca ayúdame porfavor, te juro de después de esto yo misma contrato una nueva chica y tú vivirás cómoda en la villa.
Claramente la villa no era mía, y estaba haciendo promesas que no sabía si podía cumplir.
— Si claro como si tuvieras ese poder.
— Pruébame... te aseguro que si puedo... anda Bianca porfavor.
Empecé a rogar con mis manos, mientras que ella me miraba y lo pensaba, estaba pidiéndole a Dios que tratara de ayudarme lo único que necesitaba era que alguien luciera mis prendas, y poder lograr mi primer éxito en la vida.
— ¿Cuánto tiempo hay para la presentación? — preguntó.
— Una semana, siete días.
— Uffffff está bien....
— ¡Ahhhhhhh! — grité de emoción y la abracé con fuerza.
— Me abrazas después, espero y no lo arruine.
— Estoy segura que no, gracias en verdad, empezaré a buscar alguna profesional para que te enseñe a... dar algunos pasos, si me entiendes.
— Si — asintió — trataré de hacerlo bien por ti.
En verdad estaba emocionada por eso, llamé a Amelia y le conté todo, al principio ella se negó ya que Bianca no era ninguna profesional pero ya no teníamos opción, intentamos de mil formas contratar una nueva pero todas tenían su agenda llena... entonces ella era mi única esperanza.
Estaba ansiosa por ver a William, necesitaba de una profesional para que le enseñara lo básico a Bianca... y para eso quería dinero.
Odiaba pedirle dinero.
En eso él entró. Era raro que lo esperara en la sala y él lo notó al instante.
— ¿Qué haces aquí? Es tarde — cuestionó mientras se acercaba.
— Te... estaba esperando, ¿Quieres algo de tomar? — pregunté.
— No, estoy bien, vamos arriba estoy cansado — tomó mi mano arrastrándome con él por las escaleras.
— William necesito pedirte un favor... espera — me recargué sobre la barandilla de las escaleras, buscando las palabras adecuadas para decirle.
— ¿Qué pasa? Estás rara.
— Ammm, es que... no suelo pedirte esto y me da vergüenza en verdad... necesito dinero.
Mordí mi labio inferior, él me miró extraño pues jamás se lo había pedido.
— ¿Todo bien? ¿Estás enferma? — empezó con sus preguntas.
— No... es que tú sabes que las mujeres necesitamos comprar nuestras cosas, ya sabes, jabones... íntimos... toallas... ropa... interior.
— ¿Ropa interior? ¿Quieres sorprender a alguien en especial?
— ¡William! Porfavor...
Empezó a reír, después envolvió sus enormes brazos alrededor de mi cintura y me besó... me perdía en sus caricias y siempre que lo hacía, quería que me poseyera por completo.
— En la caja café, del otro lado del closet, hay dinero, puedes tomar lo que necesites... ya sabes que no tienes que preguntar.
— ¿En verdad?
— Si, eres la única que sabe que hay dinero en ese lugar... ten cuidado y no se lo digas a nadie.
— De acuerdo, te prometo que en cuanto pueda... te lo pagaré.
— ¿Me lo pagarás? ¿Por que mejor no me pagas ahora?.
Llevó sus manos hasta mi trasero, apretándolo con deseo, sabía que era lo que quería y a decir verdad, yo también lo deseaba, quería olvidar lo que la maldita de Carolina me había dicho, y solo me dejé llevar, William me demostraba que me deseaba cada día más... me besaba y me poseía con tanta necesidad que me hizo olvidar todo lo que pasé duraba el día.
Fue una de las mejores sesiones de sexo que había tenido... aunque, William me sorprenda cada vez más, siempre tenía algo nuevo que mostrarme y me dejaba loca... de placer... de amor.
[***]
Desperté por la mañana, era un poco tarde y no había ni señales de él, supuse que ya se había marchado.
En la mesita de noche había una pequeña nota, fruncí el ceño y la tomé. Era la clave de la caja, después del alboroto de la noche anterior, olvidé pedírsela.
Amelia y yo buscamos a una profesional para que le enseñara algunas cosas importantes a Bianca, al principio esta última quería retractarse de lo que me había prometido, pero, poco a poco ella fue perdiendo la timidez, y empezó a hacerlo bien.
Siempre que la veía caminar, me hacía pensar que ella ya lo había hecho antes, no le costó nada de trabajo aprender los pasos que Gloria la chica que contratamos, le enseñó.
Después que ella se marchó, las dos quedamos solas en casa, tomando café mientras veíamos el jardín.
— Lo has hecho muy bien — dije para matar el silencio.
En ella había un deje de tristeza, supuse que algo no andaba bien.
— Gracias, me esforcé mucho.
— Tú, ¿Lo has hecho antes? — pregunté.
Sabía que ella algo escondía, por aquella mirada profunda y melancólica.
Ella sonrió levemente con tristeza, apretando la taza, tal vez para tomar fuerza de ella.
— No todos cumplimos nuestros sueños... Sofía, algunos solo nos quedamos con la ilusión de lo que pudo ser.
No dije nada, leí las facciones de su rostro, ella quería llorar pero no podía. No me atreví a preguntar en lo absoluto ya que, Bianca era muy blanda y ya no quería que ella sufriera.
— Nunca hay que perder la fe... recuerda que no hay peor lucha que la que no se hace.
Ambas sonreímos, y seguimos disfrutando del delicioso café mientras observábamos el jardín y la tormenta que se aproximaba.
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La elección de amar
RomanceSofía Jhonson, es intercambiada por uno de los hombres más poderosos y fríos del mundo, o es lo que todos dicen. De un arreglo de ambas familias surgirá el amor. Los Garner y los Jhonson, unen a esta pareja destinada, en sagrado matrimonio, Sofí...