No podía concentrarme en mi trabajo. Lo que había escuchado el día anterior fue demasiado impactante, Sheyla planeaba dejar en la ruina a William y él no lo sabía, ayudaba a un niño que no era su hijo,
desde mucho tiempo venían engañándolo.— Hola guapa — entró Marcus con una taza de café entre sus manos.
— Hola Marcus.
— Traje café, es relajante cuando estás demasiado pensativo y algo te preocupa.
Tomé la taza de café y di un sorbo.
— ¿Cómo sabes que algo me preocupa? — pregunté.
— Por que en el último documento, firmaste donde iba mi firma, por eso lo digo.
— ¡Por Dios! En verdad lo siento — esa era la primera que cometía un error en mi trabajo y en verdad estaba avergonzada.
— Descuida, a todos nos ha pasado. Pero ya dime, ¿Qué te pasa?.
Marcus era un hombre encantador, buena persona y un gran jefe, alguien en quien podía confiar. Siempre me inspiró confianza y que podía ser yo en frente de él, una chica humilde que no sabía nada de negocios hasta que la familia Garner la rescató.
— Bueno, me enteré de algo muy importante y delicado — aún no sabía si decirle la verdad o no, Marcus no era la competencia de William pero, no sabía si estaba bien que otra empresa se enterara de los problemas de otras, quien sabe tal vez podían usarlo a su favor.
— William — dijo de repente, escuchar su nombre hacia que mi corazón se agitara y eso era algo que no podía disimular. Al ver mi expresión, él sonrió — tranquila, conmigo puedes desahogarte, conozco a William desde que éramos unos adolescentes estudiamos juntos en la universidad, competíamos por quien llevaba las mejores notas, él siempre me superó en todo, incluso salía con las chicas más linda de la Universidad. Ha sido una gran persona pero, desde que Sheyla apareció en su camino, todo se fue a la basura.
— No tenía idea que tú y él se conocían, entonces, ¿Conoces la historia? Digo, ¿Sabes que fue lo qué pasó realmente? — cuestioné intrigada.
— No exactamente, William no habla de ese tema con nadie y sé que todavía le duele. Ahora que Sheyla regresó pensé que mejoraría pero, desapareció sin dejar rastro alguno.
Todo era mi culpa, por ocultarle cosas que debió saber desde el principio.
— Él no se fue por el regreso de esa mujer Marcus. William me odia, ya que mal interpretó las cosas con su padre.
— Él jamás podría odiarte Sofía. Querían esconder su relación de todo el mundo pero sus miradas los delataban, un amor tan grande como el suyo es difícil de ocultar.
— Entonces tú... tú ya lo sabías, pero si solo fue un par de veces que nos reunimos, eres muy observador.
— Pues como te dije — se levantó de su asiento y abrió la puerta de la oficina — conozco a William, y esa ridícula mirada de enamorado la he visto solo una vez, y es cuando te mira a ti, nos vemos después.
Si antes hubiese escuchado esas palabras, saltaría de emoción, pero ya no sentía que era mi responsabilidad buscarlo, él no quiso escucharme, su maldito orgullo no lo dejó. Una vez más se dejaba lavar el cerebro por aquella mujer que lo dejó hundido en la oscuridad.
Después del trabajo, Elvin me esperaba afuera y eso fue extraño. En el momento en que salí inmediatamente llegó a mi, el señor Alexander estaba muy mal y quería verme, según él esa sería la última vez.
Mientras el auto corría, mi mente no dejaba de pensar y pedirle a Dios que porfavor, Alexander no se fuera a morir sin antes hablar con William, no era justo toda su vida cargó con una culpa que no era suya.
El departamento donde Alexander se hospedaba era pequeño, pero afuera habían dos guardias de seguridad a quienes Elvin entregó una tarjeta y logramos entrar sin problemas.
Al entrar y verlo tendido sobre la cama, mi corazón lloró y las lágrimas brotaron y rodaron por mis mejillas.Alexander Cooper, el gran empresario millonario, yacía casi agonizando sobre una cama, con una enfermera a su lado.
— Señor Alexander — hablé en voz baja y me acerqué a su cama, al escucharme, giró su rostro lentamente y me vió.
— Hola, si viniste — su voz apenas se escuchaba, tenía muchos cables en su cuerpo y algo no lo dejaba respirar bien.
— No se esfuerce, ya verá que se pondrá bien.
— Claro que no, todo esto es por protocolo yo ya... ya no hay remedio y es por eso que te llamé — empezó a toser con fuerza y de su boca, salió un buen de sangre, ahí me di cuenta que, él tenía razón y estaba muriendo.
Tomé sus manos, y los que nos acompañaban salieron de la habitación quedando sólo él y yo.
— No pensé que estuviera tan mal, perdón por no haber venido antes.
— Sé que tienes trabajo que hacer; no quiero perder tiempo así que iré al grano. Sé que es mucha responsabilidad para ti y que por mi culpa tú y mi hijo se separaron pero, necesito pedirte un último favor Sofía — estaba agitado y su pecho subía y bajaba — la muerte hace mucho tiempo que debió haber llegado, y creo que me está dando esta oportunidad para arreglar las cosas. En la Villa, en el despacho de William hay unos papeles; donde le cedo todo a él el 80% de todos los bienes y el 20% para Carlos, este último no lo merece pero es mi responsabilidad. También hay una USB con una grabación que él debe ver. Si muero antes porfavor asegúrate que los encuentre... porfavor.
— Está bien... bien pero... también usted puede decírselo en persona porfavor resista un poco más, le prometo que voy a encontrarlo y lo haré por usted...
— Dile a mi hijo que lo amo.
— Se lo dirá usted mismo... señor Alexander porfavor escúcheme... se...ñor...
Su momento había llegado, lentamente su mano soltó la mía y Alexander murió.
No podía creer todo lo que estaba pasando, creí que podía unir a padre e hijo pero fue imposible, desde ahí en adelante me enfocaría en cumplir con la promesa que le había hecho antes que él muriera, encontraría a William y tenía que hacerlo antes que me fuera a Japón con Marcus.
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La elección de amar
RomanceSofía Jhonson, es intercambiada por uno de los hombres más poderosos y fríos del mundo, o es lo que todos dicen. De un arreglo de ambas familias surgirá el amor. Los Garner y los Jhonson, unen a esta pareja destinada, en sagrado matrimonio, Sofí...