Capítulo 48

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Observaba el paisaje por la ventana, todo era demasiado hermoso, la ciudad estaba empezando a gustarme. Siempre fui una mujer que amó su soledad, a pesar de eso, siempre cae bien una compañía.

- Señorita - Brenda tocó la puerta y con la misma entró.

- Dime, ¿Ya llegaron? - pregunté dirigiéndome hasta la silla detrás del escritorio.

- Si, ¿Los hago pasar?.

- Claro que si, mi momento ha llegado - traté de sonreír - ¿Me veo bien así? Digo, no había usado este tipo de atuendos.

Llevaba una blusa que ceñía mis senos, una falda con una abertura en la pierna izquierda y un saco color beige, y mi cabello suelto.

- Se ve preciosa, usted siempre se verá elegante - elogió Brenda.

- Gracias por eso, ahora si hazlos pasar.

- Por supuesto.

Estaba nerviosa, no tenía como mucha experiencia en cerrar negocios, y ese sería algo crucial en mi vida.

Tocaron la puerta, y por la misma entraron dos caballeros, vestidos muy elegantes con un maletín entre sus manos.

- Buenos días señorita es un placer - saludó uno de ellos.

- Buenos días... Brenda ya puedes irte y gracias, que nadie nos interrumpa.

Esta última se retiró, mientras que los otros dos no dejaban de sonreír.

- Mi nombre es Marcus, y él es mi asistente José, desde ahora los tres trabajaremos juntos.

- ¿Desde ahora? Así que esto es directo al grano señor Marcus.

- Le diré una cosa señorita Sofía, si no estuviese interesado en su trabajo, en su talento, jamás me hubiese movido de mi oficina, mi tiempo es oro.

Y el tipo también era un engreído... pero guapísimo.

- ¿Eso que quiere decir?

Hizo una señal para que José su asistente, sacara un papel del maletín y este así lo hizo, dejándolo sobre el escritorio.

- Lea el contrato y los beneficios que le ofrezco, si le parece pues firmamos de una vez.

Cruzó las piernas mientras esperaba, el tipo parecía ser un odioso con el ego entre las nubes.

Tomé el papel y empecé a leerlo cuidadosamente, la tenían todo planeado, había una cápsula donde decía, <Viaje a Japón >

- ¿Viajar? - me detuve a preguntar eso.

- Así es, tenemos agencias allá, un par de oficinas donde puedes instalarte - respondió tranquilamente.

Dejé el papel sobre el escritorio, era la oportunidad de mi vida por todo lo que me ofrecían pero, no quería irme, no quería perder la esperanza de verlo una vez más.

- Yo... no lo sé.

- ¿Por que? Si es por su familia, puede venir cuando sea e incluso llevarla... disculpe la pregunta pero, ¿Está casada?

- No, y tampoco tengo familia a la cual extrañar.

- Entonces, ¿Qué la detiene? Esta es una gran oportunidad para usted, crecerá profesionalmente se lo garantizo, no está hablando con cualquiera.

- Nunca he salido del país, siempre he vivido aquí y... para usted puede ser normal movilizarse de un país a otro pero para mi no lo es.

Respiré hondo, Marcus tomó el papel y después tomó una pluma.

- Siempre hay una primera vez para todo, las cosas no son fáciles, pero cuando se quiere y se desea tener éxito en la vida, cumplir los sueños que rondan por nuestra cabeza, es necesario sacrificarse un poco, sufrir es válido... lo que no es válido es rendirse, sé que tiene potencial lo he visto en su trabajo. Dígame Sofía, ¿Quiere tener su propia empresa? Ó ¿Seguirá siendo la asistente del jefe de un departamento pequeño, dentro de esta enorme empresa? - sacó una tarjeta y me la entregó - piénselo, y cuando lo haga, llámeme, estaré esperando por usted.

- Es una propuesta tentadora señor, y es algo que no puedo tomar a la ligera, este es mi sueño desde que era una niña, pero si usted tiene alguna otra opción puede tomarla, y yo buscaré otra oportunidad.

En verdad que quería tomar esa pluma y firmar de una vez, pero no era una decisión que podía tomar en cuestión de segundos.

- No tengo ninguna otra opción... le haré una nueva propuesta. Empezamos a trabajar aquí lo que resta del año, son seis meses nada más, después de la navidad usted y yo viajamos a Japón, inicia una nueva vida con su propio negocio, esa es la única idea que se me ocurre para que usted lo piense bien y se adapte al trabajo, ¿Está de acuerdo con lo que le propongo ahora?

Me tomó por sorpresa nuevamente, en verdad estaba interesado en mi trabajo. Seis meses serían suficientes para adaptarme con otro tipo de personas y al trabajo, pero, ¿Podría encontrarlo a él en seis meses?

Era una pregunta que me haría durante todo ese tiempo.

Pero era mi sueño, y no estaba dispuesta a dejarlo ir.

- De acuerdo, será como usted diga; durante estos seis meses trabajaremos aquí y si las cosas marchan bien, pues entonces haremos el viaje.

Marcus sonrió ampliamente al escucharme, se levantó de su asiento y extendió su mano hacia mi.

- Excelente, a partir de mañana usted trabajará conmigo por los momentos en una oficina pequeña - dijo él.

Apreté su mano.

- Muy bien, estaré atenta a su llamada.

Después del cierre de trato Marcus y su asistente se marcharon. Quedé pensando en lo que haría desde ahí en adelante, irme lejos y empezar una nueva vida.

Por otra parte, dejaría mis sentimientos a un lado y enfocarme en encontrar a William no por mi, sino por su padre Alexander, lo único que quería era que ellos dos arreglaran las cosas antes que fuera demasiado tarde.

***

Me pasé el resto del día organizando las pocas cosas que tenía en aquella oficina pequeña.

Recibí una llamada del chofer del señor Alexander, este último había recaído y ahora estaba postrado en una cama de hospital, la noticia me calló como balde de agua fría, a pesar que ya sabía acerca de su enfermedad, lo vi y pensé que tenía todavía fuerzas para seguir luchando en este mundo pero no era así.

Alexander estaba agonizando y William no lo sabía.

La elección de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora