ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟙6

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Después de la reunión, me fui con la señora Amelia, me mostró todo lo que tenía que ver con diseño, las telas eran traídas de otro país, las chicas que trabajaban ahí no eran cualquiera, se notaba que sabían del tema

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Después de la reunión, me fui con la señora Amelia, me mostró todo lo que tenía que ver con diseño, las telas eran traídas de otro país, las chicas que trabajaban ahí no eran cualquiera, se notaba que sabían del tema.

¿Y yo?

¡Diablos si a duras penas puedo escoger una blusa para mi!

Mi día se resumió así, conocí el personal y todos fueron muy amables conmigo, excepto dos personas, el rubio sin gracia que defendió a Carolina, y por supuesto esta última.

— ¿Cómo te sientes? — preguntó Amelia al ver la enorme sonrisa dibujada en mi rostro.

— Muy bien, este lugar está lleno de buena vibra — contesté.

— No te acostumbres a eso, no te imaginas el caos que se arma cuando sale al mercado una prenda nueva... las modelos aquí son especiales.

— ¿Especiales? — cuestioné con la curiosidad ya sembrada en mi.

— Bueno no todas tienen el privilegio de desfilar para esta compañía, sobre todo para el joven Garner, todas las chicas son elegidas por él.

Mi curiosidad aumentó.

— ¿Carolina también? — pregunté tratando de investigar algo más que me hacía sentir mal.

— Carolina en especial, ella es de confianza del presidente, a veces se toma ciertas atribuciones pero... siempre será una empleada más.

Amelia me estaba dando la información que yo quería.

— Ya veo... ¿Ellos dos son...? — ni siquiera tuve el valor de terminar, Amelia se echo a reír.

— Claro que no, el joven William jamás se enredaría con una empleada de la compañía... bueno en realidad creo que con ninguna mujer.

— ¿Qué? ¿Cómo que....?...

— Veo que se están divirtiendo — justo en ese momento llegó él.

Siempre que alguien estaba a punto de darme una información sobre su personalidad hosca y sombría, ¡tenía que llegar él!.

— Así es — contestó Amelia — creo que esta srta que tenemos acá, nos hará ganar mucho dinero — rió ella.

— ¿En verdad? — preguntó él dirigiéndose hacia mi — ¿Te ha gusta lo que ves?.

No sabía si se refería a la compañía o a él, pero si me lo preguntan, lo que tenía enfrente si que me gustaba, era algo así como, refrescar la vista cuando lo veía.

¡Estás mal mujer!

— Si mucho — respondí sin dejar de verlo — todo es muy... impactante.

— Genial, debo decir que lo logré.

— Ella es adaptable de eso estoy segura — agregó Amelia — los clientes la amarán.

Desde lejos pude ver como Oscar nos observaba, él tenía casi la misma personalidad que su amigo, la única diferencia es que Peña sonreía más.

La elección de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora