Capítulo 38

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Los preparativos para la presentación tenían que estar listos al menos una semana antes, Amelia estaba como loca, las modelos corrían de un lugar hacia otro, ya que algunas no cabían dentro de las prendas.

Mis diseños habían sido hechos tal y como yo los quería, pero, había un problema.

— Lo siento señorita Sofía, pero no creo que mi pie sane en menos de una semana.

Sasha era una de nuestras modelos principales, y había tenido un accidente, se dobló el tobillo y no podía caminar.

Estaba desesperada.

— Está bien Sasha no te esfuerces por ahora porfavor, en verdad espero que logres recuperarte en estos días.

— Pues, el doctor me dijo que debía tener mucho cuidado... en verdad lo siento trataré de encontrar a alguien como mi sustituta.

Ella era demasiado buena... quien abriría el desfile, en ese momento quería tirar la toalla y que todo se fuera a la basura.

— No te preocupes, buscaré la forma. Es mejor que te recuperes y para eso tienes que descansar, ve a casa y reposa ese pie.

— Está bien, se lo agradezco; nos vemos luego.

Después que Sasha salió de mi oficina cogiando, mis ánimos cayeron al piso, me había esforzado tanto por ese desfile, esa era mi oportunidad para triunfar... estaba enojada, triste y resignada, tendría que esperar un año más para poder... intentarlo otra vez.

Mis pensamientos fueron interrumpidos en el momento en que tocaron la puerta...

— Pase — dije sin ánimos.

— Hola.

Era Carolina.

— ¿Qué necesitas Carolina? Estoy por irme.

Estaba segura que Carolina iba a burlarse de mi, quería golpear aquel rostro de muñeca y hacerle saber ya no era la misma de antes... pero... la decencia estaba ante cualquier cosa.

— Supe que Sasha tu modelo, se lastimó el pie.

— Si vienes a burlarte, pierdes el tiempo. Vete de aquí creo que tienes trabajo que hacer.

— Ay Sofía, ya te diste cuenta que esto de los negocios no es nada fácil, ¿Verdad? Se necesita más que una cara bonita para triunfar en el mundo empresarial.

— Carolina, no quiero ser grosera contigo, ¡largo de aquí! — señalé la puerta.

Pero ella estaba dispuesta a acabar con mi día.

— Espera que aún no he terminado, ¿En verdad creíste que por encamarte con William, conseguirás salir de la miseria? ¡No seas patética! Tan solo mírate... observa su patética relación, solo eres un apetito sexual para el, dónde complace sus necesidades en donde él quiere... ¡En su oficina! Él no te ama...

— ¡¿Cómo estás tan segura de eso?!

— Dime una cosa, ¿Ya te presentó como su novia? Claro que no, ¿Sabes porqué? Porque le das pena... ¡¡tú jamás serás un reemplazo para Sheyla!!...

— ¡¡Ya cállate!! No digas más o te juro que... — las palabras se habían atorado en mi garganta, lo único que quería era llorar.

Ella siguió burlándose.

— Eso, llora. Lo que te digo es verdad... tú ni siquiera sabes quien era Sheyla, una mujer hermosa, virtuosa, exitosa una gran doctora... con una belleza inquebrantable, ¿Y tú que eres? Una jardinera, una chacha, una protegida... eres una desgraciada jamás estarás a la altura de esta empresa ni mucho menos de William... eres una gata que no llegó a completar sus estudios... te lo recordaré una vez más, para estar con él no basta ser bonita, se necesita más que eso, inteligencia, astucia, carácter... éxito, algo que no tienes y jamás tendrás.

La elección de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora