Cap 15

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Tarde de Chicas

Pov bennie

En cuanto pude despertar de mi sueño de locura y alcohol, a mis ojos les costó un poco de trabajo para poder acostumbrarse a la luz que se escabullia por medio de las cortinas de la habitación, no imaginé que pudiera beber demasiado, pero creo que ayer fue un punto y aparte. En cuanto giré un poco mi cuerpo para evitar la luz, pude percatarme que me encontraba en la habitación de mi novio, su cama era bastante cómoda y su olor se encontraba en las almohadas, sin embargo, no había rastro de él en el lugar. Era de esperarse, ya que antes de perder el control anoche, los chicos nos habían comentado sobre una sesión de fotos que tendrían a primera hora, al igual que algunos ensayos, solo espero no estén repitiendo la misma canción una y otra vez, por lo mismo, ellos volverían hasta la noche, solo quedaba esperar que les fuera bien. En eso, un sonido estruendoso se hizo presente en la casa, era música, pero no la que esperaba escuchar en la casa de una banda de rock juvenil. Inmediatamente, tomé un par de pantuflas que tenía a la mano y baje directamente hacia el salón principal, donde sólo se encontraba Lily, vestida con su pijama corta de seda rosada trapeando el pasillo con cierta rabia, mientras la música que escuchaban nuestros padres en la radio estaba a todo lo que da.

- Lily, ¿Qué se supone que estás haciendo? Si tu no sabes trapear una casa, además se supone que alguien vendría a hacer eso ¿Por qué lo estás haciendo tu? - apoyaba mi cuerpo en el barandal recto de la escalera principal, aún prestando atención a las actividades curiosas de la chica.

Ella solo me miraba con incredulidad, sin dejar de asear el piso de la casa, yo solo podía mirarla de forma atenta, ya que yo sabía bien que cuando ella se dedicaba a hacer el aseo, era porque realmente estaba muy estresada en ese momento.

- Ann llamó de emergencia hacia acá, me dijo que tanto tu suegra como las madres de los demás vendrán de sorpresa para verlos, y esta casa está hecha un desastre, tenemos que apresurarnos. - comentaba con un tono de voz un poco nervioso, sin dejar pasar el trapeador por el piso ya limpio, mientras que por otro lado, la Rubia solo se dedicaba a morder plácidamente una pequeña pelota de golf que su madre le había regalado. En ese momento, la calma se fue de sabático, ya que en cuanto escuche esas palabras, me dirigí con rapidez hacia la sala, recogiendo las cosas de la fiesta anterior con ayuda de una bolsa de basura, para empezar a despejar aquella zona que parecía sede del Proyecto X.

-¿La mamá de Gustav? Ay, no puede ser. Tu ve a los cuartos, yo sigo aquí y con la cocina, entre las dos acabaremos más rápido. - en cuanto termine de recoger la basura de la sala, me dirigí directamente hacia la cocina, donde me dediqué de forma rápida a lavar todos los platos sucios que habían quedado de la cena de anoche.
La verdad estaba muy nerviosa, no me imaginaba que tan pronto iba a conocer a la madre de Gus, no me habían preparado para este momento y no sabía muy bien cómo reaccionar ¿Será que le voy a agradar? ¿Ella será amable conmigo? ¿Qué tal si me odia? Estaban pasando tantas cosas por mi cabeza, que debía calmarme para poner un poco de orden. Mientras pensaba en que ponerme para dar una buena primera impresión, Lily y yo corríamos por todos los rincones de la casa, ordenando cada aspecto que encontrábamos, con la ayuda de un escolta que cuidaba la casa, mientras él nos ayudaba a mover la mesa del comedor para poder quitar la alfombra, nosotras nos encargabamos de meter a lavar la ropa de los muchachos.

- ¡Mierda! ¿Qué demonios se murió en los calzoncillos de Tom? No puede ser, es increíble.-
espetó Lily con cierto asco, mientras nos dedicábamos a separar la ropa tanto por color, como por integrante, lo cual era una tarea bastante larga. En lo que dejábamos la ropa ordenada, ambas revisamos el reloj de la cocina, el cual marcaba 12:30 del mediodía, por lo que aún teníamos buen tiempo para poder estar presentables para tan curiosas visitas. De mi maleta, saqué un suéter de un tono rojo carmín, junto a una falda blanca plisada, en cuanto terminaba de planchar las prendas, acabé añadiendo una blusa blanca que tenía un lindo moño blanco a la altura del cuello. Con la base lista, solo queda añadir detalles, como unas medias acolchadas por dentro para el frío, y claramente unas Converse rojas para que todo combinara.
En cuanto salí de la habitación para pedirle ayuda a mi amiga para peinarme, pude notar como ella usaba un atuendo similar, solo que el de ella incluía un par de botas largas negras y un suéter también negro. Ambas nos dirigimos a su habitación, donde me ayudó a hacerme una coleta alta, con un par de mechones a los lados para enmarcar mi rostro, mientras ella solo se colocó una diadema con pequeñas perlas para terminar de accesorizar.
Salimos juntas del cuarto, donde podíamos visualizar todo limpio y arreglado, lo cual nos hizo sentir un peso menos de encima, pero en eso, escuchamos como la puerta se abría de forma lenta, donde una mujer rubia se asomaba de forma cautelosa hacia dentro, en ese momento, nuestras miradas se cruzaron de forma natural, pero eso no evitó que mi cuerpo se quedara estático, mientras ella se me acercaba y me miraba de forma dulce.

LA CHICA DEL DOM Gustav Schäfer y Tu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora