Chapter Three

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Día cinco.

Lydia mantenía su vista fija en la puerta, hace algunas horas Tom habia ordenado que la desatarán totalmente, había llorado, gritado y pataleado como nunca.

Pero nada de eso sirvio....nada hizo que abrieran la puerta que la detenía, y se preguntaba.

¿Por qué quería salir?..

Le daban comida, lo suficiente, no era golpeada, ni maltratada, bueno... Solo un poco, pero ya tenía la figura de su padre recordándole que había sido su peor error, que era su culpa la muerte de su progenitora.

Los días habían pasado, ya había comenzado a acostumbrarse, el ambiente ya no le molestaba, diariamente llegaba una señora a limpiar, y un hombre rubio, llamado Eliot era quien se encargaba de vigilar.

Tom había comenzado a tener un poco... Tan solo un poco de humanidad con ella, sus palabras seguían siendo duras e hirientes, al igual que sus acciones, pero ahora... Era un poco diferente.

Lo odiaba... Con cada parte de su ser odiaba al tipo de trenzas que siempre que podía se burlaba en su cara, que le recordaba lo miserable que era su vida, el cual siempre le mencionaba lo débil que era.

Su vista subió al escuchar la puerta siendo abierta, y la figura del mayor, quien fumaba tranquilamente un cigarrillo.

─Tengo buenas noticias..─ Soltó con una sonrisa ladina. ─¡Oficialmente estás en venta!─ grito eufórico.

─¿Se supone que eso me ponga feliz?

─Realmente no me importa como te sientas, pero ganaré millones.

La pelinegra bajo su mirada, sintiendo el cansancio inundar su ser, ni siquiera se dió cuenta cuando ya había comenzado a llorar y las gotas caían en el suelo.

─Te odio tanto. ─ Susurro la menor, causando la risa del mafioso.

─¿Me odias?─ Se colocó se cuclillas. ─ ¿Y crees que yo te quiero o algo asi? No... Muñeca, el sentimiento es mutuo.

─¿Por qué conmigo?...

─Tu padre estaba endeudado y-─ La joven lo interrumpió.

─¡Eso es una maldita excusa! ¡Hay muchas adolescente lindas, otras dispuestas a esto! ¡Nosotros estábamos pagando y no había necesidad de hacer esto! ¡ERES UN MALDITO HIJO DE P-

El gran estruendo de un golpe resonó por toda la habitación, la mano del mayor había estampado contra el rostro de la joven, el cual estaba ladeado, con el cabello alborotado por el muy fuerte golpe.

Mientras que el de trenzas se encontraba firme, volvió a su posición antigua y tomo la silla que se encontraba en la habitación, para estamparla contra la pared, rápidamente dos guardias entraron al cuarto.

─¿Quien los llamo? ¡SALGAN IDIOTAS!─ La voz exaltada y furiosa del de trenzas les hizo saltar y acatar sus órdenes.

Lydia aún estaba procesando lo que habia ocurrido, llevo una de sus manos a su mejilla, y tocó está con suavidad, le ardía como los mil demonios, el dolor era insoportable, pero la sorpresa del suceso podía más.

Era la primera vez que Tom se atrevia a golpearla.

Y de repente todos los recuerdos de su padre llegaron a su cabeza, de repente recordo que se encontraba a manos de narcotraficante más temido del maldito pais, que se encontraba con Tom Kaulitz.

─Carajo... Muñeca, yo trato de ser lo más amable contigo, y lo unico que haces es contestarme de mala manera y gritarme ¿Cómo crees que podría reaccionar?─ El de trenzas fingió preocupación y se acercó, tocando la mejilla de la menor, sacando algunas lágrimas. ─ Vamos... Llora, pequeña muñeca... Se por todo lo que has pasado, y también los problemas paternales que tienes.

Lydia sintió como aquellas palabras sacudían algo en ella, era extraño, giro su rostro, encontrando la mirada del mayor, pero está era totalmente neutral, como siempre, su rostro sin expresar ningún sentimiento.

Pero sus palabras...

Sus palabras, ¿Estaba preocupado? ¿Eso era una disculpa? ¿El verdaderamente se arrepintió? Todas y más dudas inundanban la cabeza de la menor, mientras que Tom solamente carcajeaba internamente, era exactamente lo que quería, y sabía cómo obtenerlo.

Solo quería entretenerse por un rato, le parecía divertido ver el rostro confuso de la débil joven frente a el, le gustaba jugar con la debilidad y saber que el nunca llegaría a tenerla.

Lydia se sentía tan confusa... El sentimiento en su pecho era extraño, nunca, dentro de tantos años había recibido palabras de ese tipo... Nunca nadie se había disculpado por lastimarla.

Un golpe de el se sentía como un beso...

La joven trago saliva, y nego mentalmente, Tom aguanto la risa que quería salir de su boca, y paso una de sus manos por el cabello de la chica, quien estaba atenta a sus movimientos.

─No quieres que esto se vuelva a repetir ¿Cierto?─ La chica nego, con lentitud. ─ Yo tampoco, muñeca, no quiero volver a golpearte... Entonces debes prometer mejorar tu comportamiento ¿está bien?

Lydia asintió con lentitud, extrañada por las palabras del mayor y el sentimiento que estás estaban generando en ella, y de esos momentos era de los que hablaba cuando decía que Tom tenía un poco de humanidad con ella.

Aunque para este solo sea uno de sus juegos, donde el era el único ganador.

El de trenzas se incorporó y camino hacia la puerta, dandole una última mirada a la joven, que aún seguía perdida en sus pensamientos.

Sabrina.
Holappp, espero que el proceso les este gustando, este es un nuevo experimento, nunca había escrito ningún libro con esta temática, por favor, si tienen alguna recomendación, mandenme mensaje a mi ig.
Ig:Sabs_gh.
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𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora