Chapter twenty seven

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─Lydia Miller.

El lugar era hermoso, realmente lo era, estaba rodeado de monte, el cual parecía haberse cortado, la casa era grande, y al estar cayendo la noche, unas luces color amarillento se prendieron en esta, había un pequeño muelle, que daba a un lago extenso y a simple vista, profundo, una cabaña..

El auto se detuvo, pero mi atención se la llevó a la camioneta color negra que se encontraba estacionada en la casa, voltee mi vista hacia Tom, quien se encontraba apagando el vehículo.

─No te alarmes, es Jhon... No le hables si no quieres, el viejo está medio loquito. ─Soltó y pude jurar que se estaba burlando de mí. ¡Si lo estaba haciendo!

Gire los ojos y el soltó una pequeña risa burlona, que resonó en mis tímpanos como si lo hubiera hecho con un parlante, tome la perilla de la puerta e intente salir por esta, pero su voz me detuvo.

─Fue una broma, mocosa.─ Aclaro, y sentí como alboroto mi cabello con una de sus manos. ─No te enojes.

Lo ignore y salí del auto, el imitó mi acción, mientras una sonrisa burlona se dibujaba en su rostro. Quería tomar su cuello y apretarlo hasta ver su cara morada por la falta de aire ¿Cómo se le ocurría semejante idiotez? A veces Tom ni siquiera pensaba en lo que salía por su gran e inservible boca.

Camine hasta su lado, y su mano tomo la mía, sorprendiendome, el ni siquiera se inmuto ante mi salto, entrelazó nuestros dedos, y el revoltijo en mi estómago se presento, las chispas con nuestros roces eran capaces de incendiar la lluvia, mi vista aún seguía clavada en nuestras manos, y el logro notarlo.

─Tus manos son lindas...─ Se encogió de hombros y comenzó a caminar, obligandome también a hacerlo.

Sonrei y me acostumbre a su tacto en mi mano, sentí como las apretaba levemente, y aún sin soltarme, saco unas llaves de su bolsillo, abriendo la puerta con facilidad, me dejó entrar primero, para después cerrar la puerta detrás de el.

Mi vista viajo hacia el interior de la casa, todo está tan hermoso, el estilo de la madera, recién pulido y pintado todo, los sillones, dos pequeños, uno grande y largo, un televisor el cual... ¿Estaba encendido?, observé al hombre que se encontraba tranquilamente con un café en mano, mientras unas caricaturas se reproducían en esta.

─Te dije que cuidaras de la casa, no que te aprovecharas de ella.─ Musitó Tom, con ironía en su voz, y el hombre volteo su rostro con lentitud.

Su cabello era algo largo, casi llegando a sus hombros, color negro intenso, una barba, apenas creciente y algunas canas notandose en esta, el hombre o "Jhon" sonrió y su mirada bajo hacia nuestras manos entrelazadas.

Sentí la sangre subiendo por mi rostro, y el sentimiento de vergüenza llenarme completamente, moví mis cabeza nerviosa, no me gustaba, no quería, no me sentia cómoda ante la presencia de un desconocido, ante un hombre, quería huir lo más lejos posible.

Lamí mis labios y las ganas de soltar la mano de Tom eran demasiadas, la picazón en mis piernas comenzaba a molestarme y ansiaba rascarlas con brusquedad y molestia.

El de cabellos largos se levantó de su sitio, y camino hacia nosotros, por inercia retrocedi con miedo, Tom volteo su rostro hacia mi confundido, pero rápidamente supo el porque de mi comportamiento.

Su mano soltó la mía y paso su brazo por mis caderas, atrayendome a su cuerpo, mientras dejaba un casto beso en mi cien, eso me dejó completamente ida.

Solo tardo un segundo en aquella acción, y yo me había quedado en trance por muchos más, aún podía sentir sus labios rozando mi frente, su aliento chocar contra mi piel, aún podía..

─Entonces... Ella es Lydia ¿No?─ La voz del hombre me saco de mis pensamientos. ─Soy Jhon, es un placer al fin poder conocerte. ─ extendió su mano hacia mi, la cual mire fijamente por unos segundos.

Mis dedos saltaban y mi mente dudaba si tomarla o no, el asco de volver a tener tacto con algún hombre... Me sentía asqueada, las ganas de vomitar me invadieron y por un solo momento pensé que vomitaria ahí mismo.

─No seas idiota, ya vete.─ Escuché a Tom responder, mientras tiraba suavemente la mano del tipo.

Jhon parecía comprenderlo y asintio, se giro nuevamente hacia el sofá y tomo un bolso color negro, le dió una sonrisa a Tom, quien le dió un movimiento de cabeza, para después simplemente salir por la puerta, y segundos después, el sonido de un motor se logró escuchar.

Lamí mis labios con nerviosismo, mi mente aún seguía procesando aquel asco inmediato ante aquel hombre... ¿Así sería siempre? No me importa, lo único que quería era no volver a estar cerca de alguien que sea del genero masculino.

─Mocosa...─ Me llamo, y mi cabeza hizo un pequeño "Click" cierto... Estaba perdidamente enamorada de uno.

Voltee mi rostro hacia el, estábamos demasiado cerca, su manos aún rodeaba mis caderas, y su respiración chocaba levemente con la mía.

─Uhum...─ Respondí aún aturdida.

─El... ¿Te asustó

─No... Solamente... No, ni siquiera yo se lo que pasó.

─Si es por la broma en el auto, el viejo no es loquito, o sea, solo un poco, pero es inofensivo.

Sonreí débilmente, y recorrí nuevamente la sala con mi mirada, sentí su mano aflojar el agarre en mis caderas.

─¿Tienes hambre? ─Pregunto y yo lo mire con una mueca, la respuesta era obvia. ─No me importa, comerás de todas maneras.

Gire los ojos y comenzó a caminar a lo que supuse que era la cocina, le seguí y casi caigo de boca cuando observe esta, todo estaba tan malditamente reluciente, que hasta parecía tener pequeños brillos impregnados.

Observe a Tom caminar alrededor de estas, tomando algunas ollas y sacando uno que otro trastes del estante.

─Mocosa... Tenemos un gran, pero gran problema...─ Se volteo hacia mi, y su semblante se volvió serio, pero burlón al mismo tiempo. ─Yo no sé cocinar, ni siquiera agua caliente.

Lo mataría, de eso estaba segura.

Sabrina.
Hoallala, ultimo capitulo del maratón de hoy, disculpen la tardanza y también el que el cap hoy sea más corto que todos, con esto me despido hasta nuestra siguiente actualización, buenas noches a todxsss ¡LXS ANO MUCHOOOOOO!
¡No sé olviden de votar y comentar! Cualquier duda, critica, opinión, aquí. <33

𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora