Chapter seventeen

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─Tom Kaulitz.

─Lydia, Lydia, Lydia.─ Repeti aquel nombre sin número de veces. ─Mocosa insoportable ¿Por qué eres tan desagradable?─ Me dije a mi mismo, mientras recostaba mi cuerpo en aquel sillón.

Algunas semanas habían pasado desde la llegada de mi gemelo, extrañamente no siempre estaba con Eliot, como yo pensé que sería el día que ambos se encontraran otra vez.

Cuando mi hermano termino con el corazón roto por culpa de ese rubio estúpido, la mandé lejos, muy lejos, con la excusa de que podríamos expandir el negocio, pero la verdad era otra.

Warren había salido para poder seguir con la investigación, Eliot también había salido, llevándose a Bill consigo, sabía que algo sucedía entre esos dos, mi gemelo estaba de un humor terrible, y hasta se podría decir que irritado con todos, aunque con mi mocosa era un poco... Más amable, se podía decir que se llevaban bien.

Lydia... Esa niña de risa escandalosa, de ojos cafés, tan relucientes y saltones, tan profundos que te hundes en ellos como si de un océano se tratara, su cabello azabache, tan oscuro como la noche, tan suave y hermoso, esos labios... Tan sensuales y rosados, tan atrayentes, para adictivos, tan míos.

No sabía que hacer con aquella mocosa, me tenía hecho un lío, era extraño, era horroroso el sentimiento de querer tenerla conmigo, de querer protegerla, de verla, de sentirla.

Débil... Ella era debil, y yo lo sabía más que nadie, aunque me enteré sobre la pelea que tuvo con Olivia, el orgullo en mi pecho crecía cada vez más, el saber que ella estaba ¿Creciendo? Estaba siendo fuerte.

Me levanté de mi lugar, para poder caminar en dirección a mi habitación, donde aquella pelinegra se encontraba, posiblemente dormida, era demasiado temprano, muy, hasta yo mismo me sorprendia de la hora en la que me había despertado.

Pero aquellas dudas y emociones desconocidas no me dejaban descansar, pero si yo no dormía, nadie en esta casa lo hacía, todos... Menos ella.

Me sentía patético, realmente me sentía de aquella manera, tan estúpido por intentar quererla aunque sea un poco, pero se me hace imposible, el amor que cabía en mi alma no podía ser suficiente para un ángel tan glamuroso.

No podía ofrecerle un amor tan oscuro, no lo merecía.

─¡Tom! ¡Tom!─ La voz angustiada de Warren me hizo voltear con rapidez.

Abrí mis ojos, su ropa estaba llena de sangre, y por un momento me preocupe, pero supe de inmediato que no era suya.

─¿Que carajos pasa?─ Me acerque.

─Albert... ─Hizo una leve pausa, respirando descontroladamente. ─El padre de Lydia está muerto.

(...)

Narrador Omnisciente.

Ambos jóvenes se mantenían en silencio, mientras su vista estaba en aquel cielo azul, adornado por algunas nubes, escuchando las hojas de los árboles moverse.

Se encontraban sentados en la orilla de un muelle, que daba directamente a un hermoso lago, era un lugar no tan poblado, pero siempre habían más de una persona que se encontraba habitando este.

El rubio jugaba con sus manos, nervioso, la simple presencia de Bill le ponía los pelos de punta, y no por terror, si no por culpa... La culpa que llenaba su pecho por lo sucedido años atrás, por todo el sufrimiento que le causó.

El pelinegro mantenía su mirada en el reflejo de aquel lago, perdido en sus pensamientos, en los sentimientos que le provocaba estar al lado de su primer todo, la electricidad saliendo de sus cuerpos, aquella chispa que antes los envolvía, luchando con todas sus fuerzas, para poder volver a brillar de la misma manera.

𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora