─Lydia Miller.
Acomode mi cuerpo en aquel sofá, al igual que mi vestido, tratando de tapar un poco más de mis piernas, hace algunas horas Tom se había ido, junto con Warren y Eliot, dejándome en el club, justamente en el mismo salón donde ocurrió el incidente de aquella vez.
Y era cierto... Podía notar como habian algunas personas, las cuales me miraban por unos cuantos segundos, y cuando yo volteaba la mirada, estos rápidamente la apartaban, temian de algo... ¿De mi? No, de Tom.
─¡Ly!─ Escuché mi nombre, siendo llamado con euforia, y por el tono de voz supe rápidamente de quién se trataba.
─Emma... Hola, de nuevo.─ Salude un poco incómoda, la rubia no era mala, al contrario, su personalidad era tan alegre que por unos cuantos momentos te la contagiaba.
Nuestras presentaciones no fue tan formal, Tom simplemente le amenazó, ordenando que no me dejara sola, pero claramente la rubia se perdía por unos buenos ratos.
Observe como tomaba asiento a mi lado, y otra chica, pelo castaño, quedaba frente a mi, con una sonrisa totalmente falsa.
─Lydi, ella es Olivia... Una de las chicas que trabajan aquí.─ Presento, y yo le dedique una sonrisa a la castaña.
─Mucho gusto, Oliva... Soy Lydia.─ Le ofrecí mi mano, y ella simplemente la ignoro, para tomar asiento al lado de Emma. Le reste importancia y baje mi mano.
─Así que... Tu eres la zorrita de Tom ¿Cierto?─ Arrugue mis cejas y voltee mi rostro hacia ella. ─Claro que lo eres, yo también fui la consentida de Tom por un tiempo, se los privilegios que trae eso.
─¿Disculpa?─ Solté una risa irónica, tratando de no perder ningun estribó. ─No... Creo que estas equivocada, no soy la zorra de nadie, mucho menos de Tom.
─¿Entonces por qué más el se comportaría de esa manera? Seguramente eres muy buena a la hora de complacerlo.─ Soltó, y pude jurar que se estaba burlando.
─No tengo necesidad de darle placer para que el se comporte de esa manera. ─ Sonreí, elevando mis cejas. ─ Y creo saber por dónde va esto... ¿Te enoja el simple hecho de que ya no seas la consentida de tu jefe? Dime... ¿Cuántas veces tuviste que acostarte con el para que te diera un poco de dinero extra? ─ Hice una leve pausa, esperando su respuesta. ─¿Y que crees? Tom a mi no me ha tocado ni una sola vez... Creo que deberías saber tu lugar.
Le di una última y me levanté de aquel sitio, comenzaba a estresarme, mis intenciones nunca fueron discutir, pero ella me atacó... Y no solo una, si no, dos veces.
Dispuesta a bajar, para poder distraer mi mente un poco, para desobedecer las órdenes de Tom, me daba completamente igual seguirla.
Sentí como me tomaban del brazo y hacian una leve presión de empujón para poder estampar mi cuerpo contra la pared más cercana, pero antes de que aquello sucediera, me voltee con rapidez y recordee una de las técnicas que Tom me había mostrado.
Justamente con la mano que me tenían, subí está hasta el cuello de la persona, haciendo presión para empujar su cuerpo, y está vez estamparlo contra la pared, ejerciendo un poco de fuerza en su cuello, el cual había quedado presionado con mi brazo.
─¿Que intentabas hacer?─ Pregunte, con una sonrisa neutral.
─Suéltame, idiota, no saber con quién te metes.─ Me amenazo, lo que me causa aún más gracia.
─Olivia... ¿Acaso Emma no te informo de las ordenes de Tom?─ Acerque mi rostro al de ella, sintiendo su respiración desesperada. ─La primera persona que me tocará un solo cabello, le cortaría la mano y dedos... ─ Hize un poco más de presión en su cuello. ─Y si no lo hace el... Lo haré yo.
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𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.
Fanfiction"𝙀𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚 𝙨𝙤𝙧𝙥𝙧𝙚𝙣𝙙𝙚, 𝙖𝙪𝙣𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙚́ 𝙚𝙨𝙘𝙧𝙞𝙩𝙤 𝙙𝙚𝙨𝙙𝙚 𝙚𝙡 𝙥𝙧𝙞𝙣𝙘𝙞𝙥𝙞𝙤." ─Tu no puedes querer a nadie, por qué para eso necesitas un corazón..─ Musitó la pelinegra, con sus mejillas empapadas de...