Chapter thirty one

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Narrador Omnisciente.

Tom arrugó su rostro, aquel sentimiento de angustia era cada vez más fuerte, se volvía cada vez más presente, hasta el punto que realmente le molestaba, que le estresaba.

Movió su cabeza de lado a lado, intentando ignorar ese horroroso y molesto sentimiento, no quería interrupciones, no teniendo un caso muy importante que atender.

Se encontraba en aquella sala de su club, en aquella sala donde por primera vez le mostró a Lydia lo que era capaz de hacer si le tocaban, que le importaba, aunque comenzaba a aceptarlo, le gustaba, solo un poco.

A su lado estaba cómodamente Jhon con una computadora en sus piernas, mientras tecleaba con rapidez, muchas veces le llegó a recordar a Eliot, la emoción en los ojos del rubio al ver algo de tecnología, las veces que lloro por qué le regalaba alguna estupidez.

El espíritu de Warren se centraba en Alessandro, cada vez que miraba al moreno, siempre le hacía recordar a su más fiel compañero, pero nada... Nadie, por más hombres que tuviera, ninguno se compara a los que conocio cuando tan solo era una cría.

Soltó una pequeña risa, atrayendo la mirada del peli largo, quien hizo una mueca, prefiriendo no preguntar.

─¿Cómo está Lydia?─ Pregunto el mayor, Tom bajo levemente la cabeza, intentando ocultar la sonrisa.

─Bien... Está bien, está mejorando.─ El de trenzas se encogió de hombros, aparentando tranquilidad.

─Y... ¿Lo de ustedes?

Tom arrugó su frente, volteanod su rostro hacia su amigo, confundido, y segundos después pudo captar a lo que se refería.

─Ah... Eso.─ Lamió sus labios, y guardo silencio por unos momentos, buscando, por primera vez, las palabras indicadas. ─Nosotros... N-nosotros, estamos ¿Normal? ─Jhon soltó una carcajada ante aquello, sin despegar su vista de la pantalla, recibiendo un gruñido molesto. ─Le compre flores...─ Susurro, muy, muy bajito.

─¿Que dijiste?

─Le compré flores. ─Susurro de la misma manera, pero esta vez Jhon si logro escuchar las palabras, dejo de teclear y se quedó ido por unos segundos, su boca se abría cada vez más, y sus manos temblaban levemente, volteo lentamente su rostro hacia el de trenzas, dispuesto a hablar. ─No digas nada. ─ Amenazó. ─Solo... Fue un impulso.

Jhon apretó sus labios, sus ojos se abrieron de par en par, y una risa reprimida se podía notar en su rostro.

─Flores.. Tom, le compraste flores...

─Exactamente... Tulipanes.─ Aclaró.

El peli largo estaba por decir algo más, cuando una alarma en la computadora comenzó a sonar, inundando sus oídos, y los de su compañero, quien rápidamente borro la sonrisa de su rostro, y se concentro en el objeto ruidoso.

─¿Que mierda?...─Susurro el de cabellos largos. ─Tom, los censores de movimiento agresivo se han activado. ─ Su voz comenzaba a alterarse. ─¡Tom, alguien entro y derribo la puerta!─ El de trenzas sintió como el sentimiento de angustia explotaba dentro de el, estaba apunto de vomitar, pero la preocupación de que Lydia estaba sola le era más.

Sin esperar ninguna otra palabra, se levantó desesperado y corrió a escaleras abajo, sin importarle las miradas de todos en el lugar, sin importarle una mierda la ubicación de Flavio, entro al auto y tomo su móvil entre sus manos m, temblorosas, el nudo en su garganta se hacia cada vez más grande.

Prendio el motor, y las llantas chillaron al momento de arrancar, coloco su móvil en su oreja, mientras con la otra mano conducia como mercenario, podía escuchar los gritos de las personas molestas, y de algunos conductores molestos, no le importo.

𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora