Chapter thirty three

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Narrador Omnisciente.

─¿Cómo te sientes hoy?─ Pregunto, la menor con una sonrisa, mientras dejaba un vaso de agua y una píldora en sus manos.

Tom arrugó su rostro, pero no se negó a tomar aquello, ya más de una vez tuvo discusiones con Lydia por no querer seguir con el tratamiento, llevo la pastilla a la boca y de inmediato también el vaso.

─Estoy bien.─ Respondió, cuando ya la píldora habia pasado por su garganta, su rostro neutral, sin mostrarle ninguna expresión.

La menor fingió una sonrisa tranquila, sin querer mostrar el dolor que aquellas acciones y palabras desinteresadas le causaban, llevaba días actuando de esa manera, exactamente dos después de que despertara, comenzó a actuar de una manera tan indiferente, que comenzaba a dolerle.

─¿Jhon está en casa? Tengo que salir.─ informo el de trenzas, levantandose y caminando hacia su armario.

La pelinegra le siguió con la mirada, el nudo en su garganta le evitaba hablar con normalidad, sentia que en cualquier momento explotaría.

─N-no.. Jhon aún no vuelve.─ Aclaro.

─Avísame cuando lo haga.

─¿Saldrás? Tom, aún no estás totalmente recuperado.

─No me importa, es un asunto de relevancia.

─Nada tiene más relevancia que tú propia salud, Tom, se conciente, aún no puedes andar por ahí, en las calles, peleando con nadie, estás herido. ─Tom cerro sus ojos con frustración, mientras soltaba un suspiro. ─ Te quedarás quieras o no ¿Lo entiendes? Aún no estas en estado de salir a las calles.

─¡NO ES TU MALDITO ASUNTO!─ El grito furioso del mayor le hizo dar un pequeño salto, y al mismo tiempo retroceder.

Los ojos de la menor encontraron los de Tom, llenos de ira, de enojo, pero algo en ellos era diferente, parecian estar obligados a mostrar esas emociones.

Parpadeo miles de veces, negandose a llorar, claro... Lo haría, pero no frente a el.

─No te entrometas niña, no trates de fingir que te importa, porque se que no lo haces, simplemente finges, siempre es así. ─Escupió.

La chica arrugó su rostro, dolida ante aquellas palabras, indignada.

─Te equivocas, me importas, Tom... Me importas demasiado, y trato de demostrarlo en cada una de mis acciones, pero parece que ningunas han sido suficiente.

El mayor camino de forma amenazante hacia la menor, provocando que chocará brutalmente contra la puerta, colocando sus manos por arriba de su cabeza, acorralandola por completo.

─¿Por qué?... ¿Por qué te importo, Lydia?─ Soltó con repugnancia.

─Porque me gustas, y te quiero, te quiero como nunca pudo lograr querer a nadie, y por eso me preocupa todo lo que hagas, tus movimientos, cada una de tus heridas, me preocupan.─ Las palabras salían con rapidez, sin pensar en lo que estaba haciendo o provocando.

Tom bajo su mirada hacia los rosados labios de la menor, y lamió los suyos, acercó sus rostros, chocando sus narices, jugando entre estas, sus respiraciones profundas.

─¿Me quieres? Mocosa... ¿Realmente me quieres?

─Uhum...─ Asintio, cerrando sus ojos, disfrutando dea sensación. ─Te quiero...

─¿En qué sentido?─ Pregunto.

─En todos los que existan.─ Respondió con rapidez.

─Entonces que se jodan todos.─ Fueron sus últimas palabras, para atacar los labios de la menor, y envolverlos entre los suyos, saboreando, lamiendo, mordiendo.

𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora