Chapter fifteen

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─Tom Kaulitz.

Estampe su espalda contra la fría pared de la habitación, mientras mi boca devoraba su cuello, y mis oídos eran deleitados por sus perfectos jadeos.

Mis manos buscaron el filo de su vestido, para comenzar a subir este por sus piernas, de forma suave, disfrutando del como mis dedos tocaban su piel, del temblor y el cómo casi ni siquiera podía mantenerse de pie.

Subí mis labios hasta su mejilla, pasando a su oreja y mordiendo el lóbulo suavemente, subí el vestido arriba de su ombligo, pasando mis manos por su trasero, apretando a mi antojo.

Baje mi mirada hacia sus piernas desnudas, y podía jurar que estás brillaban, más cicatrices ya eran pocas y casi transparentes, mi vista se fue hacia su ropa interior... Si, recordaba haber comprado ese conjunto.

─Mocosa..─ Subí mi mirada a su rostro, su cuello con manchas rojizas, su cabello alborotado, sus labios inchados y sangrando por mi agresividad, y sus mejillas levemente sonrojadas. ─Eres una preciosidad.

Tome su cintura y con brusquedad lanze su cuerpo a la cama, subiendome rápidamente sobre ella, tomando sus labios entre los míos, sus manos buscaron mi pecho, subiendo a mi cuello, donde sus perfectas uñas causaban un leve daño.

Pase mis manos por sus piernas, abriendo estas, acariciando su muslo, llegando a su pantorrilla, hasta que se entrelazaran en mi cintura.

Me abrí paso entre sus labios para poder introducir mi lengua, y dominar por completo aquella situación, comencé a moverme, simulando pequeñas embestidas, a las cuales ella respondia con gemidos ahogados.

Nos aleje para poder recuperar el aire en nuestros pulmones, y fue mi peor error... Sus ojos cafés me atraparon por completo, Siempre lo hacían, y era algo que me encantaba.

─Tom...─ Me llamo, sacándome de mi ensoñacion.

─¿Que pasa, Muñeca? ─ Baje mis rostro a su pecho, comenzando a dejar pequeños chupetones en este.

─Yo... Nunca... Nunca he..─ Trago saliva, y subí mi rostro, pero ella rápidamente esquivo mi mirada, por primera vez...

─¿Tu qué?─ Pregunte sin entender, y ella se sonrojo hasta las orejas.

Y lo entendí... Sus besos tan torpes, pero magníficos, sus caricias tan desubicadas, pero que rápidamente me prendían, su falta de conocimiento a cuando le pregunte sus posiciones favoritas, ella nunca...

─¿Nunca has follado con alguien?─ Pregunte, una de mis características era ser muy directo.
Ella nego lentamente, y no sabía que era aquel sentimiento que comenzaba a invadir mi pecho ¿Culpa? ¿Miedo? ¿Arrepentimiento? ¿Deseo?
L estaba quitando toda su pureza, toda su inocencia... ─Entonces... Tu aún eres ¿Virgen?

─No... Nunca he estado con nadie.─ Respondio y pude notar como se tensaba.

Era un maldito trofeo, era como una pequeña paloma, tan blanca he inocente, tan pura, tan tonta...

Asentí suavemente, y tome su menton con brusquedad, obligandola a mirarme a los ojos... Esos malditos ojos...

─Bien... Entonces te daré la bienvenida.─ Sonreí ladino y dejé un casto beso en sus labios, para bajarme suavemente de su cuerpo, hasta quedar entre sus piernas.

Abrí estás con suavidad y lami mis labios, la mocosa era nuevo en esto, así que debía tratarla con suma delicadeza, y claramente yo no sabía cómo hacer eso.

Tome el filo de sus bragas, deslizando estás por sus perfectas y brillosas piernas, juraba que la dejaría temblando.

─¿Alguna vez te han llevado a ver la estrellas, niña?─ Pregunte, sonriente al tenerla en aquella posición. ─ Yo las traerá a todas y cada una de ellas... Solo para que tú puedas verlas.

𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora