Narrador Omnisciente.
Tom manejaba aquel auto con tranquilidad, pero sus manos apretaban el volante con tanta fuerza que sus nudillos se volvían pálidos. Bill miraba a su gemelo desde el asiento de atrás, con preocupación en su rostro, sabía que cuando Tom actuaba de lo más tranquilo, es cuando su mente era más aterradora.
Eliot se encontraba en el asiento de copiloto, con una laptop en sus piernas, sus ojos concentrados en la pantalla, y sus dedos tecleando en esta, todos concentrados en una cosa, solo en una.
Recuperar a Lydia.
─Treinta minutos para la iniciación.─ Pronunció el de trenzas, ante el micrófono para poder comunicarse con todos sus equipos.
El rubio trago saliva, su área siempre había dios la tecnología, y Tom lo sabía a la perfección, pero esta vez el trabajo era difícil, demasiado, estaban intentando encontrar a uno de los mafiosos italianos más peligrosos... Pero de quién se escondió era de Tom kaulitz, niveles.
─Benjamín, observaciones en el perímetro.─ Hablo el rubio, y unos segundos bastaron para recibir la respuesta del mencionado.
─Todo parece estar bien, las personas habitan el club con normalidad, la mayoría son hombres, y creo poder reconocer que son enemigos del Jefe. ─Informo. ─Espero órdenes.
Tom asintio, dando a entenderle a su compañero que había escuchado la información, y no tenia ninguna opinión respecto a aquellas palabras, y eso les resultó extraño, ya que el de trenzas siempre, más de una cosa tenía que decir, pero esta vez no fue así... Solo silencio.
─Alessandro ¿Que es lo que ves?─ Hablo Eliot, nuevamente por el micrófono.
─Estamos detrás de la casa, cuando marque el tiempo indicado vamos a rodear está para poder atacar, todo está normal, pero parece que hay más guardias de seguridad. ─Informo.
─¿Pueden con ellos?─ Hablo Tom.
─Si, sus armas son una verdadera decepción.─ Se burló. ─Espero órdenes.
Eliot asintió, cortando su comunicación, y Bill volteo a ver para atrás, observando las dos camionetas que les seguían.
─Tom... Ellos son de nuestro equipo ¿No?─ Pregunto el pelinegro, aún observando los vehículos.
─Si, con entraremos y saldremos de dónde sea que se esconda Flavio, Bill necesito que cuando recibas la orden de Eliot actives la bomba que será colocada en cuanto lleguemos, no quiero que salgas de este auto, por nada del mundo se te ocurra.
El pelinegro giro sus ojos, mientras dejaba caer su cuerpo en el asiento, Tom ignoro el suspiro frustrado de su hermano, y no estaba haciendo aquello para "protegerlo" no, sabía y no dudaba ni una sola gota de que Bill podía luchar como nadie, pero era el único que sabía cómo activar aquella máquina mortal.
─Eliot ¿Cuanto falta para llegar al laboratorio? ─Pregunto el de trenzas, ya que ese era el lugar destinado dónde el equipo de inteligencia y rastreo se encontraba.
─Ya estamos cerca, dobla por aquí.─ Hizo una pequeña seña, y casi de inmediato observaron lo que parecía un búnker subterráneo, siendo protegido por tres hombres, quienes rodeaban la puerta.
─No salgan, esperen mi señal.─ Ordeno el de trenzas, mientras abria su puerta y salía del automóvil con tranquilidad, con discreción busco el arma de su cintura, asegurandose de que está seguirá en su lugar.
Camino lentamente hasta aquel búnker, y los hombres rápidamente levantaron sus armas hacia su persona, Tom solo una pequeña risa seca.
─Tengo tratos con Jhon, abran. ─ Ordenó, pero los guardianes seguían en su posición, y uno de ellos nego con lentitud.
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𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.
Fanfiction"𝙀𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚 𝙨𝙤𝙧𝙥𝙧𝙚𝙣𝙙𝙚, 𝙖𝙪𝙣𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙚́ 𝙚𝙨𝙘𝙧𝙞𝙩𝙤 𝙙𝙚𝙨𝙙𝙚 𝙚𝙡 𝙥𝙧𝙞𝙣𝙘𝙞𝙥𝙞𝙤." ─Tu no puedes querer a nadie, por qué para eso necesitas un corazón..─ Musitó la pelinegra, con sus mejillas empapadas de...