─Tom Kaulitz.
¿Enamorado? Nahh.
─Joven... Nuestras rosas son las más lindas, pero a como usted me describió a su amada, le recomiendo llevarle Tulipa es un género de plantas perennes y bulbosas perteneciente a la familia Liliaceae, en el que se incluyen los populares tulipanes.─ Asenti, sin entender una sola palabra de lo que la señora frente a mi me decía, se movió por su tienda, buscando los famosos "Tulipanes".
Ni siquiera sabía que estaba haciendo en este lugar, y mucho menos el porque le estaba comprando flores, o porque me preocupaba tanto el que le gustara, o porque llevaba más de treinta minutos buscando la rosa perfecta, ¡O el porque tenía tantas dudas!
Mire el reloj en la pared, eran cerca de las seis de la mañana, tenía algunos asuntos que resolver en mi antigua casa, Alessandro era un buen líder, pero le faltaba voz, las semanas habian pasado, actualmente llevaba un mes con Lydia en la cabaña, un mes cuidando de esa mocosa insoportable.
Y a lo lejos observe una pequeña tienda, muy linda, se podía decir acogedora, mi atención fue captada por los ramos de flores que se encontraban fuera de esta, y ella... Ella me invadió con rapidez, el tan solo pensar en su cara sonrojada, su sonrisa extendida por todo su rostro, sus ojos brillosos por la felicidad, y sus perfectas manos tomando el objeto.
Moví mi pies con desesperación ¿Flores? ¿Por qué carajos yo estaba comprando flores?
─Todos nuestros tulipanes son preciosos, pero estos... Estos son los que guardo para ocasiones especiales.─ La señora me mostró un ramo de estos, eleve una de mis cejas, la verdad es que si eran un poco de mi gusto.
Eran como unos grandes capullos color blanco, pero el tono morada no se perdía, combinando con un toque de azul, tome entre mis manos aquello, pude contar las trece flores, y al ser un poco grandes, daba la ilusión de que eran más de veinte.
─Me los llevo.─ Si... Le llevo flores.
La mujer de edad sonrió y hize una mueca, no acostumbraba a ser amable con las personas, y mucho menos con una doña que ni siquiera sabía que existía, pero ella me estaba vendiendo las flores de mi mocosa, haría el intento.
Con una de mis manos libres saque mi billetera de mi bolsillo y tome el primer billete que sobresaliera, para entregarlo de inmediato, me gire sobre mis talones, directo a mi auto.
─¡Joven, no tengo cambio!─ Escuché el grito de la señora, y pude jurar que estaba enojada, le mire sobre mi hombro.
─Entonces quedeselo.─ Está vez no espere, ni me importo si me volvía a llamar, camine hacia mi auto y abrí la puerta correspondiente, coloque el ramo en el asiento del copiloto, para poder tomar mi logra como conductor.
Prendí el motor, y segundos después el chillido de las llantas se pudo apreciar, el paisaje lleno de árboles era algo reconfortante, la verdad es que extrañaba llevar una "vida normal", aunque nunca con la palabra en su máxima expresión.
¿Enamorado? No... No me identificaba como una persona enamorada, eran tan estúpidas, tan tontos y débiles, yo soy fuerte y para nada tonto, no estoy enamorado, mucho menos de Lydia, ni siquiera me importa el cómo me sonríe y se despide antes de dormir, o el cómo se emociona al momento que le hago algún halagó, mucho menos las tantas veces que nuestras miradas toman vida propia, conectandose de manera instantánea, y aún peor, no me importaba cuando uniamos nuestras manos, y sentir esa extraña electricidad, e igualarlo a la vez que me dispararon con un cable paralizante.
Enamorarse es de perdedores.
Divisé la cabaña a lo lejos, y una sonrisa aparecio en mi rostro, debía de admitir que era algo que me cabreaba, solo ella podía hacerme sonreír y enojarme al mismo tiempo.
Estacione el auto y espere unos pocos segundos para que el motor se enfriará.
Mentiroso.
Pude escuchar a mi subconsciente, claro... No es que me sintiera nervioso, no para nada, no me importaba en lo absoluto lo que la mocosa opinara, me importaba una mierda si no le gustaban.
Baje del auto, no sin antes también tomar el ramo de flores entre mis manos, las cuales extrañamente temblaban, saque las llaves de mi bolsillo, tratando de provocar sonido, y así inventar una excusa barata.
Pero claramente el destino no estaba de mi lado, no hoy.
Al momento que abrí la puerta y abrí esta, aquellos ojos marrones me miraron con rapidez, inspeccionando cada parte de mi, hasta llegar al objeto grande y esponjoso en mis manos, trague saliva, y repetí miles de veces que no me importaba, por qué realmente no lo hacía ¿O si?
Camine hacia ella con lentitud, y estaba apunto de vomitar, me sentía mal, por un momento me mareé, y al otro mi estómago sonó al punto de que solo yo pudiera escucharlo, la presión me subió, y pude jurar que se me había olvidado como respirar.
Ella me miraba con curiosidad, pero una sonrisa ladina se había formado en su lindo y adormilado rostro, se encontraba en el final de las escaleras, su cabello aún alborotado, al igual que su ropa desordenada.
─Las... Las encontré tiradas por ahí, las ví y me recordaron a ti, tan abandonadas y feas. ─ Me encogi de hombros y ella hizo una mueca.
─JA-JA.─ Se rió sarcásticamente, pero casi de inmediato una sonrisa coqueta en su rostro, camino hacia mi, y estuve apunto de salir corriendo. ─Voy a ignorar el hecho de que me has dicho fea y abandonada, para poder admirar que me trajiste flores.
─Las encontré botadas.─ Aclare.
─Ujum..─ Se acercó aún más, la diferencia de estatura hacia que la escena fuera una más divertida, pude notar como se paraba de puntillas y depositaba un suave pero caluroso beso en mi mejillas, lo que me hizo tambalear.
─¿Te gustan? Bueno, no es como si tuviera muchas opciones, ya que en el lugar donde estaban había otros ramos en el suelo, pero yo me decidí por este, puedo cambiarlo si quieres. ─lami mis labios.
─Me encanta, muchas gracias por comprarme flores.─ Soltó, y sus manos fueron hacia el ramo, donde las mías aún estaban puestas, rápidamente sentí su tacto.
─No las compré, las encontré botadas. ─ Repetí.
─Y me gustan demasiado.
─De igual manera no me importa.
Falso, si me importaba, y mucho.
Y lo que no me convencia demasiado era que ella se estaba comportando como la dominante, o sea, ¡Esa es mi personalidad!
Gruñi y ahora fui yo quien se acercó a ella, haciendola retroceder, sonreí ladino, y su espalda choco con la fría pared, tome su mentón con suavidad, mientras acariciaba su mejilla con mi nariz, olisqueando su exquisito olor.
─¿Q-que haces?─ Hablo, claramente nerviosa.
─Mocosa... Que te quede claro, yo no te compre flores, las encontré por ahí.
Sabrina.
AHAOLLA SU REGALOOOOOL DE NAVIDAD UHUHUHU, Disculpen la tardanza, tuve demasiadas tareas y trabajos, el estrés me estaba matando, pero tome un poco de tiempo para poder escribir estos dos capítulos, muchas gracias por su paciencia. ¡LXS ANO MUCHOOOOOO!
¡No sé olviden de votar y comentar! Cualquier duda, critica, opinión, aquí.<3
ESTÁS LEYENDO
𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.
Hayran Kurgu"𝙀𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚 𝙨𝙤𝙧𝙥𝙧𝙚𝙣𝙙𝙚, 𝙖𝙪𝙣𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙚́ 𝙚𝙨𝙘𝙧𝙞𝙩𝙤 𝙙𝙚𝙨𝙙𝙚 𝙚𝙡 𝙥𝙧𝙞𝙣𝙘𝙞𝙥𝙞𝙤." ─Tu no puedes querer a nadie, por qué para eso necesitas un corazón..─ Musitó la pelinegra, con sus mejillas empapadas de...