─Tom kaulitz.
Observé su cuerpo en la cama, su respiración era tranquila, su rostro estaba perfectamente limpio, su cabello azabache a cada lado de su rostro, sus ojos cerrados, mientras sus manos descansaban sobre su estómago, y una sábana cubria el resto de su cuerpo.
Me encontraba de pie en el marco de la puerta, mi pecho estaba hecho un lío, no sabía que hacer, que decir, como actuar, nunca me había imaginado en aquella situación, nunca me había imaginado sentirme de esa manera, tan angustiado, tan vulnerable.
Dos semana había pasado desde lo ocurrido con el italiano, el cual aún seguía oculto entre todas las alcantarillas posibles, tenía a todos y cada uno de mis hombres trabajando en el y su ubicación, hasta el propio Jhon se había ofrecido.
Había un hueco en mi corazón que me molestaba, y me hacia enfurecer, había algo en mi sistema que no me dejaba en paz, y cada vez que observaba sus ojos vacíos, sin algún brillo en ellos, podía recordar el por qué mi desesperada molestia.
Aún no había podido hablar con ella... No del todo, solamente lo básico, sabía que fue muy duro, y no quería obligarla a volver y buscar en su mente todos esos dolorosos momentos en aquella horrorosa casa.
Las cicatrices en sus piernas, en sus brazos, los moretones en su rostro, todo de lo que ella tanta había temido había vuelto, y yo no fui capaz de protegerla... No fui capaz de cumplir mi promesa.
Mi casa estaba hecho un hospital, tenía todo tipo de doctores en esta, máquinas con sonidos extraños y medicinas por todas las mesas, no era ningún problema, el personal se encargaba de ordenar todo después de ser usado.
Su mirada siempre evitaba la mía, y cada roce que teníamos ella se apartaba con rapidez, se hundía en sus pensamientos, y las lágrimas no tardaban en salir de sus mejillas, las profundas heridas de sus palmas, causadas por ella misma, con sus uñas, eso me provocó un sentimiento extraño, como nunca, realmente me jodió entender el porque de aquella nueva manía.
"La forma en la que penetraron su interior fue muy agresiva, y al nunca atender su sangrado o llévala con algún ginecólogo para tratarla como es debido, entonces la infección se desarrollo demasiado, estamos tratando de que no afecte todo su sistema, pero de algo estamos seguros... Ella no podrá engendrar, nunca..
Lo sentimos."
Me sentí estremecer con tan solo recordar las palabras dichas por la doctora, su mirada expresando toda la sinceridad, y yo solamente pude mantener mi semblante serio, sin expresión.
"Bien, gracias."
Esa fue mi única contestación, para poder alejarme y ahora estar frente a ella, admirando su semblante, pensando en como se tomará aquella noticia.
La verdad para mí no era algo que me afectará, o simplemente no quería aceptarlo, no me gustaban los niños, eran tan ruidosos y chillones que tan solo imaginarlos me ponía de malas, pero... No, no cambiaria de opinión ante esas criaturas.
Mi preocupación iba a el cómo ella reaccionaria, no quería verla llorar, ya no más, me cansaba de una manera tan rápida, y no por qué me molestaba, si no por el hecho de saber que ella no merecía ese sufrimiento.
La vida era injusta... Pero a su mismo tiempo justa, yo no merecía ser feliz, no después de todo lo que he hecho, después de todo lo que he destruido, especialmente a las personas que más me intentaron a ayudar.
Lydia... Una persona que ha sufrido desde muy corta edad, para terminar en las manos de un criminal, de los peores, uno el que ella supo atrapar a la perfección, y sin hacer un mínimo esfuerzo... Y acomo lo deduje, ella salió herida con el simple hecho de acercarse a mi.
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𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.
Fanfic"𝙀𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚 𝙨𝙤𝙧𝙥𝙧𝙚𝙣𝙙𝙚, 𝙖𝙪𝙣𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙚́ 𝙚𝙨𝙘𝙧𝙞𝙩𝙤 𝙙𝙚𝙨𝙙𝙚 𝙚𝙡 𝙥𝙧𝙞𝙣𝙘𝙞𝙥𝙞𝙤." ─Tu no puedes querer a nadie, por qué para eso necesitas un corazón..─ Musitó la pelinegra, con sus mejillas empapadas de...