─Lydia Miller.
Deje que mis pies rozaran levemente el agua, estaba fría, y su aspecto tranquila me lograba calmar de alguna forma, podía ver algunas rocas en el fondo, por su transparencia y la hermosa liquidez mis ojos no podía apartarse, pero mi mente era otra situación.
No me gustaba la sensación de ansiedad que me producía el nerviosismo, y no cualquiera, si no el que me invitaba a hacerme daño, las marcas en mi piernas, los rasguños en estás eran cada vez más grande y sangrantes, aprovechaba cada momento del día en el que Tom no se encontraba y poder liberar toda la presión en mi alma.
Aún no podía controlarme, aún no podía dejar de pensar en todo aquello, en todo lo que pasó, y mentía, simpre lo hacía cuando Tom le preguntaba de su estado.
"¿Cómo te sientes?"
"Estoy bien... Creo que estoy mejorando".
Y con inteligencia lograba desviar el tema, sabía que no tardaría mucho tiempo para que el descubriera que seguía haciéndose daño en sus muslos, y la ansiedad de poder volver clavar sus uñas en sus palmas, pero eran demasiado visibles.
Deje que mi pies se profundizarán en el agua, me apoye en mis manos, sentada sobre el muelle, incline mi cabeza hacia atrás dejando que la pequeña brisa y el viento golpeara mi rostro.
Una de las grandes sudaderas de Tom cubria mu cuerpo, bajo está unos shorts que llegaban abajo de mis rodillas cubriendo las cicatrices, mi cabello suelto, dejándose guiar por el aire.
Escuché pasos acercandose, y me erize por un momento, pero rápidamente recordé que la única persona con la que vivía era segura.
De pronto el sonido paro, y supe que se había quedado tras de mi, observandome, analizandome, como siempre lo hacía, y ya no me incómodaba, me había acostumbrado tanto que ya hasta sabía el cómo mentirle y lo hacía perfectamente.
─¿Puedo hacerte compañía?─ Escuché su voz, tan calmante y grave como siempre, tan el... Palmeé a mi lado, y me aleje un poco, dandole espacio, y no tardó mucho en tomar asiento en este. ─¿En qué piensas?
Voltee mi mirada hacia el, dedicándole una sonrisa tranquila, mintiendo nuevamente.
─El lago es precioso... Sabes, las formas que dan las nubes son algo curiosas, el sol no pega tanto, así que no me molesta, y los árboles dan un ambiente hermoso..─ Me encogi de hombros y me acomode a su lado, moviendo suavemente mis pies en el lago.
Sentí su mirada sobre mi, y analizandome, tratando de encontrar aquello que el también podía sentir, aquello que por más que intentara, en algún momento el lo descubriria.
Teníamos algunas semanas, dos exactamente de estar en esta cabaña, y podía decir que me sentía aún mejor que cuando estabamos en antigua casa, me aliviaba poder andar por ahí, sin el miedo de que uno de los armados se me acerque y no saber cómo reaccionar ante el tacto de un masculino, me asqueaba pensarlo.
─¿Cómo supiste de este lugar?─ Pregunte, y posiblemente no me respondería, siempre que no le apetecia, no lo hacia, y era su punto final.
Pasaron algunos minutos y afirme que no recibiria alguna respuesta de su parte, cerré mis ojos, concentrandome en el tacto de mis pies contra el agua, el viento en mi rostro, su fragancia rodeando, al igual que su arisca y tan protectora presencia.
─Era de mis padres...─ Susurro bajo y solo por un segundo, por una milesima de tiempo, pude notar algo de dolor en su voz. ─Mis padres adoptivos. ─Y de inmediato volvió a su estado natural. ─Fue de los últimos terrenos que dejaron a mi nombre, aunque Bill tienen aún más...─Solto una risa seca. ─Es un lugar cualquiera, no tiene nada de especial... Nadie sabe de su ubicación, a excepción de Jhon y mía.
Le escuché atentamente, descubriendo el cómo obligaba a su voz para que saliera de menos interesada en el tema, intentando parecer que no le importaba en lo más mínimo.
Voltee mi vista hacia el, dándole a entender que podía seguir hablando, y que mi completa atención estaba en su persona y lo que saliera de sus labios.
─Jennifer y Adam... Nos adoptaron cuando Bill y yo teníamos unos cuantos meses de nacidos, o algo así escuché. ─Se encogió de hombros. ─ Ellos... Ellos eran tan empalagosos que daban náuseas, pero nunca supieron tratarnos como "sus hijos" y de alguna manera siempre nos recordaban que no éramos de su sangre, especialmente Adam. Murieron cuando teníamos Diez años, el idiota de Adam no pudo contra el cáncer y después Jennifer se suicidó, dejando a dos crías solas.. exelentes padres ¿No lo crees?
Me límite a quedarme callada, no quería que alguna de mis opiniones pudiera afectar esta parte de Tom, aunque dudo mucho que eso pasara, pero era la primera vez que se abría ante mi de esa manera.
─Cuando nos dimos cuenta de que volveríamos a los orfanatos, escapamos de casa, con algunos papeles, que en ese momento no sabíamos para que eran, pero también en una maleta teníamos dinero, y con eso sobrevivimos al menos por unas dos semanas.─ Guardo silencio por unos minutos, y supe que no quería seguir relatando aquella historia.
─Tom... No tienes que contarme si no quieres...─ Le dedique una sonrisa.
─Quiero hacerlo... Quiero demostrar de alguna manera que me importas y que no me desagradas tanto.─ Hizo una mueca, y aquellas palabras le dieron un revoltijo en mi estómago.
"Me importas, me agradas.." En su lenguaje, era la forma de decirme que le gustó... O eso estoy tratando de creer.
─Jhon... Jhon nos encontró y rapidamente nos reconocio, el es hermado de Jennifer, y nos conocía desde muy pequeños, nos dió hogar, comida... En pocas palabras cuido de nosotros por un corto tiempo, comencé a aprender de la calle, entrar en negocios sucios, y a mí once años ya sabía la existencia de la droga y el poder que traía venderla.─ Soltó una risa. ─Nuevamente, nos escapamos de casa y ahora con aún más dinero, conoci a Warren, y el fue de los primeros en ayudarnos... Meses después fue Eliot, éramos toda una pandilla, completita, Las personas llegaban a mi como si de un imán de tratara, los drogadictos ingenuos, pensando que podían manipularnos por nuestra edad, y ellos terminaban peor... ¿Sabes? Casi todos los hombres que trabajan para mí, lo han pedido de rodillas, el que me sean fieles tiene su beneficio, además de la buena paga, también brindo una buena protección a sus familiares, y cada mes, una canasta con toda la comida necesaria, llega a sus casas.
Entre abrí mis labios, mi infancia fue dura... Pero la de el, la de Tom fue tres veces peor, aprender a sobrevivir solo, en las calles, con su gemelo, cuidarlo, y entrar en aquellos negocios aún siendo un niño pequeño.
─Fuiste muy valiente...─ Solté, intentando encontrar su mirada, pero esta estaba perdida. ─A pesar de todo, tu siempre cuidaste de tu hermano, saliste adelante con el.
Y por fin pude hacerlo... Su mirada se topo con la mía, y por primera vez dejaba a la vista sus sentimientos, podía leerlos, estaban más claro que nunca, esos ojos cafés inexpresivos, ahora estaban llenos de emociones.
─Creo que es hora de volver adentro, la noche está cayendo, y no me gusta el frío. ─Corto el contacto visual, pero antes sonrió... De esa manera que nunca lo había hecho, borrandola al instante.
Se levantó y me tendio una mano, la cual dude en aceptar, pero por obvias razones termine tomando, podía sentir las chispas de nuestras pieles al momento del contacto.
Y fue aún peor cuando sus dedos se entrelazaron con los míos... Aún peor..
Sabrina.
HOLAMALA, PARA MATAR LA INACTIVIDAD YA LES SUBO EL SIGUIENTE CAPITULO, YA METO, DEMEN UNOS SEGUNDITOS, YA LES SUBO EL SIGUIENTE CAPITULO, ¡LXS ANO DEMASIADO!
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𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.
Hayran Kurgu"𝙀𝙡 𝙛𝙞𝙣𝙖𝙡 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚 𝙨𝙤𝙧𝙥𝙧𝙚𝙣𝙙𝙚, 𝙖𝙪𝙣𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙨𝙩𝙚́ 𝙚𝙨𝙘𝙧𝙞𝙩𝙤 𝙙𝙚𝙨𝙙𝙚 𝙚𝙡 𝙥𝙧𝙞𝙣𝙘𝙞𝙥𝙞𝙤." ─Tu no puedes querer a nadie, por qué para eso necesitas un corazón..─ Musitó la pelinegra, con sus mejillas empapadas de...