Chapter nineteen

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─Tom Kaulitz.

Gire mis ojos ante la imagen de Eliot frente a mi, su cabello rubio desordenado, las ojeras bajo sus ojos, y hasta parecía haber llorado, débil.

─Me importa una mierda tus problemas con mi hermano, Flavio esta amenazando mi dinastía, está amenazando con dañar a mi mocosa, no hay nada más importante que eso..─ Me levanté de mi sitio y camine hacia el. ─ Aunque mi gemelo es una de las cosas más importantes en mi asquerosa vida, no te atrevas a dañarlo, no otra vez, ya no creo poder seguir siendo amable par dejarte vivir.

Me sentía irritado, cabreado, molesto, enojado, todas las definiciones de la furia, mi cabeza daba vueltas, mis manos hechas puños, las ganas de arrancar cabezas era más que imparable.

Lydia en la habitación, ahogándose en la tristeza, mi hermano no hablaba, Eliot parecía ser un muerto en vida, Warren era el único trabajando en el caso de Flavio.

El muy hijo de perra estaba escondido, sabía lo que le esperaba, sabía que cuando la información llegara a mis mano acabaría con su estúpida vida lo más antes posible.

Ignore la mirada de Eliot y me di la vuelta, en dirección a las escaleras, para poder ir a mi habitación, por más que luche, por más que batalle conmigo mismo, no podía hacerlo, no podía alejarme de esa niña, no podía hacerlo, pero las ganas de dañarla estaban ahí... Tan intactas, esperando el momento perfecto para usarlas.

─Tom.─ Casi sentí mi corazón saltar ante aquella voz, tan fina, tan suave, pero esta vez era dura, era dominante. Sonreí ladino y eleve mi vista, vestía una camisa de tirantes, un suéter, una falda que llegaba a la mitad de sus muslos, con unas medias, todas del mismo, todo tan oscuro, tan negro.

Los rastros de lágrimas eran más que notorios, su rostro estaba más que pálido, su nariz y mejilla estaban pintados por un leve rosa, su cabello negro desordenado, y aún así se veía perfectamente bien.

─¿Que pasa, muñeca?─ Pregunte, usando aquel tono de burla que hace tiempo no le dedicaba.

Ella comenzó a bajar las escaleras, caminando hacia mi con lentitud, la forma en la que mis manos picaban por tomar su cuerpo y envolverlo contra el mío, la forma en la que mis ojos casi saltaban al ver el movimiento de la falta y saber que la casa literalmente era habitada solo por hombres.

Trague saliva, su mirada no tenía aquel característico brillo, la frialdad en sus ojos se podía transmitir a la distancia, podía sentir como su aura había cambiado, como algo en ella, como algo en sus movimientos había cambiado.

Y cuando menos lo pensé, sus manos tomaron el cuello de mi camisa, estampando sus labios contra los míos, sus manos subieron a mi nuca, y por inercia envolví su cuerpo, abrazando sus espalda, podía sentir las mirada de todos en el lugar, pero poco me importo.

Sus labios, la forma en los que movia estos me confirmaba que algo en ella había cambiado, y me gustaba, realmente me estaba gustando como quería dorminar la situación, claramente no iba a permitirlo.

La falta de aire nos hizo parar, pero no separarnos por completo, sus ojos cafés conectaron con los míos, y pude jurar ver mi alma sin salvación atraves de estos.

─Que... ¿Que fue eso, mocosa?

─Quiero ayudar... Tom, quiero ayudarte y encontrar al asesino de mi padre.

Sonreí ladino, sabía que todos habían escuchado sus palabras, sabía que Eliot y Warren estaban analizando la situación, el cambio que Lydia había tenido era impresionante.

Hace unos meses era de lo más insoportable posible, ahora quería unirse a mi, quería aprender de mi, quería matar, ella tenía sed de sangre, y yo no era nadie para negarle ese placer.

𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora