Chapter thirty two

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Narrador Omnisciente.

La menor movia su pierna desesperadamente, mientras mordia su labios con nerviosismo, las lágrimas no habian dejado de salir en ningún instante, su cabeza aún tenía la viva imagen del mayor con sus ojos cerrados, su frente ensangrentada, algunas heridas superficiales, y la ropa clara (que tanto le costó lavar) llena de este mismo líquido.

Jhon se mantenía de igual o peor manera, su mirada perdida, mientras apoyaba sus codos en sus rodillas, y sus dedos entre sus cabellos, ambos sentados en los extremos del sofá, ambos esperando alguna noticia del médico que atendia al de trenzas. Sabían lo peligroso que eran las calles y por ende, también los hospitales, así que lo mejor era llamar a sus médicos de confianza, o bueno, secuestrarlo.

─¿Crees que este bien?...─ Se atrevió a hablar la pelinegra, captando de inmediato la atención del mayor.

Jhon guardo silencio por unos segundos, tratando de encontrar las palabras adecuadas, si por alguna circunstancia Tom llegaba a morir, el tenía que proteger a Lydia, estaba comenzando a plantearselo.

─Es fuerte...

─Eso ya lo se... ─ Trago saliva. ─ No quiero que muera.

─Yo tampoco... Es como mi hijo.─ Aclaro. ─ Y por eso se que está bien, el sabe que tú estás aquí, no te dejara sola.─ Volteo su rostro hacia el de la menor, formando una sonrisa. ─ Y aunque el no lo acepte, haría lo que fuera por ti.

La menor estaba por responder, quería averiguar a qué se refería, o simplemente quería saber si realmente el sentimiento fluía por ambos lados, quería confirmar que no solo ella estaba profundamente enamorada.

─Tengo noticias.─ La voz firme del doctor les hizo voltear con rapidez, prestandoles su completa atención. ─ Estaba apunto de morir, un poco más, unos minutos, y ya tendrian que preparar su funeral.

El ambiente se tenso, y los corazones de ambos se aceleraron con rapidez, el miedo les invadió.

─Pero está vivo.─ Aclaro. ─ Gracias a ustedes, amables personas, que me han sacado de mi lugar de trabajo, amenazandome con matar a todo mi familia si no hacia algo por el chico.─ Una sonrisa sarcástica se formó en el rostro del medico. ─Su situación aún es delicada, los golpes en la cabeza fueron muy fuertes, y el sangrado casi se convierte en hemorragia, el esfuerzo que hizo fue lo que detonó, realmente es increíble que haya sobrevivido.

Un suspiro de alivio salió de sus bocas, la menor cerro sus ojos, dejando caer su cuerpo en sofá, mientras su pecho subia y bajaba, las ganas de vomitar desaparecían, y las ganas de llorar aumentaron, pero esta vez de felicidad.

─Gracias... Puede alojarse en alguna de las habitaciones.─ Le ofreció Jhon con una sonrisa, y el doctor le contesto con un bufido y una mueca de desagrado, para retirarse hacia alguna de las habitaciones.

El silencio reino en el lugar, ambos sumergidos en sus pensamientos y sentimientos de alivio, sintiendo como una pequeña gota de esperanza se comenzaba a llenar en sus pechos.

─No creo que esté despierto... Pero puedes ir a verlo.─ Sonrió el mayor, y este mismo pudo jurar ver exactamente como un brillo especial se colocaba en los ojos de la menor, quien sin dudarlo más, salió directamente hacia el cuarto donde se encontraba en de trenzas.

(...)

La menor se adentro con lentitud, por más feliz que se sintiera al saber que Tom estaba vivo, aún existían los riesgos, y muchos.

Se quedó congelada por unos segundos, su frente tenía una venda que le ordenaba toda la cabeza, manchada con algunas gotas de sangre, su torso desnudo, unicamente con aquella tela blanca alrededor, y de igual manera, la sangre sobresalia.

𝗦𝘁𝗼𝗰𝗸𝗵𝗼𝗹𝗺 ; Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora