|| Cap 2 ||

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POV - Artemisa

A primera hora dejando atras a mi madre y hermana sin despedida me dirijo con mi padre al descenso, yo nací en el limbo, la capital y la superficie del infierno. Los anillos del infierno son conectados por un teleférico hecho de poleas y cabinas que bajan a una velocidad media para llevar rápidamente a los demonios a los diferentes pisos del infierno. Se puede descender a pie, pero tarda días, meses incluso un año o dos llegar hasta el centro de la tierra donde se encuentra el castillo del rey, pero en esta ocasión no íbamos ahí, yo sería internada en el coliseo de entrenamiento para soldados en el anillo de la violencia.

No sé si tenga lo necesario para ser un soldado, pero el estatus de mi clan depende de mí y mi desempeño en el ejército.

Mi padre me deja observando las cabinas que pasan una tras otra sin detenerse, apenas pasa una vacía la gente se sube en ella siguiéndola hasta un límite, pues, si intentas entrar más allá del límite puedes caer miles de kilómetros hasta llegar al...

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Mi padre me deja observando las cabinas que pasan una tras otra sin detenerse, apenas pasa una vacía la gente se sube en ella siguiéndola hasta un límite, pues, si intentas entrar más allá del límite puedes caer miles de kilómetros hasta llegar al fondo, se puso una malla para evitar eso, aun así, miraba expectante a que alguien cayera.

—Hija, sube rápido— Dijo mi padre corriendo a mi lado con mis maletas intentando tomar una cabina lo más vacía posible.

Lo sigo de cerca y me subo con él a una cabina donde solo estábamos los dos, debíamos cambiar de cabinas en cada piso, pero en el viaje de bajada quise conversar con mi padre.

—Pa, ¿Por qué me mandan a ser soldado y no cazadora?, sabes que me pueden mandar lejos pero... Con algo relacionado al oficio de nuestro clan.

Suspira pesadamente son una sonrisa forzada —Bueno, ya conoces a tu madre, las quiere a ustedes donde ella pueda poner las garras, con los cazadores estarías completamente de mi lado, pero ella quiere que te vayas a ser un soldado para que seas más fuerte, sepas defenderte y más, no es lo mismo cazar a que te casen.

Antes de responder a mi padre veo un pequeño movimiento en mi saco de dormir, me parece extraño, pero no le doy mucha importancia —Lo sé... solo... perdón, no sé por qué no soy tan fuerte, cruel, no veo la necesidad de serlo, con lo lindo que es darle una sonrisa a la gente— Le doy una gran sonrisa a mi padre.

Él me mira serio, sin ninguna expresión más que preocupación —Ayyy hijita, solo, da lo mejor de ti, los demonios jamás vamos a cambiar, este mundo es cruel es despiadado y no va a ser bueno contigo solo porque eres buena, ser buena o mala es una delgada línea que se difumina en la moral, y la moral del demonio es la peor, no luches con lo que eres, solo, deja fluir tu ser.— Cuando él se da cuenta de que me desanimo poco a poco perdiendo mi sonrisa él se acerca a mí y me da un abrazo— Hija, te consta que yo o los Hellhound en general no somos tan crueles, somos cortantes, no nos andamos con chistes de insultos, si me faltas al respeto, olvídate que soy tu familia, eso es cruel, es nuestra forma demoniaca de ser, pero después somos muy risueños o ¿no?

Asiento con la cabeza dándole una sonrisa, él tenía razón, los demonios somos complejos, pero al final todos son crueles, malvados y nada lo cambiará, pero si hay formas de vivir a tu manera sin perjudicarte. Mientras descendíamos notaba las marcadas diferencias entre los tipos de demonio que habitan en los biomas del infierno, adaptados todos a su tipo de habitad. Mi padre me explica cómo es que ellos se comportan, como diferenciar de qué anillo vienen y cómo lidiar con cada uno de ellos, eso me daba confianza para poder enfrentar a otros demonios en el ejército.

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