MELANIE DASHTON
Nunca me ha llamado la atención salir de mi casa y menos si es para ir a la casa de los populares sin neuronas.
—¿Están seguras de esto? —dije no muy segura mirándome en el espejo.
—Si no estás segura, podemos quedarnos —dijo Lucía.
—Pues si me gustaría... Pero ya no importa. Vayamos.
Mala idea.
Pasadas las nueve y media, ya era hora de irnos. Yo portaba una blusa de tirantes de color azul claro, con unos jeans ajustados y unos Converse blancos. No tenía casi nada de maquillaje. Solo un ligero rubor en las mejillas y nada más.
Mis amigas por otro lado, deslumbraban. Sobre todo Lucía. Sus rizos pelirrojos, eran lo que más resaltaban por si solos. Portaba un vestido negro y unas botas negras.
Mientras que Camila una blusa holgada de color negra, junto a unos jeans rasgados y unas zapatillas lisas. Traía sus gafas negras y el cabello peinado en una coleta alta.
—¡Os veis muy chulas! —nos chuleo Lucía.
—Vos también —dijo Camila ligeramente ruborizada.
Mmmm.
Aquí hay algo prohibido.
—Gracias Lucía —hablé con una sonrisa—. Bueno, ¿nos vamos?
—Vendrá Andrew a recogernos.
Carajo.
—¿En serio Lucía? —dije sin poder evitar no sonar como celosa—. ¿Andrew?
—Pues si tía. ¿Qué tiene de malo?
—¡Todo! —expresé. —No me cae nada bien el condenado de Andrew.
—Ay tontita —Lucía se acercó a mi y pellizco mi nariz con una carcajada. —Nunca os voy a cambiar por un chico. Vosotras sois primero.
—Eso dices... Pero una vez nos cambiaste por un cheto —le reclame.
—Tenía cinco años —dijo Lucía.
—No hay excusa —comentó Camila.
—Exacto —agregué yo.
—Vale. Lo pillo. Estáis celosas.
—¡Pero...!
Antes de poder continuar con mis palabras, se escuchó el claxon de un auto.
Debe ser el condenado de Andrew.
—Andrew ya me mandó mensaje diciendo que ya llegó —dijo Lucía—. Vámonos.
***
Me sorprendió saber que Allison Rodríguez vivía en un fraccionamiento privado.
Su casa era grande y moderna. De tres pisos, un sueño para mi alma (como pobre) vivir ahí. Pero solo por hoy estaría ahí.
Pero lo que me dejaba con la intriga... Es: ¿Por qué rayos Allison nos invitó a su fiesta?
Nos bajamos del auto 4x4 de Andrew y entramos a la casa de Allison Rodríguez. Al entrar vimos como una especie de neblina —por los que fumaban— en el ambiente. También había gente perreando. Mientras que otra bebía alcohol como si fuese agua y así sucesivamente.
Más adelante ví a la reina de todo Hastings (nótese el sarcasmo) bailar con una chica de manera sexual.
Me preguntó que orilló a Allison a ser asi.
—Camila, tengo que ir al baño —le dije.
—Dale.
—Ya vengo.
Subí las escaleras y busque el baño, pero en su defecto encontré a dos personas haciendo el sin respeto.
¡Por todos los cielos!
Mientras intentaba borrar de mi mente los gemidos y esa escena pecadora, abrí una habitación pensando que era el baño.
Pero no.
Era la habitación de Allison Rodríguez.
—¿Este no es el baño? —solté al aire observando el cuarto de Allison.
Tenía pósters de The Beatles y Magic! Y fotografías de ella con su gato.
Qué bonito gatito.
Pero fue entonces que ocurrió algo malo para mi. Respire el aroma de Allison, y de alguna u otra manera, eso me produjo un sentimiento extraño. Y un momento después, me descubrí a mi misma entrando en calor. Esto es lo peor que me pudo haber pasado en todo el día. Entrar en celo.
Huele a manzanas todo el cuarto...
Acaso huele a... ¿Ella?
Soy tan despistada que ni siquiera sabía que Allison olía a manzanas.
—¿Qué haces aquí? —dijo Allison a mis espaldas. Yo al verla me sentí débil.
Esto era lo último que me faltaba. Que Allison me viera en este estado...
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TODO POR UNA APUESTA OMEGAVERSE YURI
Teen Fiction» ¿Qué es lo que pasa cuando te armas de valor y te decides a conquistar a la Alfa más popular y sarcástica de todo Hastings? « Melanie Dashton tenía algo claro en la vida; ser silenciosa, prudente y no enamorarse de la persona incorrecta. Pero la...