44 - Antes de la tormenta III 💫

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En Multimedia - Hymn For The Weekend

ALLISON RODRÍGUEZ

—¡No era necesario que llegará hasta estos extremos! —le dije a la jodida directora

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—¡No era necesario que llegará hasta estos extremos! —le dije a la jodida directora. —¡¿No cree que exagero?!

—Las que se lo buscaron fueron ustedes —repuso ella y yo apreté los puños—. Ahora ve a limpiar los baños, ya pensaré en un castigo adecuado para ti.

—¿Y si me rehusó?

—Entonces tal vez te gustará que ellas vayan a detención por un año —dijo esa señora que tanto odio le tengo, tras aparecer por la puerta de la oficina de dirección...

—¡¿Y tú qué demonios haces aquí?! ¡Ya estarás contenta! —espeté.

—No le hables así a tu madre —dijo la directora. Tenía tantas ganas de ahorcarlas a las dos y largarme de aquí cuánto antes. Pero no podía...

—¡¿Y usted qué se mete?! —dije yo alterada.

—No se preocupe, directora Gilderny —dijo ella mirándome con una mirada de advertencia. —Yo resolveré esto con mi hija.

—Y por cierto, su hija está expulsada —dijo.

Ella me miró como si quisiera ahorcarme ahí mismo.

—¿Dice que está expulsada? —repitió incrédula.

—En efecto —afirmó—. Aunque usted sea la gran reconocida señora Rodríguez de la empresa "Los Rodríguez", para mi es una completa pena tener que expulsar a su hija de mi academia tan prestigiosa. Es una verdadera pena, tan valiosa estudiante que era.

—Ja, si claro —hablé. —¿Ya terminó?

—Pero es aún más penoso, que la hija de la gran Rodríguez sea una deshonra para su prestigiosa familia —dijo la maldita directora.

—Es porque no la eduqué correctamente, discúlpeme —dijo ella sorprendiendome. —Como la situación ya está así, no tengo nada más que hacer... Lamento los inconvenientes que mi hija les causó. Le agradezco por la buena enseñanza y cuidados. Nosotras nos vamos.

—Nos vemos, señora Rodríguez —estrecharon sus manos, pero yo salí antes de la oficina hecha una furia y un mar de emociones.

Antes de salir, escuché claramente como dijo esa maldita señora: "Disculpela".

Afuera me encontré a Ana mirándome con mala cara pero poco me importo.

—¡¿Ya estarás contenta, no?! —me dijo ella alterada.

—¡Cállate Ana! ¡No tengo tiempo para tus mierdas!

—¡No, la que se va a callar eres tú! ¡Ahora por tu culpa todo el mundo se ríe de mi!

—Lárgate y déjame en paz.

—Esto no se va a quedar así. ¡Me la vas a pagar estúpida!

Estaba por ir a la casa de Mel, pero en eso apareció Jace. Yo la esquivé, y corrí hacia la primera esquina que ví, pero llegó mi madre y me cogió del brazo con fuerza.

—Súbete —ordeno.

—¡Estás loca! ¡No me voy a subir! —respondí.

—¡Te dije que te subieras! —repitió con voz dura y fuerte.

Forcejee y entonces me metieron entre las dos al porsche a la fuerza.

—¡Ya te sentirás contenta! ¡¿No?! —dijo ella en un grito que se escuchó hasta china—. ¡Era tan sencillo lo que tenías hacer! ¡Pero no! ¡A la jodida señorita le gusta la mala vida! Aparte de estar castigada por el resto de tu vida, no volverás a ver a Dashton nunca más. Y de eso me encargo yo.

—¡Mi vida era mejor cuando no estabas aquí! —le respondí en un grito también. —¡¿Por qué demonios tuvieron que hacerme esto?! ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no me dejan ser feliz con quién yo quiero?! ¡¿Qué acaso no les importa mi felicidad?! ¡¿Por qué carajos son así?!

—Allison, no lo volveré a repetir —dijo ella con voz dura—. Tu destino es casarte con Ana. Tu destino ya está establecido y es ese; te guste o no te guste. Entiende de una buena vez, que esa Omega no es tu destinada. Ana si lo es, es una Omega perfecta y ejemplar. Y...

—Sólo lo dices porque es hija de Sebastián —dije yo con un nudo en la garganta. —Y a ti te conviene que yo esté con ella, porque es tu socio. ¡Solo es por eso! ¡No me digas mentiras para engañarme! ¡¿Que ella es mi destinada?! ¡Pues entonces yo reescribiré mi historia! Y estaré con quién deseo estar...

Y sin poder más, lloré ahí mismo...

—Tal vez debamos cancelar la boda —dijo Jace.

—¿Estás loca? —espetó Lisbeth. —Estamos a dos días de la boda. No podemos cancelarla a estas alturas. La boda se va a llevar a cabo si o si.

.

.

.

Cuando llegamos al penthouse, me quitaron el celular, la laptop, y absolutamente todo.

Mi única forma de comunicarme con la mamá de Mel, ya se había arruinado...

Ya no tenía forma de comunicarme con ella...

Ese día, lloré durante casi todo el día.

Y al día siguiente, no tenía ganas de nada.

Hasta que llegó el día de la boda...

TODO POR UNA APUESTA OMEGAVERSE YURI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora