MELANIE DASHTON
Esa noche dormimos abrazadas la una de la otra y cuando amaneció, nos percatamos de que eran las diez de la mañana y eso significaba una muuuy mala noticia. No llegamos a casa a dormir y encima, no avisamos de que no regresaríamos.
Literalmente, cagamos.
—Buenos días dulzura. —me dijo Allison. Su voz al levantarse, es jodidamente preciosa.
—Buenos días, amor —le respondí.
Intenté levantarme, pero mi espalda dolía un poco. Creo que dormí mal.
—Mi mamá nos va a matar —dije lo evidente. —Joder...
—No te preocupes, después hablaré con ella —dijo Allison.
—No, no te preocupes, yo hablaré con ella. Por ahora... Voy a darme una ducha —dije yendo al baño.
Allison se quedó en la habitación, mientras que yo entre a la regadera y abrí el grifo. El agua caliente empapó mi cuerpo y me quito el olor que se tiene cuando terminas de tener relaciones sexuales. Tarde aproximadamente veinticinco minutos en salir de la ducha, y posteriormente me puse la ropa de ayer. Y seguido de eso, Allison después entro al baño, y se baño.
Ella tardo entre quince a veinte minutos en salir del baño y acto seguido, nos fuimos del recinto.
Llegamos a mi casa y eso nos supuso un castigo severo...
—¡Melanie Hernández Dashton! —oh, no, aquí vamos...—. Aquí no es hotel para que llegues a la hora en que a ti se te de tu pinche gana. Sabían muy bien, que del parque, para la casa. ¡Era todo lo que tenían que hacer! Pero no. A las señoritas se les dió la pinche gana de venir a las diez de la mañana. ¡¿Qué bonito no?! Ustedes no se mandan solas.
—Martha, no las regañes así. Nosotros también fuimos jóvenes. —dijo mi papá a mi favor.
—Ah, Manuel, ¿se te hace poco? —espetó mi mamá malhumorada—. No solamente no vinieron a la casa, sino que tampoco avisaron de que no vendrían. Y se supone que para eso te compre el chingado celular, Melanie. Y ni eso hiciste. Estás castigada por todo el mes.
—Señora, por favor no regañe a Melanie. Fue mi culpa —expresó Allison. —Yo...
—No, Allison —la interrumpí yo. —Fue mi culpa... Debí avisarte. Pero se nos hizo tarde...
—Las excusas sobran, Melanie —dijo duramente mi mamá. —Vete a tu cuarto.
—Pero... —dije yo.
—¡Pero nada! ¡A tu jodido cuarto! —replicó mi madre.
Frustrada, no tuve más opción que obedecer. Allison se despidió de mi a la distancia. Y yo me encerré en mi cuarto azotando la maldita puerta.
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TODO POR UNA APUESTA OMEGAVERSE YURI
Teen Fiction» ¿Qué es lo que pasa cuando te armas de valor y te decides a conquistar a la Alfa más popular y sarcástica de todo Hastings? « Melanie Dashton tenía algo claro en la vida; ser silenciosa, prudente y no enamorarse de la persona incorrecta. Pero la...