Poniendo Al Mafioso De Los Nervios

Capitulo 5

Narra Alejandro:

-Buenas tardes señor. ¿Qué se le ofrece?.

Su vos es una melodia para mis oídos, es la vos mas tierna y dulce que he odio, me dedica una hermosa sonrisa que se le quita al instante, supongo que por mi cara seria pero no puedo evitarlo estoy conteniendo las ganas de romperle la cara al idiota ese que se la come por los ojos, me esta colmando la paciencia con la insistidera qué tiene, le digo que me muestre collares de damas a ver si veo uno que le llame la atención y compralo para ella ya vería luego como se lo doy sin que piense que es un soborno para llevarla a la cama, le digo que traiga anillos de hombres para disimular, aunque quisiera que fueran de compromiso a ver como nos quedarían. Un momento que esta pasando conmigo, ¿Como así que anillos de compromisos? Jajajajaja ya me chiflé, yo el hombre que no pensaba más en el amor, relaciones serias, compromisos y matrimonio, esta pensado en como se le vería un anillo de compromiso escogido por mi y como luciría yo con uno a juego con el de ella.
ALEJANDRO por Dios es una mujer que apenas y conoces no sabes nada de ella y ya estas pensado en compromiso jajajajaja, si definitivamente ya enloquecí, tiene que ser la falta de sueño ya qué estos días el trabajo y los problemas de la mafia no me han dejado dormir muy bien, estoy reprendiendome mentalmente cuando oigo algo que hace que se me crucen los cables al instante y me enfurezca.

- Señor le pido que por favor deje de insistir, estoy trabajando y no se me permite salir con los clientes. Dice ella y veo como ya esta irritada por este gran mierda.

-Dime con quien tengo que hablar para que te de el permiso y no diga nada. Es que este imbesil no entiende lo que es un rechazo. ¿Deberia de partile la cara a ver si así lo entiende?.

- Ya la señorita dijo que no, deje de molestar y compre lo que vaya a comprar o váyase y deje que atienda a los demás. Le digo lo más clamado qué puedo y tratanto de dormir al demonio dentro de mi qué se quiere despertar.

- Qué te importa imbécil, estoy hablando con ella no es tu problema.
No te despiertes, no te salgas qué nos enloquecemos y después asustamos al angelito.

- Señor le voy a pedir de favor que no insulte a los demás clientes o me veré en la obligación de sacarlo de la tienda. Le dice ella tratando de contenerse también con este maldito.

- Callate perra mejor me voy a otra tienda ya que aquí no dan un buen trato y también veo que tu no vas aceptar nada conmigo, no se ni que te crees si eres una gorda sin gracia.

Fuera chivo hasta aquí llegó el autocontrol qué se salgan todos los demonios qué se quieran salir de mi, me importa una mierda no voy a permitir que trate a esta hermosa florecilla así, este hijo de puta se va de aquí con la cara reventada, doy un paso para hacer lo que dije cuando veo a mi ángel como le da tremendo madrazo en la cara al maldito, y mi ira llega al tope cuando veo como el le manda un puñetazo. No oigo ni veo nada a mi alrededor lo único que veo es a la maldita mierda qué tengo en el piso como su cara se va deformando con la puñera qué se está mamando de mi, siento que alguien trata de separame de la basura esta pero le lanzó un empujón para que me suelte estoy tan cegado por la ira qué no veo quien es, hasta que escucho un ruido sordo y un quejido de dolor qué me llego hasta lo profudo de mi pecho, hizo qué mi ira se disipara y que me congelara al instante.

- Que no sea lo que creo, que no sea lo que creo, no me lo perdonaria por favor. Murmuró para mi mismo.

Pero es lo que creo porque escucho como la otra chica que estaba con ella en el mostrado grita y le dice "jari no cierres los ojos, por favor".
Salgo de mi trance de lo que hice y me acerco a ella, la levanto con mucho cuidado veo como su frente sangra, qué maldito idiota soy, evitando qué otro la golpe y terminé haciéndole algo peor, uno de mis guardaespaldas viene y intenta quitarla de mis brazos pero con la mirada asesina qué tengo no se acerca más, entiende que en estos momentos estoy fuera de si y tengo mucha irá.

- Agarra al maldito ese y cortale la mano con la que intentó golpearla. Le digo a uno de los guardaespaldas.

-Josep prepara el auto directo al hospital y averiguame todo de esa rata en dos horas, absolutamente todo ¿capito? (Entendido).

- Si señor, vamos al hospital privado de don Sarmiento es el mejor de la ciudad.

Me dice, le hago un asentamiento con la cabeza me abren la puerta tracera del auto y a eso de 15 minutos llegamos al hospital, les digo que me den una habitación privada, el doctor privado del señor Sarmiento llega al instante y revisa a jari ya se su nombre, me parece tan único y hermoso todo en ella lo es.
Me dice que el golpe no es tan profundo, que se desmayó por la impresión pero que de igual le va hacer otros exámenes para descartar posibles contusiones y esas cosas.

-Ya tiene que estar por despertar si gusta espera aquí dentro o en otra habitación para que descanse. Me dice el doctor.

- Gracias doctor, pero me quedo aquí.

- Bueno señor, me llama si ocurre algo.

- mmmjjjj bueno. Digo eso y sale de la habitación.

Me recuesto en un sillón qué ahí allí y cierro los ojos un rato a esperar que despierte. Me quedo dormido pasa como al rededor de una hora cuando escucho un quejido, me levanto como un resorte y me acerco a ella veo como lentamente abre sus lindos ojitos intentando acostumbrarse a la luz de la habitación.

-¿Hola donde estoy? ¿Quien es usted? ¿Qué me pasó?. Me bombardea de preguntas.

-Te desmayaste cuando intentaste separarme del idiota ese al qué le estaba dando una golpiza por intentar golpearte, soy Alejandro Rossi.

-Ahhh cierto ya recuerdo, lo siento por meterlo en problemas señor Rossi, un momento Rossi Rossi como que me suena ese apellido, no no no.
¿es usted el señor Rossi qué creo que es? ¿el dueño de las joyerías y hoteles italys imperio?. Me dice con una cara entre asombro y temor, no me gusta eso del temor no quiero que me tema.

-Si ese soy yo angelo mio, (ángel mio).

- Lo siento mucho señor, no quise causarle problemas ni a usted ni a la joyería.

Dice rápidamente levantándose de un salto tanto así que se tambalea, la agarro antes de que caiga al suelo y es lo más suave que eh tocado, esa cintura me encanta no la quiero soltar pero me estoy tardando mucho en hacerlo y no quiero incomodarla, la coloco de nuevo en la camilla y con el dolor de mi alma la suelto.

-No tienes porque disculparte yo estuve allí y no hiciste nada indebido, inclusive te diste a respetar ante esa basura, así que relajate. Le digo y veo como suelta un suspiro de alivio, quisiera prenderme de esos labios tan carnosos qué hace rato me están haciendo mofa para que los tome.

-Aun así fue por mi culpa que se causó todo este problema, si no fuera tan impulsiva y no lo hubiera golpeado él seguramente se habría ido así sin más. Dice lamentandose y quiero callarle esa boquita de un mordizco para que ya no diga más nada sin sentido.

-Si no lo golpeabas de igual lo hubiera echo yo, no merece tu remordiendo después de todo lo que te dijo ese hijo de puta, no lo hubiera dejado salir de esa tienda ileso. Veo como se tiñe de rojo todo su rostro y si antes pensaba que era bella, ahora me dejó sin palabras sigo creyendo que mis ojos no habían visto una obra de arte tan hermosa y perfecta en toda mi vida, es lo jodidamete más perfecto qué he visto jamás, JODER estoy perdido por ella.

- Voy a llamar al doctor a ver que dice y buscar tu acta de salida.

-Si, señor muchas gracias. Me dice toda tímida.

- No hermosa nada de señor dime Alejandro o Alejo como gustes. Le digo

-Esta bien alejandro. Me dice con un leve rubor, deja de hacer eso ya linda que me estoy poniendo duro y no puedo cogerte en esas condiciones me digo mentalmente claro esta, porque si se lo digo de frente seguro se asuste y no quiero eso.

-Espera aquí no te levantes y no salgas hasta que lo autorice el doctor.

-Esta bien Alejandro aquí me quedo.

Ohhh qué bien sale mi nombre de esos provocativos labios.
No quiero ni imaginar como sería que lo grite mientras jadea debajo de mi. Hay Alejado deja ya la calentura qué mira como estas todo duro, te llega a ver y seguro qué se asusta, me digo mentalmente.
Salgo a llamar al doctor y solicitar su salida.

Hasta aquí llega el capitulo de hoy, ya nuestro Alejandro cayó por la dulce jari, aunque no tan dulce porque cuando se enoja es de temer.