Lo primero que se me ocurre es comprobar la expresión de perplejidad que se le ha quedado a Vero al ver a su novio atravesar la puerta corredera de la cocina hacia nosotras. La veo sujetarse a los bordes de la silla con fuerza y con la vista clavada en la dirección contraria a él.
—¿Estás bien? —le pregunto por bajini. Traga saliva y asiente con disimulo—. ¿Quieres que me vaya para que podáis hablar?
Pero antes de que pueda responderme, Jeff llega y la abraza desde atrás mientras le besuquea la coronilla.
—Siempre tan torpe. Sales de fiesta y caes justo encima de un cristal —comenta con su estúpida voz de reproche como si le afectase en algo a él y Vero lo saluda con un beso corto. Se percata de cómo lo estoy mirando y me sonríe con falsedad al decir—: Qué mala suerte tiene la pobre.
Tengo que morderme la lengua para no decirle que la mala suerte en realidad es que tenga a un capullo por novio. Viste un bañador que simula el tejido de unos jeans y un polo blanco de mangas cortas. El color aceitunado de sus ojos resalta con el bronceado cuando toma asiento al lado de Vero y se inclina hacia mí.
—¿Qué tal el verano, Anya? ¿Y qué tal con Asher? Me dijo que quedasteis el otro día.
Su tono de voz afilado al mismo tiempo que amable es tan cuestionable como su sentido de la fidelidad. Arrugo la cara en un intento de sonrisa que me queda fatal.
—Distinto a como lo imaginé —espeto volviendo la cara a la piscina—. Al verano, me refiero.
—Por eso es mejor ser realista en lugar de fantasear.
Siempre he tenido la sensación de que todo lo que dice va con segundas, así que eso me sienta como una patada en el estómago.
—Mis fantasías al menos se quedan en fantasías.
Percibo que a Vero se le desencaja la cara porque sabe a lo que he querido referirme. Jeff arquea las cejas sorprendido y escupe una carcajada seca para romper la tensión momentánea, aunque es Berta quien la rompe ofreciéndonos latas de refrescos que, por lo heladas que están, supongo que las debe de haber sacado del congelador como mínimo.
—Le mandé un mensaje esta mañana para contarle lo de tu pie —menciona Berta acariciándole la cabeza a su hija—. Deberíais de daros un baño, hace un calor insoportable.
Jeff no duda en quitarse el polo, levantarse presumiendo de su cuerpo entrenado y saltar en bomba hacia el centro de la piscina. Lo detesto, por lo imbécil que es y porque acaba de salpicarlo todo, incluidas nosotras. Berta decide bajar por las escaleras tras despojarse de las gafas.
—Es insoportable a veces —musita Vero quitándose las motitas de agua de encima—. Nunca creí que te pediría esto, pero por favor no digas nada indebido. Hablaré con él a solas.
—No lo haré —contesto.
—Lo parecía antes —ríe aliviada—. Te veo un poco distinta, Anya.
—¿Distinta?
—Desde la graduación, supongo que ver a Asher te...
—Sí —la interrumpo—, pero esa gran decepción me ha servido de mucho.
Contemplamos a Berta descansando en una esquina de la piscina y a Jeff disfrutando el chapuzón como si solo hubiese venido para eso.
—¿Tú crees? —susurra con la vista perdida en su novio.
—Creo que Asher se ha caído del altar en el que yo lo había puesto.
Mi amiga abre los ojos y las comisuras se le elevan en un gesto triunfal. No puedo evitar reírme para mis adentros, tenemos el mismo mal gusto hacia los capullos.
—Él solito se lo ha buscado —masculla y me señala el pecho—. Ojalá encuentres a alguien que se merezca a la Anya romántica que llevas ahí dentro.
Esa Anya cada vez me gusta menos, estoy a punto de decir, aunque Jeff chapotea cerca para salpicarnos adrede y tengo que pedirles a los dioses que me envíen paciencia para soportarlo el resto de la tarde.
—¡Anya! —me grita dejando caer los brazos en el borde de la piscina y con los colmillos asomándose en una sonrisa maliciosa—. ¿Vendrás a la fiesta del jueves?
—¿Qué fiesta? —inquiero girándome hacia Vero.
—La de Rose Fletcher.
Un nudo me trepa por la garganta.
¿Desde cuándo le caigo tan mal a tu novio?, trato de transmitirle con la mirada. Ella tensa los labios y me dedica unos ojitos de súplica por los que ya me temo lo peor.
—Lo dice por mí —responde ella—. No quiero ir a la fiesta sin ti.
—Vero, pero... Rose... —las palabras se me apelotonan en la boca.
—Asher no irá —me informa para «convencerme»—. Jeff me dijo que Rose y él lo han dejado en serio. Definitivamente.
—¿Y cómo pretendes con los puntos...?
—Nada de bailes, alcohol ni piscina.
—Además, yo cuidaré de ella —se une Jeff a la conversación—. Puedes estar tranquila, Vero no pisará más cristales rotos.
Mantengo la boca cerrada porque, de abrirla, juro que le muerdo.
La fiesta del jueves es la fiesta de la que todos hablaban en el instituto como algo que les encantaría vivir porque el año pasado se lio a tal nivel que las redes sociales ardían con cientos de vídeos virales de la fachada de su mansión, piscina y jacuzzi repletos de estudiantes universitarios, buffet de bebidas y espuma por todos lados para celebrar el cumpleaños de la chica perfecta de las revistas. Ni siquiera sé si me reconocerá y, de hacerlo, dudo que le vaya a entusiasmar que se haya presentado allí, sin invitación, la chica imperfecta que está detrás de su exnovio.
Recibo un codazo de Vero en el costado, que me ruega con la mirada que la acompañe. Resoplo angustiada viendo a Jeff al fondo de espectador. No quiero dejarla sola con este capullo sabiendo que puede estar allí la arpía de la discoteca, la amiguita de Rose. Además, será nuestra última «fiesta» juntas antes de que se marche a Estados Unidos.
Solo será una noche al fin y al cabo, me repito.
—Está bien —musito.
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©Si nos volvemos a ver (SINOSVOL) (COMPLETA)
Romance🧡FINALISTA WATTYS2023🧡 Anya Holloway ha estado enamorada de Asher en secreto durante más de un año. Sin embargo, cuando empiezan a correr los rumores de que Asher ha roto la relación con su famosa novia, la mejor amiga de Anya organiza una quedada...