Estoy furiosa y tengo ganas de llorar, porque soy tonta. Porque en ningún momento debí aceptar asistir a esta fiesta. Cuando salgo de la mansión a zancadas, apestando a vino caro, una mano se aferra a mi codo. Tiro de mi cuerpo sin pararme a comprobar quién es porque ni por asomo pienso volver a entrar ahí, aun así me termina paralizando. Me doy media vuelta y alzo la vista para encarar a Kai, desafiante, porque detesto haberme enterado de que también tuvo algo con Rose. Pienso en decirle que ojalá no nos hubiésemos besado jamás, pero el corazón se me detiene un instante al encontrar en su mirada una preocupación real, sincera. Los labios se me detienen a medio camino, las palabras se quedan suspendidas en el aire y él tira de mí como si no tuviese ninguna duda de que me refugiaré entre sus brazos para llorar a escondidas del resto del mundo.
Y lo cierto es que tiene toda la razón.
Me empiezan a temblar los labios de la impotencia contra su pecho y las lágrimas se me deslizan por la cara mientras lo rodeo y mis dedos se aferran a la espalda de su camisa. No dejo de pensar en lo idiota que he sido viniendo, en que ni siquiera Vero ha tenido el valor de intervenir en ningún momento como lo habría hecho yo si hubiese sido al revés. Kai me presiona contra él rodeándome la espalda con un brazo y acariciándome la melena empapada de alcohol, que me había alisado precisamente para verme un poco bonita en la fiesta rodeada de chicas perfectas.
Cierro los ojos con la frente en el pecho de Kai, ladeo la cara y empiezo a tranquilizarme al escuchar el retumbar de su corazón. Huele a perfume y a refugio, a esos brazos que últimamente siempre me rescatan de la mierda.
—Me alegro de que hayas venido —musito.
Durante unos segundos me abraza con más fuerza, su corazón se altera y siento una punzada que no me acelera los latidos, pero los vuelve profundos e intensos. Lleno el pecho de aire, lo suelto lento.
—A mí me alegra estar aquí —me susurra descansando su mejilla en mi cabeza—. ¿Se puede saber a dónde pensabas irte sola?
Encojo los hombros.
—Solo quería huir.
Detrás de él, que me cubre por completo con su cuerpo, el carraspeo de alguien me sobresalta. Kai levanta la cara de lado para comprobar quién se ha acercado sin soltarme, como si quisiese ocultar mis lágrimas, mi caos, tanto como lo he estado haciendo toda mi vida.
—¿Podemos hablar? —le oigo decir a Jeff—. Rose no quería...
—Si vienes a exculpar a Rose, será mejor que te vayas por donde has venido —lo advierte Kai, implacable.
—No seas así, tío —intenta aliviar la tensión con un deje de molestia en la voz—. Vero está preocupada por ti, Anya.
—¿Quieres entrar y hablar con ella? —me pregunta Kai al oído.
Niego con la cabeza. Claro que quiero hablar con ella, pero no entrar en esa casa.
—Dile que Anya estará bien. La llevaré a casa.
Sin embargo, oigo cómo el traqueteo del plástico de unas muletas se aproxima a paso rápido a nosotros y, aunque me gusta el abrazo cálido de Kai, lo suelto para correr hacia mi mejor amiga.
—¡Anya! —vocifera ella con la respiración agitada.
La rodeo sin pegarme demasiado para no mancharla por debajo de los brazos, que los tiene anclados a las muletas.
—Mi niña, ¿estás bien? —me murmura sin poder corresponderme el gesto.
—Estoy bien, no te preocupes —musito y me aparto para mirarla a los ojos—. Disfruta de la fiesta, mañana nos vemos con Sammy.
—¿Que disfrute de la fiesta? —Mueve la cabeza de lado a lado, clava sus ojos en Jeff y declara en alto—: Ni hablar, nos vamos ya.
—¿Estás de coña? —se cabrea su novio—. Es el cumpleaños de...
De pronto, vemos a Nathan Fletcher salir de la mansión gritándole a alguien del interior y dando un estruendoso portazo. Se sujeta a la columna de la izquierda para recuperar el equilibrio y, en cuanto cree poder sostenerse sobre sus propios pies, se encamina dando tumbos a un Audi blanco que lo recibe con un parpadeo de luces. Cierra la puerta con fuerza, arranca y desaparece de nuestra vista a toda leche.
—Está claro que la fiesta se ha ido a la mierda —escupe Jeff, enfadado, pateando una piedrecilla del camino—. Llamaré a mi padre para que nos lleve a mi casa.
—¿Y Anya? —le replica ella.
—Que la acerque Kai, son vecinos —espeta dándonos la espalda con el móvil pegado a la oreja.
El rostro de Vero se desencaja, abre la boca para discutirle algo, aunque se lo impido cogiéndole una mano y niego en silencio. No quiero arruinarle lo que queda de noche teniendo en cuenta que en menos de dos días se va a Estados Unidos con este capullo. Eso sí me preocupa, pero no puedo hacer nada. Le beso la mejilla.
—Tranquila, mañana nos vemos —me despido antes de volver al lado de Kai, que me espera con los brazos cruzados.
De algún modo, me siento culpable porque las dos últimas fiestas se han ido al traste por mí. Incluso la fiesta del baile fue un desastre. Kai y yo caminamos hasta su Jeep rojo sin mediar palabra. Saca del maletero una toalla oscura para cubrir el asiento del copiloto con ella y me siento hecha un ovillo después de despojarme de los tacones. Se sube al asiento del conductor, se inclina hacia la guantera, saca un paquete de clínex y me lo ofrece.
—Que no se pierdan las costumbres, por favor.
—Ya te lo dije yo —dice indignado—. Solo por esta noche te cederé el control de la radio. Pon la música que quieras.
Y de eso me encargo mientras él pone el coche en marcha y nos adentramos en la carretera rodeada de árboles en plena oscuridad. Giro la rueda de la radio hasta que sintonizo un canal que hace sonar Perfectly Broken de Banners.
—I wish I was flawless, I'm not —canto en bajito, contemplando el paisaje oscuro que vuela ante mis ojos al tiempo que me palpo la melena húmeda con los pañuelitos para deshumedecerlo todo lo posible.
Oscuro el mundo, gris lo que nos rodea, blancos los faros del coche de Kai que iluminan el camino. Casi parece una metáfora.
—When you told me your name —canta entonces Kai y me vuelvo hacia él porque su voz grave y masculina es aún más bonita cuando la entona.
—Two halves of a heart hardly beating alone —sigo yo.
La siguiente parte, «Butnow that I've found you, I'm not letting go», la oímos de los altavoces delcoche, porque parece que ninguno de los dos osa cantarla en voz alta por sipudiese adquirir un significado real. El corazón no ha dejado de palpitarmeintenso, con latidos profundos y que me hacen suspirar a veces como si unaopresión en el pecho me impidiese respirar y me electrizase el cuerpo de pies acabeza. Cierro los ojos cuando termino de limpiarme, también porque he gastadotodos los clínex, y los pensamientos que me suelen atormentar pierden su podersuspendidos en el aire porque me centro en el tarareo de Kai al final de lacanción.
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©Si nos volvemos a ver (SINOSVOL) (COMPLETA)
Romance🧡FINALISTA WATTYS2023🧡 Anya Holloway ha estado enamorada de Asher en secreto durante más de un año. Sin embargo, cuando empiezan a correr los rumores de que Asher ha roto la relación con su famosa novia, la mejor amiga de Anya organiza una quedada...