Es sábado y mi compañía se resume al enorme cuaderno en blanco y negro que tengo frente a mí. He terminado de dibujar una estación de tren con dos jóvenes charlando en un banco, pero me da miedo añadirle color. La venda en mi pie lesionado me recuerda lo estúpida que soy a veces y el tiempo que podría haber coincidido con Asher estos días que he faltado a clases, pero que he malgastado por hacer cosas sin pensar.
Aparto el lápiz a un lado para coger el móvil porque no dejan de sonar las notificaciones. Verona me dice en un mensaje que se acaba de bajar del tren y está a cinco minutos de mi piso. No puedo esperar a que llegue para ponerla al día de lo que ocurrió con Asher, a pesar de la tabarra que le he dado por llamadas infinitas contándoselo una y otra vez. Pero en persona, quiero contárselo todo en persona y ver su reacción. Guardo los lápices en el estuche de lata y corro a pata coja al baño para lavarme las manos y cogerme una coleta o, podría decirse, una mini coleta.
Me observo al espejo y, antes de verme a mí, veo el mar de inseguridades que me componen. Niego con la cabeza y los labios apretados, trato de apartar los pensamientos negativos que me surgen cada vez que mi subconsciente piensa que no soy lo suficientemente buena para el chico que me gusta. Después de echar en el cesto de la ropa la camiseta holgada repleta de huellas oscuras del carboncillo, vuelvo al dormitorio y me conjunto los jeans cortos con una camiseta de rayas horizontales.
—¡Voy! —grito al oír el telefonillo sonar como si Vero me pudiese escuchar desde el jardín de abajo. Pulso la tecla—. ¿Quién osa interrumpir mi soledad?
—A qué esperas, enana. ¡Ábreme!
El minuto que tarda en subir tres plantas por las escaleras se me hace eterno. En cuanto abro la puerta, salto a los brazos de mi mejor amiga y la apretujo contra mí.
—Te echaba tanto de menos —vocifero dramática y ella sonríe—. ¡Y tengo tanto que contarte!
—Seguro que nada nuevo.
—Pero...
—Pero en persona es distinto, sí, lo sé —replica con burla y me ayuda a llegar al dormitorio cargando con gran parte de mi peso—. He traído palomitas y golosinas, ¿qué prefieres?
—Ya que insistes, no le hago ascos a nada.
Mientras va a la cocina a calentar las palomitas, conecto el móvil a los altavoces para poner la lista de reproducción de Dark Rose. I was broken es de mis canciones favoritas, no solo por la voz de Layla, sino por lo que significa la letra para mí. Sí, llevo un año rota esperando a que esa persona especial se dé cuenta de que existo. Ahora me tiemblan las piernas al pensar que estuvimos a punto de besarnos. ¿Por qué no accedí? Porque soy idiota.
—Marchando palomitas para la lesionada —canturrea Vero al entrar con una fuente rebosante de palomitas y una bolsa de golosinas en la otra mano.
Se acomoda a mi lado en la cama, me ofrece una palomita que capturo directamente con la boca y contempla en silencio el dibujo casi acabado.
—¿Eso es el tráiler? —señala seria.
Asiento sonriente.
—Le falta color, ¿no crees?
—Como a mí —espeto de forma automática.
Me fulmina con la mirada y me encojo de hombros.
—Sabes que los colores no se me dan bien. Estropeo los dibujos.
—Ya aprenderás en unos meses.
—Ojalá me enseñase Asher —musito y recibo un codazo de Vero.
—Déjate de tonterías y dale al play a la película.
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©Si nos volvemos a ver (SINOSVOL) (COMPLETA)
Romance🧡FINALISTA WATTYS2023🧡 Anya Holloway ha estado enamorada de Asher en secreto durante más de un año. Sin embargo, cuando empiezan a correr los rumores de que Asher ha roto la relación con su famosa novia, la mejor amiga de Anya organiza una quedada...