III

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Narra Pedri

Me desperté encontrándome a Laia dormida y arropada hasta arriba.

Sonreí al verla. Parecía una niña pequeña.

La dejé dormir y me levanté para hacer algo de deporte.

Fui a la habitación de mi hermano y vi a Gavi dormido boca abajo.

Lo moví un poco y este abrió los ojos enseguida.

– ¿Quieres venir a correr?

Él se sobó un poco los ojos y asintió.

– Pues venga, voy a vestirme.

Salí de su cuarto y fui a la cocina para tomarme un vaso de zumo de naranja.

Cuando acabé, Gavi bajaba ya vestido.

Subí a mi habitación a vi a Laia sentada en la cama y mirando en mi dirección.

– Buenos días.– dije cogiendo ropa.– ¿Has dormido bien?

– Más o menos.– dijo levantándose.

La miré mientras me desnudaba y me vestía.

– ¿A dónde vas?– preguntó acercándose a mí.

– Voy a salir a correr con Gavi, volveremos después.

Ella asintió un poco perdida y la agarré de la cabeza para besarla.

Quiso separarse para coger aire pero se lo impedí.

Cuando la dejé apartarse me miró y se echó a reír.

– Anda ve, a ver si va a venir a buscarte con un cuchillo de la cocina.

Me reí y volví a dejar un beso en su frente para después bajar.

Gavi y yo salimos y empezamos a correr por las calles hasta llegar a la playa.

Estuvimos corriendo durante dos horas.

Al final, acabamos andando de vuelta a casa.

– Como voy a dormir esta noche.– dije sonriendo.

– Yo también. Anoche me costó.

– Siempre te pasa la primera noche.

Asintió y me miró.

– Laia también estuvo conmigo anoche.

Lo miré fijamente.

– No podíamos dormir y nos hicimos un Colacao con galletas y después nos metimos en la piscina, pero le entró el frío y se salió para irse a dormir.

– Siempre le entra frío. Es muy friolera.

Él asintió y entonces llegamos a la casa.

Abrí la puerta y me encontré a Laia sentada en el suelo del salón, con una de mis camisetas y un moño despeinado en lo alto de su cabeza y con libros encima de la mesa.

– ¿Qué haces?– dije llegando hasta ella con una sonrisa.

– Ya sabes.

Me reí al verla, a veces se ponía a leer cosas que encontraba por ahí, como hoy, que estaba leyendo libros de cocina de mi hermano.

– ¿Has desayunado?– pregunté mirándole.

Asintió y siguió leyendo.

Miré a Gavi, que estaba en la cocina bebiendo agua.

– ¿Queréis hacer algo después?– pregunté sonriendo.

– Podemos ir a la playa.– sugirió Gavi.

𝐎𝐍𝐄, 𝐓𝐖𝐎, 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄 +18 | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora