XXXIII

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Los chicos tenían los nervios a flor de piel con la tontería de ir a casa de mis padres. Si hubiera sabido que aceptar esa dichosa cena, habría dicho que no.

Llevaban horas pensando en que iban a ponerse, y yo estaba a punto de cometer un asesinato.

– ¿No creéis que os estáis excediendo un poco?– dije al verles coger un traje de chaqueta.

– ¿Se te ocurre alguna idea mejor?– preguntó Pedri.

– Oye, mis padres ya os conocen, solo necesitan acostumbrarse a que estoy con ambos. No necesitáis impresionar a nadie. Os quiero tal y como sois.

Ambos me dieron una sonrisa y entonces agarraron pantalones vaqueros.

Mientras ellos se cambiaban yo decidí que iba a ponerme un pantalón de cuero y una blusa.

Cuando terminaron nos montamos en el coche de Pedri y pusimos rumbo a casa de mis padres.

Llegamos y mi madre nos recibió en la puerta. Le dio a ambos un abrazo y fuimos hasta el jardín, donde mi padre estaba sentado con una copa de cristal en las manos.

Se levantó y saludó con un apretón a ambos.

Después nos sentamos a cenar y entonces mi madre decidió hablar:

– ¿Qué tal en los partidos?

–Bien. Ya sabemos que La Liga es muy dura de conseguir y estamos totalmente implicados en ello.– murmuró Gavi mientras bebía de su vaso.

– ¿Creéis que vais a conseguir ganar La Liga?– preguntó mi padre.

Ya sabía a donde iba a llegar esto. Mi padre no era del Barça ni mucho menos. Al principio le costó asimilar que tenía como yerno a un culé, y ahora debía asimilar que estaba saliendo con dos jugadores culés.

– Estoy absolutamente seguro, señor.– dijo Gavi.

– Me temo decirte que la plantilla del Real Madrid es muy superior.

– Con el debido respeto, señor López, el Madrid puede fichar a quien quiera. Ya hemos conseguido ganarles en un Clásico y por goleada a esa supuesta "plantilla superior" y créame que no nos supuso ningún problema.– espetó Gavi.

Pedri y yo nos miramos. Ambos sabíamos de que se trataba esto. Mi padre quería ver hasta donde llegaban ambos y Gavi había mordido su anzuelo.

– Si creen que ganaron por goleada es mejor que recuerdes los Clásicos anteriores.– soltó mi padre.

– Papá, ¿cómo va la empresa?– pregunté en un intento por cambiar de tema de manera disimulada.

– Bien, ya sabes. Y ahora mismo creo que deberías reconsiderar aquella oferta que te hice.– recordó mirándome.

– Papá, no pienso meterme a tu empresa, y menos para sustituirte a ti.

– Creo que tendrías un futuro prometedor.

– Gracias por tu confianza en mí, pero no me interesa en lo más mínimo dirigir la empresa.

– Laia, es una herencia familiar cielo, todos tus predecesores la han dirigido.

– Pues voy a ser yo la que rompa esa cadena. La empresa no me interesa como para meterme en ella.

– Laia...

Negué con la cabeza haciéndole entender que no pensaba hablar más del tema. Este tema había sido repetido desde que tenía dieciséis años, y ahora con diecinueve no pensaba cambiar de opinión.

Cuando acabamos de cenar estuvimos charlando sobre el viaje que tenían mis padres en unas semanas.

Después acabamos despidiéndonos de ellos y salimos de su casa en dirección al coche de Pedri.

– Podría haber sido peor ¿no?– dijo Gavi en cuanto nos montamos.

– Siendo sincero, llevo años conociéndolos y sigo teniéndoles miedo.– dijo Pedri mientras se abrochaba el cinturón.

Y era cierto. Pedri y mis padres habían sido de pocas palabras en cualquier cena o comida a la que hubiéramos ido juntos.

Con sus padres había sido siempre lo contrario, me habían tratado siempre como una hija más y siempre que les había necesitado, ahí habían estado.

Esto del triángulo amoroso también les había sorprendido, pero Pedri había hablado con ellos y les había dicho que si éramos felices todo iría bien.

Los padres de Gavi habían sido también muy amables.

Creo que ellos si habían entendido todo esto, y aunque mis padres se empeñaran en hacerme creer que lo apoyaban, sabía que seguían sin estar de acuerdo.

Pedri arrancó el coche y después Gavi encendió la radio y subió un poco el volumen.

Entonces vi a mucha gente apiñada y como si de un ritual se tratase, Gavi y Pedri bajaron las ventanillas a la misma vez.

Una marea de camisetas empezaron a colarse por el coche y ellos firmaban a la velocidad de la luz.

Siendo sincera esto lo llevaban con mucha tranquilidad y en parte me sentía bastante mal.

A veces tenían que aguantar cosas que se merecían, como Gavi, el otro día me contó que casi le abren la puerta del coche al salir de un entrenamiento.

A veces había momentos en los que corrían peligro y seguían siendo tan amables con todo el mundo.

Eran más agradables que nada.

– ¿Es la novia de Pedri?– preguntó un chico a Gavi.

Ambos se miraron y entonces subieron las ventanillas y volvimos a retomar el camino.

– Dios mío...– dije soltando un suspiro.–¿Cómo soportáis esto todos los días?

– Son gajes del oficio nena.– dijo Pedri.– Además, siempre nos apoyan. En las buenas, en las malas y en las peores.

– Somos más que un club.– continuó Gavi

Sonreí.

Me fascinaba lo mucho que adoraban el club y sabía que ambos podrían dar su vida por él, y sin dudarlo.

Tenían pura garra y un corazón que no les cabía en el pecho.

Cuando llegamos a casa, Pedri se bajó del coche y entonces abrió la puerta trasera y me agarró cogiéndome en brazos como a una princesa.

Me eché a reír mientras él caminaba hasta la puerta de casa, que Gavi estaba intentando abrir.

Al entrar subió las escaleras conmigo y me dejó caer en el colchón para abalanzarse sobre mí y besarme.

Sonreí en el beso y después sentí que alguien carraspeaba.

Nos apartamos para ver a Gavi apoyado en el umbral de la puerta, de brazos cruzados.

– Veo que la fiesta empieza sin mí.

– No hay fiesta Gavi, solo la estaba besando.– dijo Pedri mirándole.

– Ya ya.

Gavi se acercó a nosotros dos y entonces se acercó a mí para después besarme de la misma forma que Pedri.

Después se apartó y me miró con una sonrisita que ya había visto muchas veces.

Y por la mirada que se echaron ambos, supe que esto no hacía más que empezar.

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Madre mía estos tres que intensidad siempre dioh mío.

Os dejo a estos, que sé que los echábais de menos.

Besitos pa'vosotrxs ❤️

𝐎𝐍𝐄, 𝐓𝐖𝐎, 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄 +18 | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora