Los chicos tenían los nervios a flor de piel con la tontería de ir a casa de mis padres. Si hubiera sabido que aceptar esa dichosa cena, habría dicho que no.
Llevaban horas pensando en que iban a ponerse, y yo estaba a punto de cometer un asesinato.
– ¿No creéis que os estáis excediendo un poco?– dije al verles coger un traje de chaqueta.
– ¿Se te ocurre alguna idea mejor?– preguntó Pedri.
– Oye, mis padres ya os conocen, solo necesitan acostumbrarse a que estoy con ambos. No necesitáis impresionar a nadie. Os quiero tal y como sois.
Ambos me dieron una sonrisa y entonces agarraron pantalones vaqueros.
Mientras ellos se cambiaban yo decidí que iba a ponerme un pantalón de cuero y una blusa.
Cuando terminaron nos montamos en el coche de Pedri y pusimos rumbo a casa de mis padres.
Llegamos y mi madre nos recibió en la puerta. Le dio a ambos un abrazo y fuimos hasta el jardín, donde mi padre estaba sentado con una copa de cristal en las manos.
Se levantó y saludó con un apretón a ambos.
Después nos sentamos a cenar y entonces mi madre decidió hablar:
– ¿Qué tal en los partidos?
–Bien. Ya sabemos que La Liga es muy dura de conseguir y estamos totalmente implicados en ello.– murmuró Gavi mientras bebía de su vaso.
– ¿Creéis que vais a conseguir ganar La Liga?– preguntó mi padre.
Ya sabía a donde iba a llegar esto. Mi padre no era del Barça ni mucho menos. Al principio le costó asimilar que tenía como yerno a un culé, y ahora debía asimilar que estaba saliendo con dos jugadores culés.
– Estoy absolutamente seguro, señor.– dijo Gavi.
– Me temo decirte que la plantilla del Real Madrid es muy superior.
– Con el debido respeto, señor López, el Madrid puede fichar a quien quiera. Ya hemos conseguido ganarles en un Clásico y por goleada a esa supuesta "plantilla superior" y créame que no nos supuso ningún problema.– espetó Gavi.
Pedri y yo nos miramos. Ambos sabíamos de que se trataba esto. Mi padre quería ver hasta donde llegaban ambos y Gavi había mordido su anzuelo.
– Si creen que ganaron por goleada es mejor que recuerdes los Clásicos anteriores.– soltó mi padre.
– Papá, ¿cómo va la empresa?– pregunté en un intento por cambiar de tema de manera disimulada.
– Bien, ya sabes. Y ahora mismo creo que deberías reconsiderar aquella oferta que te hice.– recordó mirándome.
– Papá, no pienso meterme a tu empresa, y menos para sustituirte a ti.
– Creo que tendrías un futuro prometedor.
– Gracias por tu confianza en mí, pero no me interesa en lo más mínimo dirigir la empresa.
– Laia, es una herencia familiar cielo, todos tus predecesores la han dirigido.
– Pues voy a ser yo la que rompa esa cadena. La empresa no me interesa como para meterme en ella.
– Laia...
Negué con la cabeza haciéndole entender que no pensaba hablar más del tema. Este tema había sido repetido desde que tenía dieciséis años, y ahora con diecinueve no pensaba cambiar de opinión.
Cuando acabamos de cenar estuvimos charlando sobre el viaje que tenían mis padres en unas semanas.
Después acabamos despidiéndonos de ellos y salimos de su casa en dirección al coche de Pedri.
– Podría haber sido peor ¿no?– dijo Gavi en cuanto nos montamos.
– Siendo sincero, llevo años conociéndolos y sigo teniéndoles miedo.– dijo Pedri mientras se abrochaba el cinturón.
Y era cierto. Pedri y mis padres habían sido de pocas palabras en cualquier cena o comida a la que hubiéramos ido juntos.
Con sus padres había sido siempre lo contrario, me habían tratado siempre como una hija más y siempre que les había necesitado, ahí habían estado.
Esto del triángulo amoroso también les había sorprendido, pero Pedri había hablado con ellos y les había dicho que si éramos felices todo iría bien.
Los padres de Gavi habían sido también muy amables.
Creo que ellos si habían entendido todo esto, y aunque mis padres se empeñaran en hacerme creer que lo apoyaban, sabía que seguían sin estar de acuerdo.
Pedri arrancó el coche y después Gavi encendió la radio y subió un poco el volumen.
Entonces vi a mucha gente apiñada y como si de un ritual se tratase, Gavi y Pedri bajaron las ventanillas a la misma vez.
Una marea de camisetas empezaron a colarse por el coche y ellos firmaban a la velocidad de la luz.
Siendo sincera esto lo llevaban con mucha tranquilidad y en parte me sentía bastante mal.
A veces tenían que aguantar cosas que se merecían, como Gavi, el otro día me contó que casi le abren la puerta del coche al salir de un entrenamiento.
A veces había momentos en los que corrían peligro y seguían siendo tan amables con todo el mundo.
Eran más agradables que nada.
– ¿Es la novia de Pedri?– preguntó un chico a Gavi.
Ambos se miraron y entonces subieron las ventanillas y volvimos a retomar el camino.
– Dios mío...– dije soltando un suspiro.–¿Cómo soportáis esto todos los días?
– Son gajes del oficio nena.– dijo Pedri.– Además, siempre nos apoyan. En las buenas, en las malas y en las peores.
– Somos más que un club.– continuó Gavi
Sonreí.
Me fascinaba lo mucho que adoraban el club y sabía que ambos podrían dar su vida por él, y sin dudarlo.
Tenían pura garra y un corazón que no les cabía en el pecho.
Cuando llegamos a casa, Pedri se bajó del coche y entonces abrió la puerta trasera y me agarró cogiéndome en brazos como a una princesa.
Me eché a reír mientras él caminaba hasta la puerta de casa, que Gavi estaba intentando abrir.
Al entrar subió las escaleras conmigo y me dejó caer en el colchón para abalanzarse sobre mí y besarme.
Sonreí en el beso y después sentí que alguien carraspeaba.
Nos apartamos para ver a Gavi apoyado en el umbral de la puerta, de brazos cruzados.
– Veo que la fiesta empieza sin mí.
– No hay fiesta Gavi, solo la estaba besando.– dijo Pedri mirándole.
– Ya ya.
Gavi se acercó a nosotros dos y entonces se acercó a mí para después besarme de la misma forma que Pedri.
Después se apartó y me miró con una sonrisita que ya había visto muchas veces.
Y por la mirada que se echaron ambos, supe que esto no hacía más que empezar.
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Madre mía estos tres que intensidad siempre dioh mío.
Os dejo a estos, que sé que los echábais de menos.
Besitos pa'vosotrxs ❤️
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𝐎𝐍𝐄, 𝐓𝐖𝐎, 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄 +18 | Pedri & Gavi
Teen FictionLaia y Pedri eran un equipo, pero todo iba a complicarse cuando Gavi les acompañaba a Canarias a pasar las vacaciones con ellos. ¿Estás segura de tus sentimientos?