El embarazo iba como la seda, aunque lo único malo de todo esto era la prensa.
Era raro el día que no intentaban seguirme y los chicos ya estaban hartos.
Ya estaba a punto de caramelo y lo único que hacían era decirme que no debía estresarme.
Gavi había estado acompañándome a las últimas visitas del médico y no paraba de hablar de la carita más bonita que tenía su hija.
Pedri mientras tanto se había dedicado a prepararme comidas de lo más sanas porque el médico decía que debía cuidarme en estas últimas semanas.
Había tenido una pequeña conversación con mis padres sobre el embarazo, pero no había sido especialmente interesante, se habían dedicado a recordarme los riesgos que corría al salir con no uno, sino con dos de los hombres más deseados del país.
Era consciente de que mis sueños de la infancia, o al menos la mayoría no iban a poder cumplirse.
Siempre había soñado con vestirme de blanco, caminar de la mano de mi padre y llegar hasta el altar y mirar a mi chico a los ojos y saber que todo en mi vida iba a cambiar a partir de ese día.
Pero por desgracia, esto iba a ser un sueño renegado.
El poliamor era algo que no estaba bien visto por la Iglesia, y en los juzgados tampoco concedían ese permiso.
Antes, con Pedri, lo hablaba bastante y él siempre me había dicho que íbamos a casarnos algún día y que iba a llenar la casa de niños que se parecieran a mí, pero la llegada de Gavi lo había complicado todo.
También era consciente de que tenía a miles de fans odiándome y a millones de periodistas esperando a pillarme sola para aprovechar y preguntar cualquier cosa de la que sacar una primicia.
Mis padres habían dejado de apoyarme y en parte, me lo esperaba.
Me había pasado la infancia intentando estar para todo el mundo, encajar, y lo único que ocurría era que se marchaban y me dejaban llorando por las noches preguntándome cada noche qué es lo que había hecho mal.
Luego entendí que nada de aquello era mi culpa, y ahí fue cuando conocí a Balde.
Él me presentó a su grupo de amigos, tamto del equipo, como a los de fuera.
Tiempo después le confesé que estaba enamorada, de Pedri.
Sabía que al ser un par de años más pequeña que él iba a ser difícil, pero no me rendí nunca.
Y funcionó.
Nos besamos por primera vez frente a la Sagrada Familia en una noche fría de invierno. Después me acompañó hasta mi casa y tras darme una sonrisa y un beso en la frente supe que todo lo que había estado luchando, había valido la pena.
A Gavi lo conocí un día que fuimos a la bolera. O al menos, fue cuando me enteré de su existencia.
Vestía un pantalón negro vaquero con una camiseta blanca combinado con sus Nike Air Force.
Aunque no fue un flechazo, fue más bien todo lo contrario. Le odié.
Hablé con Pedri de él y me prometió intentar mantenerme alejada de él todo lo máximo posible.
Y así fue. O al menos hasta las vacaciones.
Me di cuenta de que sí se podía amar a dos personas, y por igual.
Que el amor si se sentía de verdad era infinito y que podías dárselo a tantas personas como quisieras, porque no era un delito amar.
Salí de mi trance cuando escuché la puerta de casa abrirse y entonces me giré encontrándome a Pedri cerrando la puerta
– ¿Cómo estás?– preguntó acercándose a mí y besando mi frente.
Asentí dándole a entender que todo estaba en orden y después me dio una de esas sonrisas que derretían mi mundo.
– ¿Qué tal el entrenamiento?–pregunté mientras le veía despojarse de su chaqueta.
– Bien. Xavi ya puede volver a contar conmigo y sinceramente estoy deseando volver a los terrenos de juego.
Había estado un tiempo de baja por una lesión y la verdad es que los dos solos no nos lo habíamos pasado tan mal.
La puerta volvió a escucharse y vi a Gavi entrar mientras se marcaba un bailecito.
Venía de buen humor.
– Vaya, alguien está contento hoy.– murmuré mirándole con una sonrisita.
Me miró sonriendo y me fijé en la ropa que llevaba.
Se había puesto unos cargos negros con una básica blanca y una chaqueta vaquera por encima junto a las Air Force.
– Verte a ti es estar de buen humor, cariño.
Se acercó a mí y tras posar sus manos en mi abultada barriga besó mis labios con mimo.
Ambos se pusieron a hablar de los próximos partidos y los miré fijamente.
Tener a dos futbolistas como novios significaba hablar de fútbol las veinticuatro horas.
En cuanto me miraron cambiaron de tema y entonces me contaron que Ferrán estaba quedando con una chica y que ya le hacían las bromitas en el vestuario.
Hicimos sopa para comer y entonces me tumbé agotada.
Ahora hasta sin hacer nada estaba agotada. Si que era cierto que llevar a dos monstruos dentro era algo que necesitaba mucha energía.
Después ambos se tumbaron a mi lado y acabamos durmiéndonos a la siesta.
Nos despertamos y tras tomarme un zumo de naranja estuve leyendo mientras ellos estaban en el gimnasio.
Cuando acabaron se fueron a la ducha y luego nos sentamos los tres a jugar al parchís.
Nos habíamos aficionado a jugarlo y ahora era raro el día que no lo hacíamos.
Después me fui a la ducha y estuve escuchando algo de música.
"Tú еre' la exponentе infinita, la equi', la suma
Te queda pequeña la Luna
Y aunque esté lejo'
Tú ere' la persona más cerca de mí
Si mi cel se va a apagar, solo te aviso a ti
Si es que hubo otra vida, de tus agua' bebí
To' mi ser te debí
Lo mejor que tengo
Es el amor que me das"Después sentí a alguien entrar y vi a Pedri arroparme con la toalla mientras me miraba con una sonrisa.
Pegué mis labios a los suyos y entonces me aparté soltando un quejido y sintiendo un dolor repentino.
Entonces sentí que mis piernas se mojaban y abrí los ojos totalmente en shock.
– Pedri...
Este me miró y entonces cerré los ojos y me agarré a sus hombros.
– Ya vienen.
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NOS QUEDA UN CAPÍTULO MI GENTEEEEE :((
Os he dejado un poco del contexto de cómo surgió lo de Laia y Pepi 🥹
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𝐎𝐍𝐄, 𝐓𝐖𝐎, 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄 +18 | Pedri & Gavi
Novela JuvenilLaia y Pedri eran un equipo, pero todo iba a complicarse cuando Gavi les acompañaba a Canarias a pasar las vacaciones con ellos. ¿Estás segura de tus sentimientos?