Nos separamos a toda velocidad y entonces miré a Gavi buscando ayuda.
– Quédate aquí, yo voy a esconderme detrás de la cortina de la ducha.– susurró mirándome.
Asentí, nerviosa.
Cuando vi que ya se había escondido abrí la puerta y vi a Ansu delante de mí.
– Hola Laia, ¿puedes pasarme la colonia de allí.– dijo señalando.
Asentí, estiré mi brazo y entonces le pasé el bote de colonia.
Se marchó y entonces vi a Gavi salir de la ducha.
– Por poco nos pi-
No pude decir mucho porque volvió a atacar mis labios con necesidad.
Sus manos acariciaron mis muslos y entonces se apartó.
– Vamos o empezaran a sospechar de no vernos a ninguno.
Asentí y le vi salir disimuladamente.
Unos minutos después salí yo y me encontré con Pedri por el pasillo.
Me sonrió y me agarró de la cintura.
– Estás preciosa.– dijo mirándome y me besó.
– Dios que asco dais.– espetó Balde.
Nos reímos y después miré a Balde con una sonrisa.
– ¿Quieres un abrazo?
– Ni de coña.
Empezó a huir de mí y lo seguí por toda la casa riendo.
Cuando se rindió acabé dándole un abrazo.
Todos estábamos listos ya, así que nos dividimos en dos coches y salimos para ir a cenar cerca de la playa.
Hacía bastante frío aquí.
Gavi se quitó su chaqueta y me la puso sobre los hombros.
Los chicos no notaron nada y cuando se puso a mi lado lo agradecí.
Todos votaron por ir a tomar unas copas, así que aceptamos y fuimos a un pub.
No sentamos fuera en una mesa grande y cada uno pidió algo.
Me senté en medio de Gavi y Pedri.
Cuando trajeron las copas me puse a beber de la mía.
Pensé que era la bebida, pero supe que el escalofrío había sido por culpa de Pedri, que estaba acariciando mi muslo.
Sentí un apretón en el otro y tragué saliva.
Bebí intentando no hacer ninguna expresión que nos delatara.
La mano de Gavi hizo que abriese un poco las piernas y entonces las hundió en ella.
Tocó mis bragas por encima y solté un quejido que disimulé con la tos.
Pedri también metió su mano y entonces intenté apretar las piernas.
– Cariño, eres muy cantosa.– murmuró Pedri en mi oído.
Lo miré intentando fusilarle con la mirada.
Era difícil contenerse teniendo al increíble Gavi y al mago Pedri haciendo maravillas en mi zona íntima.
Sira se levantó y ambos apartaron las manos de golpe.
Sentí alivio.
– Venga Laia, vamos a bailar.
– ¿Bailar?
– Claro, dentro. Venga.
Me levanté sonriendo y con la copa en la mano y fui con ella a la pista.
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𝐎𝐍𝐄, 𝐓𝐖𝐎, 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄 +18 | Pedri & Gavi
Teen FictionLaia y Pedri eran un equipo, pero todo iba a complicarse cuando Gavi les acompañaba a Canarias a pasar las vacaciones con ellos. ¿Estás segura de tus sentimientos?