XV

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Llegamos a casa y solté un suspiro.

Los demás se iban esta noche y habíamos intentado alargar la noche todo lo que pudimos.

Llegué a casa con un dolor de pies increíble.

Pedri me dejó en el sofá con una sonrisa.

Me quité los zapatos y solté un suspiro de alivio.

Gavi llegó hasta mí y evité mirarle.

Aún no le había visto tirar el papelito y me negaba a ir con el papel de celosa a que lo tirase.

Subí a la habitación y vi a Pedri entrar.

– ¿Qué pasa?– dijo acercándose a mí.

Iba a contárselo cuando Gavi entró en la habitación.

Salí de la habitación y fui al jardín.

– ¿Qué pasa?

Miré a Gavi, que se acercaba a mí.

Volví a mirar al frente y entonces soltó un suspiro.

– ¿He hecho algo?

– No. Claro que no. Aunque igual no te apetece hablar conmigo. Prueba a escribirle a la chica esa.

Me miró sonriendo y se acercó.

– ¿Estás celosa?

– ¿Yo? Pff. Por favor. No puedo estar celosa cuando ni siquiera tengo una relación contigo.

– ¿Ah sí?

Nos miramos mutuamente y entonces salí del jardín.

Narra Pedri

Vi a Laia salir del jardín y a Gavi siguiéndola.

Agarré a Gavi y lo miré fijamente.

– ¿Qué pasa?– preguntó.

– ¿En serio? Si vas a estar guardando el número de todas las chicas que te lo dan mejor que dejemos esto del "poliamor"

– Joder, iba a tirarlo y no me he acordado hasta que Laia me lo ha dicho ahora.

– Ya.

– Pedri, me gusta Laia, ¿vale? No voy a estropear esto porque no me gusta ninguna de las que me dan su número.

– Pues deberías ir a hablar con ella. Porque está cabreada. Mucho.

– Y tú.– dijo mirándome.

– Es obvio, a mi novia también le gustas y no me gustaría que jugases con todo esto.

– ¿Qué hago?

– Deja que se le pase un rato, después ve y habla con ella.

Él asintió y entonces fue al baño.

Entré en la habitación y vi a Laia mirando la televisión.

– ¿Viendo Los Serrano?– dije mirándole sonriendo.

– Es que me encanta.– murmuró riéndose.

Me acerqué a ella y le di un beso. Y después otro.

Ella me miró con una sonrisa.

– Debería darte vergüenza ser tan guapa.

Me miró riendo.

– Y a ti debería darte vergüenza ser tan sexy.

– ¿Yo?– pregunté sonriendo.

Me abrazó haciendo que me tumbase en la cama y se sentó encima.

– Deberías hablar con Gavi.

𝐎𝐍𝐄, 𝐓𝐖𝐎, 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄 +18 | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora