IX

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Me desperté sola a la mañana siguiente.

Me senté en la cama y empecé a sobarme los ojos, después me levanté y me puse el bikini.

Bajé las escaleras y casi tengo que pegarme un golpe en la cabeza para saber si estaba soñando o no.

Gavi y Pedri estaban en la piscina.

Estaban riéndose por algo y sentí que me había perdido algo.

Me acerqué con la toalla hasta ellos y al escucharme, se giraron.

Los miré fijamente y ellos me saludaron con una sonrisa.

Dejé la toalla en una hamaca y después me tiré de cabeza al agua.

No quería estar cerca de ninguno por ahora.

Salí de debajo del agua y vi a Pedri acercarse hasta mí con una sonrisa.

– Buenos días, amor.

Me agarró la cara y me dio un beso que me dejó sin aire.

Cuando se apartó, se salió de la piscina y entró en la casa.

Yo lo miré estupefacta.

– ¿Vas a nadar o vas a quedarte ahí todo el día?

Miré a Gavi, que estaba sentado en el bordillo.

– No te incumbe.

Gavi sonrió de lado y se metió en el agua.

Empezó a acercarse y yo fui andando marcha atrás.

Hasta que choqué con el bordillo.

Él se pegó a mí y me acarició la mejilla.

– Laia... ¿te han dicho alguna vez que tienes unos labios preciosos?

Tragué saliva y entonces me mordió el labio, para después devorar mi boca.

Me aparté alejándole y lo miré.

– ¿Qué haces? Pedri me ha perdonado y no pienso volver a traicionarle de ese modo.

– ¿Traicionarle? Cariño, Pedri y yo estamos encantados de tenerte.

Fruncí el ceño y lo miré fijamente.

– ¿Qué?

– Pedri y yo hemos llegado a una conclusión: y es que te queremos ambos.

"Me está jodiendo"

– ¿Hablas de poliamor?– pregunté mirándole.

– Sí. Aunque en público, sois vosotros dos.

Lo miré fijamente.

Se habían vuelto locos.

Gavi se acercó a mí con una sonrisita y me agarró de la cintura.

– Cierra los ojos y déjate llevar, Laia.

Le hice caso y entonces empecé a sentir sus manos bajar por mi espalda.

Coló una por mi parte de abajo del bikini y entonces Pedri volvió.

– Que calor muchacho.

Me sobresalté un poco y Gavi apartó la mano, pero la apoyó sobre mi culo.

Pedri se tiró al agua y empezó a nadar.

Después vino a por mí y me hizo cosquillas.

Gavi se le unió y acabé riéndome a carcajadas y pegando patadas para que me soltasen.

Un poco más tarde el timbre sonó y Pedri fue a abrir.

Gavi me miró con una sonrisa y me dio un beso, del que se separó rápidamente cuando escuchó a gente entrar en el jardín.

𝐎𝐍𝐄, 𝐓𝐖𝐎, 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄 +18 | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora