XXIV

6.9K 268 11
                                    

Los chicos habían cogido vacaciones y Gavi quería llevarme a Sevilla a ver a sus padres.

No sabía muy bien como tomarme aquello ni si a Pedri le iba a molestar al saberse que la relación entre Gavi y yo era extraoficial.

Así que esa noche que Pedri había llegado del entrenamiento aproveché para hablarlo con él.

– Cariño, ¿podemos hablar?– pregunté subiendo a la cama y acercándome a él.

– Claro cielo, ¿de qué quieres hablar?

– Gavi me ha dicho que mañana en cuanto os den las vacaciones quiere llevarme a Sevilla a ver a sus padres.

– ¿Qué?

– Sí.

– ¿Y quiere dejarme a mí aquí solo?

Me encogí de hombros. Sinceramente no sabía que pasaba por la cabeza de Gavi nunca.

– Hablaré con él mañana en el entrenamiento.– dijo Pedri.

– Como quieras.– dije levantándome de la cama.

– ¿Te has enfadado?

Me giré con los ojos abiertos y lo miré.

– Ah. Pensaba que sí.

Negué con la cabeza y solté una risa. Después salté sobre la cama y me abracé a él.

– ¿Quieres que salgamos a pasear un poco?– preguntó mirándome.

– Claro.

Nos levantamos y después de vestirnos salimos para caminar por las calles de Barcelona.

Pedri me agarró la mano y me acerqué a él mientras paseábamos.

Llevábamos un rato paseando cuando vi que me llamaban.

Lo cogí y Pedri me miró.

– Nena

– Hey Pablo, ¿pasa algo?

– ¿Has hablado con Pedri?

Se ve que el indicado nos escuchó porque agarró mi móvil y se lo llevó a la oreja.

– Tú, ladrón de novias.

Intenté escuchar a Gavi, aunque fue imposible.

– Bueno, puedo aprovechar y yo así visito a unos amigos de Valencia.– murmuró Pedri.

Un poco después colgó y me dio el móvil.

– ¿Qué ha pasado?– pregunté.

– Vas a ir con él a Sevilla, así que yo iré a Valencia a visitar a unos amigos.

Lo miré fijamente.

– ¿Estás seguro de que quieres que me vaya?

– Claro, pero ten cuidado, la feria de allí se pone a rebosar, no te separes de él en ningún momento.

Asentí y después me abrazó.

Cuando volvimos a casa subí a darme una ducha y después empecé a preparar la maleta.

Pedri iba dándome cosas.

– ¿En serio? ¿Un abrigo?

– Sí. Así no se te ve nada.

Me eché a reír y coloqué el abrigo de nuevo en una percha.

Empecé a coger pantalones vaqueros, tops y vi a Pedri mirarme de reojo.

– Cariño, no les muestres mucho, que los sevillanos tienen una labia para seducir increíble.

Lo miré riéndome y me acerqué a él.

𝐎𝐍𝐄, 𝐓𝐖𝐎, 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄 +18 | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora