La cosa se estaba volviendo más complicada de lo que parecía. Fui al médico y me enteré de que se trataba de una superfecundación heteropaternal, es decir, iba a tener gemelos pero de dos padres distintos.
A partir de ese día todo empezó a hacerse más difícil porque el bulto empezaba a notarse y yo tenía que disimular delante de los chicos.
– Laia, ¿estás bien?– preguntó Pedri al verme salir del baño tras vomitar.
Lo miré y asentí intentando convencerle, aunque llevaba varios días demasiado pendiente de mí.
– ¿Segura?– preguntó mirándome.
– Claro cielo, solo estoy un poco cansada.
– Laia, llevas semanas así y no quiero tener que hablarlo con Gavi, porque entonces si que no vas a tener escapatoria.
Lo miré fijamente y le agarré las dos manos.
– ¿Dónde está Gavi?– pregunté.
– En el jardín con el balón, como siempre.
– Ve a buscarle, y te juro que os lo contaré todo.
Pedri me miró y después de asentir se fue al jardín a buscar a Gavi.
Mientras llegaban yo cogí aire y lo solté muy despacio.
Estaba muy nerviosa porque siendo sincera no sabía muy bien como iban a reaccionar ninguno de los dos.
Igual la cosa salía bien y ambos se alegraban por esta noticia o igual salía mal y decidían que esto era una verdadera locura y debía abortar.
En todo caso, iba a necesitar algo de ayuda por parte de ambas.
Gavi y Pedri entraron por la puerta del jardín y ambos me miraron fijamente.
– Sentaos, tengo algo que deciros.
Ambos me miraron fijamente y entonces tomaron asiento en el sofá, el uno al lado de otro.
– Hace un par de meses me sentí muy mal y entonces pedí cita para ir al médico. Resulta que estando allí me hicieron unos análisis y bueno, salió que estoy embarazada.– dije soltando lo último entre dientes.
Ambos se quedaron muy quietos en el sofá, mirándome fijamente, impasibles
– Esta mañana he tenido cita con el ginecólogo y bueno, me ha confirmado que se trata de gemelos, aunque de distinto padre, claro. Es decir, uno es de uno de vosotros, y el otro del otro.– murmuré nerviosa.
Pedri tragó saliva y entonces su mirada pasó a mi vientre, y de allí a Gavi, que hizo el mismo recorrido con la mirada.
– ¿Eso es posible?– balbuceó Gavi mirándome.
Asentí con una pequeña sonrisa.
– Se llama superfecundación heteropaternal.– informé.
Vi a Pedri levantarse y entonces me envolvió en sus brazos y yo me dejé abrazar por él.
No sabía muy bien que reacción era esa, pero esperaba que no se enfadase.
Aunque después empezó a preguntarme si tenía fotos de las ecografías y asentí yendo a mi habitación para poder enseñarles todo lo que les había ocultado desde hace tres meses.
Gavi no paraba de hacerme preguntas sobre si iba a ser capaz de reconocer quien era quien mientras Pedri se reía de él.
Un rato después estaban peleándose por cual de los dos iba a ser mejor jugando al fútbol y ya empezó la guerra.
Pedri le decía a Gavi que su hijo iba a ser un recogepelotas y el otro solo sabía insultarle y tirarle cojines.
Estuvieron hablando de hablar con sus padres para que vinieran a cenar.
Lo vi buena idea, así que decidimos llamarles y después de quedar con ellos para cenar fuimos a comprar para ver que podíamos hacer de cena.
A Pedri se le ocurrió hacer las famosas croquetas de su madre y Gavi recurrió a ensalada y yo preparé un flan.
Cuando llegaron sus padres estuvimos cenando mientras les hablaban de los entrenamientos.
Después me preguntaron qué tal estaba y entonces acabamos contándoles todo.
Al principio se quedaron un poco sorprendidos pero después Aurora y Rosy no tardaron demasiado en acercarse a mí para poder hablar sobre el embarazo.
Les enseñé las ecografías y después de un largo interrogatorio salimos al jardín a buscar a los chicos.
Estaban echando un partido con sus padres y se picaban y jugueteaban entre todos.
Después sus madres se unieron y yo hice lo mismo.
Fue imposible ganarle a ninguno de ellos y ni siquiera lo intentamos.
A media noche se marcharon y entonces ayudé a Pedri y a Gavi a recoger la mesa, aunque en cuanto me vieron dar dos vueltas desde la cocina al salón y al contrario, me mandaron a sentarme y descansar.
– Llevo ocultándolo durante tres meses, no queráis tratarme como a un cristal ahora.
Ambos se miraron dándose cuenta de que llevaba razón y entonces me dejaron terminar de ayudarles.
Después me fui a la ducha y me quedé un buen rato debajo del agua, con los ojos cerrados.
Bajé mis manos hasta la barriga y entonces sentí unas manos en mi cintura.
– Nena, nos habías asustado.– murmuró Gavi mirándome.
– Lo siento, me he quedado aquí relajada y no me he acordado de salir.
– Tranquila. Venga, sal.
Asentí y me enrolló en una toalla y después me miró fijamente con una sonrisa.
Me sequé y después me puse el pijama.
Bajé y los vi a ambos en el salón jugando a la Play bastante concentrados.
Me puse entre medio de ambos en el sofá y me eché a reír al verles enfadarse el uno con el otro por el partido.
Iba a ser gracioso tenerles cuidando a dos niños pequeños cuando ellos eran como críos.
Pedri le había tirado un cojín a Gavi después de que le ganase en el FIFA.
Estuve a punto de morir cuando empezaron una guerra, así que decidí salir corriendo del sofá y entonces ambos se pusieron de acuerdo en perseguirme por toda la casa para atraparme.
Cuando consiguieron agarrarme me llevaron al sofá y se dedicaron a hacerme cosquillas, lo cual me hizo reír tanto que tuve que coger aire profundamente.
Cuando pararon se tumbaron a mi lado y entonces acariciaron mi piel haciéndome cosquillas y yo cerré los ojos totalmente anestesiada.
Entonces pensé que no había momento mejor que este: tumbada en medio de mis chicos favoritos sintiéndome querida y protegida.
Ambos empezaron a hablarme sobre el embarazo y entonces sentí sus manos acariciar mi vientre con cariño.
Estaba segura de que iban a ser unos padres geniales, y aunque la familia iba a ser un poco peculiar tenía claro que ambos se iban a encargar de que nadie nos hiciera daño a ninguno.
Tras aquello y sus caricias en mi vientre acabé quedándome completamente dormida.
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Vaya vaya...
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𝐎𝐍𝐄, 𝐓𝐖𝐎, 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄 +18 | Pedri & Gavi
Teen FictionLaia y Pedri eran un equipo, pero todo iba a complicarse cuando Gavi les acompañaba a Canarias a pasar las vacaciones con ellos. ¿Estás segura de tus sentimientos?