IV

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Narra Gavi

Vi a Laia venir hasta lo profundo y me acerqué a ella.

Mantuve un poco las distancias pero no me prohibí el comérmela con los ojos.

Ese bikini estaba causándome taquicardias y no comprendía como Pedri estaba tan tranquilo teniendo a su novia así.

Tenía horchata en las venas.

– ¿No que no querías venir?– pregunté sonriendo.

– Y no quería.– dijo mirando el agua.

– ¿Te pasa algo?

– Lo de anoche no debió suceder.

La miré fijamente.

– ¿Se puede saber qué pasó?

– Estuvimos abrazados, en la piscina, solos, de noche.– dijo enumerando todas aquellas cosas.

– ¿Y?

– No volverá a pasar.– aseguró sin mirarme.

Seguí mirándola.

Cuando se fue anoche, yo salí de la piscina y tras secarme subí a mi habitación.

Mentiría si dijera que no pensé en devorarla allí mismo.

Pero Pedri estaba con ella.

Y sabía que como me hubiera dejado llevar, habría querido repetir.

– Como quieras. Te perderás los baños nocturnos.– dije bromeando.

Me miró y entonces empezó a andar hacia la orilla.

No pude evitar fijarme en su culo.

Era imposible no hacerlo.

Sabía que si Pedri me veía haciendo aquello iba a acabar enterrándome bajo tierra.

La seguí y salí del agua después de colocarme un poco el pelo.

La vi tumbarse encima de Pedri y reírse tras decirle algo en el oído.

Cogí mi toalla y me sequé el pelo un poco.

Después Laia cogió su toalla, se tumbó delante nuestra y empezó a echarse bronceador.

Intenté no mirarla demasiado porque tenía a Pedri a un metro de mí.

Una de sus manos acarició sus muslos esparciendo el bronceador y tragué saliva.

Después se recogió el pelo en un moño despeinado como el de aquella misma mañana y se tumbó poniéndose las gafas de sol.

Pedri me miró y me lanzó una cajita pequeña.

La cogí y me reí.

– ¿Cartas? ¿En serio?

– ¿Sabes jugar a la cuatrola?– preguntó poniéndose al lado de mí.

Negué y entonces vi a Laia quitarse las gafas y mirarme con los ojos abiertos.

– ¿No sabes jugar?– preguntó sorprendida.

Negué de nuevo y se levantó para sentarse a mi lado y al lado de Pedri.

– A ver, en este caso sería una triola, pero también nos vale.

Acababa de perderme con la palabra "trío"

Laia empezó a explicarme como funcionaba el juego y entonces echamos una partida de calentamiento.

– Me canto las 40 en bastos y...– vi a Laia mirar alrededor y echó una sota de espadas.– Sacadme todos los pintes que tengáis.

Pedri la miró riéndose y le tiró el as de espadas, y yo saqué el tres de espadas.

𝐎𝐍𝐄, 𝐓𝐖𝐎, 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄 +18 | Pedri & GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora