¿Qué pasará cuando dos amigos, que tienen una amistad que se enreda hasta las sábanas, se encuentren con un chico que les pide algo más que una simple clase de música?
Uno de ellos se enamorará...
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CAPÍTULO 21: JUSTO A TIEMPO
Aquella tarde, en la reunión con la banda, Gun les contó sobre la conversación que sostuvo con Perth y los puntos a revisar. Luego, repasaron un rato las canciones y la junta se dio por finalizada. Todos quedaron en que revisarían sus horarios de trabajo para coordinar las horas de ensayo para no ocasionar algún problema a futuro. -Chicos, ya me tengo que ir. Es un poco tarde y debo planear la clase de mañana-. -De acuerdo, Plan. Ve tranquilo-. Title le dio una palmadita en la espalda y lo despidió. -Nos vemos-. Añadió Gun. Plan se retiró y Title también comenzó a preparar sus cosas para irse a casa ante la atenta mirada de Gun, que sintió un pequeño temor por irse a casa. Con todo el asunto de la pulsera, no quería ver la cara de Mark por temor a que fuese realidad lo que contó Perth. Mark le había mentido, era un hecho. Pero no sabía la razón y descubrirlo atemorizaba su ser. -¿Ya te vas?-. -Sí, tengo otras cosas que hacer-. -¿Puedo quedarme en la sala de ensayos por un momento?-. Title frunció el ceño y se acercó a Gun. -¿Por qué?-. -Es que quiero estar un momento solo. No tengo ganas de ir a casa todavía-. -Pero debo cerrar la sala-. -Prometo cerrar bien y mañana te regreso las llaves-. Title no era una persona que se hiciera problemas por cosas pequeñas, así que no tardó en aceptar la petición de Gun. Entregó las llaves y sin más que hacer, se retiró. Gun quedó solo en compañía de los instrumentos musicales. En una esquina se hallaba una mesa y un par de sillas, donde se sentó a pensar lo que debía hacer. Si iba a su departamento, era lo más seguro que se encontraría Mark allí. No quería verlo. Tampoco iría a su departamento, porque sería meterse prácticamente en la boca del lobo. Tomó su celular y buscó el nombre de su mejor amigo, pensando que podría responder, ya que en Canadá serían la seis de la mañana, y Saint acostumbraba a levantarse a esa hora. No hubo respuesta después de 3 intentos de llamada. "Dios, ¿qué hago ahora? No me atrevo a verlo". Pensó. No le quedaban muchas opciones donde pudiera elegir. Sólo debía enfrentarse a él y preguntarle directamente cómo es que su pulsera llegó a la muñeca de Perth, pero no le convencía aquello. La mente puede ser muy poderosa, tanto así que se encargó de hacer aparecer a la persona en discordia en estos momentos con un mensaje.
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