ADVERTENCIA: CONTENIDO 🔞
CAPÍTULO 10:
¿QUÉ SUCEDE CON LOS TUTORES?
Perth frente a la puerta que estaba casi por tocar, dudaba de sí mismo. Hoy comenzaba su plan de conquista, atacando el punto débil de Gun sin saber si tendría éxito o no.
Tocó dos veces el timbre y Gun asomó por la puerta.
-Hola-.
-Hola, Perth. Adelante-.
El chico entró como de costumbre, controlando asombrosamente sus ansias. Dejó su mochila en el sofá y sacó de ella sus útiles de trabajo, salvo la lapicera que fue olvidada en casa.
-P'Gun, ¿tienes una lapicera que me prestes?-.
-Sí, por supuesto-.
Abrió el cajoncito que estaba a su lado, sacó una lapicera azul y se la entregó. La persona que estaba con una polera ancha no cubrió las marcas en su muñeca, por lo que estuvo a la vista del hombre que recibió aquella lapicera.
"¿Sus marcas son de...?" Pensó Perth.
Ya estaba rondando por su cabeza que alguien había iniciado su camino. Mal indicio para el muchacho, pues el hombre no es experto en lo que estaba a punto de hacer. En cambio, el que le lleva la delantera, puede ser que sea un experto porque dejó a Gun con tremendos moretones, pero con un brillo diferente en sus ojos.
-Iré a traerte un poco de jugo-. Ofreció Gun.
Apenas se volteó, Perth se abalanzó rápidamente aferrándolo fuertemente de la espalda.
-¡Espera un momento!-.
-¿Qué sucede?-.
-Tengo una sorpresa para ti-. Susurró en su oído.
Soltó a Gun y se tiró hacia atrás para alcanzar su mochila.
-Cierra los ojos y no vayas a voltear-.
-Dime qué es-.
-Ya sabrás-.
De la mochila, sacó una bolsita de plástico negra completamente sellada con cinta adhesiva que rompió rápidamente, rescatando una mordaza de bola.
Al tenerla en su poder, se dirigió hacia Gun y la soltó frente a sus ojos.
-Ábrelos-.
El chico retomó lentamente su visión hasta recuperar el enfoque en el objeto colgante.
-¿Ehhh?-.
Perth volteó a Gun y lo miró con lujuria expresada en su rostro.
-Hoy sabrás lo que es el sexo duro conmigo-.
La mente de Gun se nubló abruptamente, no podía pensar en nada, a excepción del deseo que tenía desde hace mucho tiempo que la persona subiera de nivel.
-¿Queres decir que me...?-.
No alcanzó a terminar la frase cuando Perth ya había tapado su boca con su mano.
-No digas más, deja que yo me haga cargo-.
Perth colocó su mochila en la espalda y tomó a Gun de las manos guiándolo hacia la habitación donde comenzaría su acto.
-Desnúdate y acuéstate-. Ordenó Perth.
Gun, con una sonrisa de oreja a oreja, obedeció.
Mientras hacía lo pedido, veía a Perth que sacaba una bolsa negra de la mochila. De allí sacó una cuerda de cáñamo de unos diez metros.
-Esta es mi primera vez, no me juzgues si soy torpe-. Le dijo acercándose a Gun que ya estaba en posición.
-No te preocupes, sólo ata mis muñecas sobre la cabeza o en el respaldar -.
Perth negó con la cabeza advirtiendo que los pasos a seguir eran otros. Gun frunció el ceño quedando con incertidumbre de lo que el hombre le haría.
-Tengo otra cosa en mente-.
Arrodillado se escabulló hasta llegar a la entrepierna de Gun, presentando ante él la cuerda, que después la usaría para amarrar el lugar sensible del chico.
-Pon tus manos sobre la nuca, y no las bajes-.
Después de ver los brazos alzados de Gun, Perth inició su actividad. Levantó el pene de Gun y pasó por debajo de sus dos bolsas la cuerda. Hizo un cruce por sobre el miembro y volvió a pasar la cuerda por debajo de los testículos, apretando con un poco de fuerza. Esto ocasionó que Gun soltara un gemido de dolor y excitación, logrando que el pene se colocara erecto.
-Vaya, te estás excitando muy rápido. Ya veo que esto es tu punto débil-.
Perth con la cuerda en ambas manos de extremo a extremo, hizo un nudo y procedió a amarrar el pene cruzando la cuerda de tal forma que todo el miembro estaba ya rodeado, salvo la punta que comenzaba a colocarse morada.
Al acabar, el exceso sobrante fue lanzado hacia el rostro de Gun, que permanecía inmóvil.
-Baja tus manos-.
Sin una palabra, el chico obedeció.
Cada uno de los extremos de la cuerda, fue amarrada a la muñeca de Gun, con el fin de que al moverla, esta ejerciera fuerza sobre el pene y se levantara con rudeza.
-¡Perth! ¡Perth! ¡Tanapon!-. Decía en pequeños susurros entrecortados por la aceleración de su respiración.
-Oh, lo olvidaba-. Acercó la mordaza que estaba en su bolsillo y la colocó.
Excitante para Perth ver cómo estaba Gun en la cama. Tanto, que no pudo evitar tener una erección, que ya comenzaba a molestar.
--¡Humm! ¿Qué más debería hacer?-. Decía mientras veía que el chico tiraba de sus manos para levantar su pene y causarse dolor en sí mismo.
Su cabeza bajó hasta el nivel del miembro y comenzó a mordisquear la punta del pedazo de carne atado.
Esto ocasionaba un choque eléctrico en la espalda de Gun que recogía sus piernas con frecuencia.
Después de un rato de diversión con su boca, inició con sus manos de arriba hacia abajo con la seguridad de que el chico está por llegar a su límite. Aunque esto fue detenido porque, tal como el día anterior, el orificio de la punta, fue sellado con un pequeño cotón.
-Hmmm-.
El rostro de Gun comenzó a empaparse en sudor y sus muñecas se movían provocando un doloroso alzamiento del miembro tapado.
-¿Qué más se supone que debo hacer? Oh, creo que la próxima vez tendré más imaginación-.
A pesar de que esas palabras parecían mostrar que era lo único que haría, no era cierto.
Se levantó de la cama, se desvistió para quedar a la par con Gun, y sacó un par de juguetes sexuales: Un par de pinzas para los pezones y un vibrador.
Volvió a la cama y colocó las pinzas en los pequeños pezones. Luego bajó hacia el trasero de Gun e insertó el vibrador en nivel alto.
-¡Hmmmm!-.
-¿Se siente bien?-.
Gun asintió con la cabeza.
Su propio pene estaba ya erecto, pero podía aguantar un poco más, así que continuó proporcionando placer, tortura y agonía al chico, metiendo y sacando el vibrador.
Gun comenzó a retorcerse y desesperarse, contrayendo sus piernas como si estuviera pataleando.
-Golpea la cama dos veces con tu pierna izquierda si quieres que pare-.
Gun no lo hizo.
-Golpea con tu pierna derecha una vez si quieres que continúe-.
Gun pateó.
Y es que realmente estaba a un límite indescriptible. Sentía que su pene estaba por explotar en su interior, con un dolor insoportable que apenas estaba soportando, pero lo estaba disfrutando como nunca.
-Mi turno-.
Se colocó un condón y reemplazó rápidamente en vibrador, insertándose fuertemente en el hombre.
Adentro hacia afuera con mucha fuerza se alimentaba Perth absorbiendo el placer y la lujuria que expelía Gun.
-Hmmm... Hmmm....-. Se escuchaba en las cuatro paredes.
Cada vez que se hundía en el cuerpo del otro, Perth más se aferraba en este hombre que ya sentía era de su propiedad. Dejaba huellas por todos lados, con mordiscos y chupones en todo su cuello.
Cuando ya estaba en su límite, es cuando decide quitar el cotón del pene que a esas alturas ya estaba casi negro, ocasionando que Gun soltara orina más semen.
Lo mismo hizo su propio cuerpo. Ambos cayeron en el abismo del placer al mismo tiempo.
Perth dejó reposar su respiración antes de quitar la mordaza a Gun.
Apenas quitó el elemento, el chico pudo decir algunas palabras.
-¡Increíble!-.
Lentamente fue desatando las muñecas y el pene inflamado de su alumno. Al terminar, lo dejó descansar en sus brazos, abrazándolo con fuerza y sosteniendo una leve conversación.
-Nunca había hecho esto-.
-Para ser tu primera vez, me hiciste sentir todo lo que me gusta y más-.
-Pero sólo sentiste dolor-.
-Eso es lo que me excita, el dolor-.
Perth no respondió a tales palabras, sólo acariciaba el pelo de Gun con mucho cariño. Después de un tiempo en silencio, Gun alzó su rostro y lo miró a los ojos.
-Te transferiré la cantidad que te ofrecí la primera vez, cuando te pedí esto-.
-No es necesario-.
Gun se extrañó con lo que dijo Perth y preguntó:
-¿Por qué no? Es lo justo. Lo que te ofrecí-.
-Es que no lo quiero. Hice esto porque realmente me gustas y quiero tenerte conmigo-.
El oyente se levantó muy rápido de su lugar, con unos ojos que casi se le salían de su lugar.
-¿Qué dijiste?-.
-Me gustas, P'Gun-.
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Mark corregía algunas pruebas de teoría que suele hacer a sus pequeños alumnos, pero su mente no estaba en ese lugar. Más bien, estaba enfocada en lo que estaría sucediendo en el departamento de Gun.
"Perth debe estar comenzando su plan de conquista, más no puedo ir contra él. Debo dejarlo seguir y apoyar en lo que decida. Él comenzó primero con todo esto, así que no tengo derecho alguno a luchar contra él por P'Gun. Dejaré que el tiempo tome su lugar"
Así estaba ocupada su mente, con reproches y prejuicios de su propia persona que no llevaban a nada.
-P'Mark, P'Mark-.
-¿Eh?-.
-La hora de término casi se acerca-.
La pequeña lo movió un par de veces antes de que él respondiera. Al reaccionar, miró la hora en su teléfono celular que indicaba las cuatro de la tarde.
-Cierto, pueden ir guardando sus cosas-.
-¡Sí, profesor!-. Contestaron los demás chicos a coro.
Mark guardó sus cosas y esperó hasta que el último pequeño saliera del aula. Concretado aquello, se dirigió inmediatamente a su hogar para descansar del tormento en su mente.
Mientras manejaba, se imaginaba a las dos personas en la cama, donde Perth es poseedor completamente del cuerpo de Gun. Sacudió y golpeó su cabeza un par de veces con su mano regañándose a sí mismo.
-¡Basta! ¡Que hagan lo que quieran, no me importa!-.
Si bien, Mark sabía y estaba consciente de que esas dos personas tenían encuentros sexuales desde hace un mes, la razón de su molestia no era otra cosa más que saber que ahora, Perth iba en serio con Gun, atando sus manos completamente para un posible acercamiento con su alumno que comenzó a meterse muy en el fondo de su corazón.
Su desconcentración estaba a tal grado que, sin darse cuenta, pasó de largo una luz roja. Si no fuera porque la camioneta que tenía la preferencia hizo sonar la bocina para llamar la atención, otra hubiera sido la historia.
-¿Acaso estás ciego, Niño? ¿No sabes conducir? ¿No ves tu semáforo en rojo?-. Le gritó el conductor de mayor edad desde la ventana.
Mark levantó sus manos juntas y ofreció sus respetos.
-¡Lo lamento, P'-.
Movió su automóvil hacia un estacionamiento cercano y aparcó por un momento para descansar del susto. Un segundo sobresalto vino cuando el celular comenzó a vibrar.
-¡Mierda! Esta porquería me va a terminar matando... ¿Aló?-.
-Hola, Mark-.
El chico suspiró y luego respondió.
-Oh, P'Plan, eres tú. Hola-.
-¿No viste mi nombre en la pantalla?-.
-No, respondí rápido. Lo siento, es que casi tuve un accidente-.
-¿De verdad? ¿Qué pasó? ¿Estás bien?-. Preguntó con voz de preocupación.
-No te angusties, estoy bien. Me salté una luz roja y casi choco con una camioneta-.
Plan es de esos que suelen ser estrictos y muy protectores con sus amigos, regañando como si fuera un padre cuando comenten algún error.
-¡Rayos! ¿Qué está pasando contigo, Mark?-.
-No te enojes, P'. Es lo menos que necesito ahora-.
Definitivamente parecía un padre.
-Ya hablaremos de esto. Por lo pronto, tengo un trabajo para ti ahora. Un alumno necesita reparar su guitarra, así que le di tu dirección-.
-De acuerdo, voy en camino. Dile que en una hora estaré allí-.
-Le enviaré un mensaje-.
-Gracias, P'Plan-.
-No hay problema-.
Mark es un experto en reparaciones de instrumentos. Desde pequeño, la música era su fuente de felicidad. No había ningún evento de música en el que no participaba, así que sus padres, lo impulsaron a seguir creciendo y aprendiendo. Compraban instrumentos y lo inscribían en cursos de canto, reparación de instrumentos y todo lo que tenía que ver con la música.
Luego de colgar, encendió el motor y se dirigió hacia su hogar. Allí ya lo esperaba el muchacho no mayor de quince años, con una guitarra eléctrica en su espalda.
-Buenas tardes, P'-.
-Hola, disculpa la demora. ¿Esperaste mucho tiempo?-.
-Llegué hace diez minutos-.
-Lo siento. Adelante-. Ofreció Mark cuando abrió la puerta.
El chico que vestía de uniforme, entró al departamento y se quitó la guitarra de la espalda sacándola de su mochila.
-Bueno, mi profesor me dijo que podías ayudarme con esto-.
-Pues, depende del problema-.
El muchacho le explicó que había llevado a reparación el instrumento, pero la regresaron en muy mal estado y que el puente estaba en mal estado. Mark no tuvo problema en recibir el trabajo porque lo único que necesitaba era un cambio de puente y de cuerdas.
-Entonces, estará lista dentro de dos días-.
-De acuerdo. Muchas gracias, P'-.
El chico se retiró satisfecho y confiado de que la guitarra había caído en buenas manos. Y no se equivocaba en lo absoluto, pues Mark estuvo ocupado hasta oscurecer en el trabajo, manteniéndolo distraído del asunto que lo aquejaba por la tarde.
Al caer la noche, antes de acostarse, el rostro de su alumno volvió a hacerse presente. Tomó su teléfono e hizo lo que nunca había hecho desde que se conocieron.
Esperó tres tonadas y la otra persona respondió.
-¿Aló? ¿Mark?-.
-Hola, P'Gun. Sí, soy yo-.
-¡Hola! Qué sorpresa. Nunca me has llamado, sólo me envías mensajes-.
Sabiendo esto, no tenía alguna excusa para decir la razón de su llamada.
-Bueno, sólo quiero decirte que mañana iré un poco más tarde. Como a las cinco-.
-Pero, pudiste dejarme un mensaje-.
-Sí, bueno eso es todo. Nos vemos mañana-.
-Está bien, nos vemos-.
Mark colgó antes de que dijera que sólo quería escuchar su voz antes de irse a dormir.
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Alumno para Dos
Фанфик¿Qué pasará cuando dos amigos, que tienen una amistad que se enreda hasta las sábanas, se encuentren con un chico que les pide algo más que una simple clase de música? Uno de ellos se enamorará...