36.- Regreso inesperado

17 1 0
                                    

CAPÍTULO 36:REGRESO INESPERADO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO 36:
REGRESO INESPERADO


-¿Ya estás listo?-.
-Sí, ya podemos irnos al aeropuerto-.
-De acuerdo, vamos antes de que pierdas el vuelo-.
Saint ayudó a subir el equipaje de Gun al portamaletas y ambos se subieron al automóvil. Encendió el motor y retrocedió el auto para introducirse a la carretera, hasta que un segundo automóvil lo intercepta.
-¿Qué mierda?-. Reclamó Saint.
La persona se bajó rápidamente y se acercó a la puerta de Gun.
-¿P'Mig? ¿Qué haces aquí?-.
-Vine a decirte que viajaré contigo a Tailandia-.
-¿Qué dices?-.
Mig, además de tener un trato de psicólogo y paciente, cosecharon una sana amistad post tratamiento, por lo que no suscitaba ningún problema.
-Cuando me contaste que viajabas hoy, pues aproveché de también comprar mi pasaje. La próxima semana tengo que tomar unas pasantías y cursos para especializarme-.
Saint y Gun se miraron extrañados.
-No te preocupes, tengo mi casa allá y también a mi familia, así que no te pediré que me des alojamiento para tratar de tener algo contigo-.
-Entonces, súbete. Deja tu automóvil aquí en mi casa y yo lo cuidaré por ti-.
-Muchas gracias, Saint. Aunque realmente no sé cuánto tiempo estaré allá-.
-Sólo súbete ya-. Le dijo Gun con una tierna sonrisa.
-Sí-.
Se fueron rumbo al aeropuerto donde esperaron un par de horas para finalmente despegar hasta su país natal.
Saint se había despedido con lágrimas en los ojos, pues ya estaba acostumbrándose a encontrar a alguien que lo esperaba en casa después de sus clases. Ahora, nuevamente la soledad lo esperaba en el hogar.
Recordar eso, le dio nostalgia a Gun.
-¿Por qué estás triste?-. Le preguntó Mig, quien tuvo el fortunio de sentarse en la misma fila.
-Me da tristeza dejar a P'Saint. Es mi mejor amigo-.
-Ya te estabas acostumbrando, ¿verdad?-.
Gun asintió.
-¿Y por qué no te quedas a vivir en Canadá?-.
-Porque mi vida está en Tailandia. Mis amigos, mis cosas y mi...-.
Gun no terminó la frase, pero Mig la adivinó.
-Y tu novio-.
-Sí-.
Mig supuso que era un tema delicado para Gun y prefirió guardar silencio para no incomodarlo. Además de ver el nerviosismo que tenía el chico, hablar de su novio, lo dejaría definitivamente mucho peor.
-Trata de dormir un poco. Son casi 25 horas de vuelo-.
-Tienes razón-.
Gun cerró sus ojos y durmió un poco más de dos horas. Fue despertado por las azafatas para la cena.
El vuelo fue tranquilo y en silencio, con algunas películas que Gun vio en el transcurso que ayudaron a relajar su cuerpo. Sin embargo, el piloto anunció de que el avión está próximo a pisar suelo tailandés y todos los fantasmas volvieron nuevamente.
-Ya puedes calmarte. No eres el mismo de antes y lo sabes-.
-Lo sé. De todas formas, no puedo evitar sentirme nervioso-.
Los pasajeros bajaron lentamente y tocaron suelo nacional, posteriormente hicieron fila para el registro de ingreso al país. Terminada la tramitación, esperaron a recoger sus maletas concluyendo en la puerta de salida donde Perth lo estaba esperando.
-¡Perth!-.
-P'Gun, amigo-.
Se abrazaron con mucha fuerza y emoción mostrando en público lo mucho que estos dos amigos se habían extrañado.
-Estoy feliz de verte-.
-Te extrañé mucho, amigo. Mira, te presento a Mig Teerapat, el psicólogo que me trató-.
Perth saludó con un wai.
-Muchas gracias por haber cuidado de P'Gun-.
-No es nada-, le sonrió y volteó a ver a a Gun,-Yo me despido aquí. Ya tienes mi contacto por si me necesitas-.
-Sí. Prometo que pronto pagaré lo que falta de mi tratamiento-.
-No te apures-.
-Puedo llevarte-. Propuso Perth, a lo que Mig se negó por tener ya un transporte para movilizarse.
El psicólogo se despidió de las dos personas y se fue. Perth y Gun siguieron sus pasos y se fueron con rumbo hacia el departamento que le esperaba.
Cada vez más cerca, Gun comenzó a sentir un dolor punzante en el estómago debido al posible encuentro entre él y Mark, ignorando completamente que él ya no vivía allí. Sus manos temblaban y las apretaba de vez en cuando. Perth, mirando de reojo, se dio cuenta de la inquietud de Gun y tomó una de sus manos.
-Cálmate, ¿sí?-.
-No pasa nada, estoy bien-.
-Imagino que las cosas están en su lugar, no hay por qué alarmarse. O tal vez es por Mark, ¿verdad?-.
Gun no declaró ningún tipo de respuesta.
-El que calla, otorga-. Comentó Perth.
-Temo que aún pueda estar enojado conmigo-.
-¿No has podido contactarlo?
-Pues, si ustedes no pudieron tener comunicación con él, mucho menos yo que estaba lejos-.
Perth sonrió dándole la razón.
Aún sintiendo incomodidad, Gun inicia otro tema para distraerse.
-Saint me ha estado contado todo de ustedes. Lamento no haberme comunicado en todo este tiempo, pero realmente fue un proceso muy duro para mí-.
-Con que nos hayas escrito por correo fue suficiente-.
Perth sonrió.
-¿Y qué sabes de nosotros?-.
-Pues que Saint y tú están muy enamorados, Plan está haciendo clases en otra escuela y Santa con Earth se casarán en Taipei, Title y Yacht se asociaron para construir un bar-.
-Vaya que mi novio te tiene muy al tanto-.
-Sí-.
Gun comenzó a reír con ganas y Perth le hace gestos simulando un enfado poco creíble.
-Por cierto, P'Saint me contó que ayudaste a una amiga a ser mamás.
-Sí, claro. Apple me llamó anunciándome que había dado resultado. Imagino que ya debe haber nacido ese bebé-.
-¿No sabes?-.
Gun negó con la cabeza. Y es que la noticia aún no llegaba a sus oídos, aunque Gun no estaba ansioso por saberlo y tampoco quería presionar. Simplemente esperó a que su amiga tomara la iniciativa.
La tranquila conversación acabó cuando Perth divisa el edificio, anunciando que ya estaban a unos pocos metros de su destino.
------
La luz de la luna alumbraba el rostro del solitario hombre que disfrutaba un poco del silencio en su departamento.
Cada vez que llegaba el fin de semana, Mark se retiraba del condominio universitario hacia su hogar, que para él era mucho más familiar, cálido y cómodo. Siendo fin de semana, arrancó del condominio inmediatamente después de terminada sus clases para estar en su lugar de paz.
En su Tablet escribió un par de canciones para darles melodía y se entretuvo en ello, hasta que recibe una llamada de Prom, la cual tomó de inmediato.
-Hola, P'-.
-Cariño, hoy tengo inventario en la cafetería. No podré llegar al departamento, así que no me esperes-.
-Está bien, sólo avísame cuando estés en tu casa, ¿sí?-.
-De acuerdo. Buenas noches-.
-Buenas noches-.
Fin de la llamada.
Prom acostumbraba a pasar casi todos los fines de semana con Mark. Por ello, ya tenía algunas de sus cosas en aquel departamento.
El sueño se presentó en su cuerpo cuando llevaba un par de hora trabajando en sus composiciones, por lo que dejó todo de lado y colocó su cabeza en la almohada, quedándose dormido casi de forma inmediata.
Al día siguiente, se levantó con la sorpresa de que Prom había llevado su desayuno a la cama.
-¿A qué hora llegaste?-. Preguntó Mark con somnolencia.
-Hace una hora aproximadamente. Ya casi son las once de la mañana-.
Se enderezó de la cama y Prom deposita la bandeja en sus piernas, dándole un beso en su boca.
-Te dejo solo para que desayunes, yo tengo que irme a la cafetería-.
-Gracias-.
-Por cierto, traje algunas cajas con carpetas y cuadernos míos que necesito tenerlos, ¿podrías por favor organizarlos?-.
-Sí, claro-.
Prom agradeció y se fue hacia sus labores. Mark, por su parte, desayunó tranquilamente mientras revisaba sus nuevas cuentas de redes sociales que activó cuando decidió bloquear las habituales y dar vuelta la página a su vida.
No había mucha noticia interesante que continuar mirando, así que dejó su celular a un lado y en pocos minutos, toda su comida ya había desaparecido. Se levantó a eso de las doce del día y tomó una ducha refrescante. Aprovechó la jornada sabatina para no hacer muchas actividades, salvo organizar algunas pocas cosas y lo pedido por Prom.
Al parecer, para él ya todo estaba olvidado. Tenía una nueva vida, nuevos amigos y nuevo novio. Pero la prueba de que realmente lo había olvidado estaba por llegar.
Comenzó por ordenar la primera caja con carpetas que contenían hojas de contabilidad y facturas de la cafetería, dejándolas apiladas en el escritorio de la habitación. Posteriormente, tomó un par de cuadernos de anotaciones donde se llevaba la lista de ventas que tenía el local y las dejó junto a sus propios cuadernos de música.
Tan absorto en su organización, no se dio cuenta de la hora y el apetito llegó a su estómago. Sin ganas de cocinar algo, prefirió pedir algunos platos por servicios de delivery.
Buscó un buen restaurante y llamó.
-Hola... Sí... quiero hacer un pedido.... Sí, el menú del día, por favor... Gracias-.
Dejó su celular y esperó a que llegara la comida. Mientras lo hacía, prefirió tomar su guitarra y ensayar algunas canciones.
Unos 10 minutos después, el timbre suena y Mark tomó su billetera para salir a buscar su pedido y pagar.
Al abrir la puerta, el pedido se había convertido en la persona que no había visto desde hace un año, cuyo rostro se veía mucho más fresco y lucía más atractivo que nunca.
En sus manos traía una caja envuelta y sus ojos sólo se preocuparon de mirar al dueño del departamento.
-¿P'Gun?-.
-Regresé-.
Mark no pudo armar ningún tipo de frase. Se quedó congelado en el lugar sin hacer ningún tipo de descargo. Era como si su cuerpo pesaba tanto que no podía con él.
-Mark, he vuelto a ti-.
-...-.
-Regresé ayer, pero como no vi tus cosas en nuestro departamento, supuse que estabas aquí-.
Finalmente Mark reacciona.
-¿Cómo mierda te atreves a aparecerte así?-.
-¿Eh?-.
Mark lo toma fuertemente del brazo y lo tira hacia el interior del lugar.
-¡Ay!-. Exclamó Gun al sentir el fuerte apretón en su brazo.
-¿A qué juegas?-.
Estaba furioso e incontrolable. Gun se asustó al ver estado de Mark, quien era capaz de hacer cualquier cosa.
-Mark, sé que no debí irme así, pero...-.
-No, más bien dicho, no debiste regresar-.
Se acercó a Gun como si quisiese golpearlo, pero el chico retrocedió.
-Déjame explicarte-.
-¡No quiero explicaciones! Eres una basura, una mierda de persona, ¿lo sabías?-.
-¿Qué estás diciendo?-.
Mark soltó una risa irónica y se alejó de Gun unos pasos para atrás. Se vía un poco más calmado al principio. Pero esa calma reflejaba crueldad.
-No eres nadie-.
-¿Por qué me estás diciendo todo esto? Todo lo que hice, lo hice por ti-.
-¿Por mí? No seas ridículo, por favor-.
Cada palabra que decía Mark, Gun las escuchaba con dolor, como si fueran cuchillos que perforaban su corazón. Aún no lograba comprender la razón de tal enojo y furia.
-Mark, si me fui de tu lado de esa manera, fue porque te...-.
-¡Vete!-.
-¿Eh?-.
Tomó a Gun de la polera y lo intentó sacar a la fuerza. Este, evitaba irse de esa forma, y aferrando fuertemente a la caja para evitar que cayera, se frenó en seco y explotó.
-¡No te comportes así y escúchame!-.
-No quiero que mi novio te vea aquí-.
El corazón de Gun finalmente se rompió.
-¿Novio?-.
-Sí, mi novio. La persona que más amo en este mundo-.
-Pero creí...-.
-¿Qué? ¿Creíste que te amaba? Qué ingenuo eres. Nunca te amé. Jamás me enamoraría de un asqueroso enfermo adicto al sexo y al sadomasoquismo-.
-No te creo-.
Mark comenzó a irritarse.
-Estoy perdiendo la paciencia. Vete-.
-No, hasta que me escuches-.
El chico no pudo soportar seguir viendo a la persona que tenía al frente y perdió completamente el control de sus acciones.
-¡Mierda, vete!-.
Con un puño voraz, dio justo en el rostro de Gun, haciendo que este cayera y golpeara las costillas con el borde de una pequeña mesita donde tenía un masetero, mientras que su cabeza golpeó fuertemente contra la pared.
La cajita que sostenía, se estrelló contra el piso, escuchándose un fuerte sonido desde su interior.
Un destello de lucidez llegó a la mente del chico, quien se tomó la cabeza no dando crédito a lo que acaba de hacer.
La puerta del departamento había quedado semiabierta por lo que los ruidos se escucharon en todo el pasillo, sobre todo en los oídos de dos personas que acompañaban a Gun y esperaban afuera.
Mark no alcanzó a realizar ningún tipo de acto, cuando sintió un golpe fuerte en su cara.
-¡Maldito hijo de puta!-. Gritó el recién llegado.
Cuando volteó su rostro, se sorprendió al ver a Perth furioso frente a él y a Plan levantando a Gun que estaba prácticamente en estado de shock.
-Te dejé a cargo a P'Gun para que no lo lastimaras. Me rendí a conquistarlo porque creí que estaría en buenas manos-. Dijo Perth furioso.
-¡Vete!-
-Nunca más vas a volver a ver a P'Gun, Si te le acercas un poco, te voy a matar-.
-Perth, sácame de aquí, por favor-. Fue lo único que se escuchó de la boca de Gun.
__________________

Alumno para DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora