CAPÍTULO 7:
EL HOMBRE DE CORAZÓN CÁLIDOLa mañana siguiente, Gun despertó más temprano de lo normal a pesar que su trabajo terminó a eso de las 3 de la madrugada. Pero tenía un extraño ánimo, más de lo normal.
Unos minutos después de despertar, le envió un mensaje a Mark.Dejó su celular en el velador luego de enviar el mensaje y dio inicio a su día.
Desayunó un poco de avena y salchichas con tostadas y huevos, acompañados de jugo. Terminado sus alimentos, se propuso a limpiar un poco su habitación.
-Vaya, no he ordenado este closet desde hace mucho tiempo-. Dijo en voz alta cuando abrió la puerta de uno de los closets.
Papeles, carpetas, cuadernos, cajas y muchas cosas más estaban amontonadas allí, quien sabe cuánto tiempo llevaban sin ser revisadas.
Comenzó a revisar cada una de las cosas, primeramente, por sus cuadernos. Esos que usaba en la enseñanza media (secundaria) con una capa de polvo, aún seguían intactos.
-Vaya, había olvidado que estaban aquí-.
Hojeó cada cuaderno y los apiló hacia un costado de su escritorio. Si bien, tenía pequeños recuerdos con aquellos apuntes, prefirió desecharlos para no recordar que no era un estudiante modelo.
Segundo paso de su orden, fueron las carpetas de estudiante donde conservaba los exámenes.
-Dios, esto no puedo tenerlo-. Dijo sin echarle un vistazo completo a cada una de ellas. Las apiló junto a los cuadernos.
Así comenzó a avanzar el tiempo, revisando cajas y demás, hasta que llegó a una que estaba muy arrinconada y escondida entre tantas iguales. El rotulado decía "Música".
En su interior contenía un par de cuaderno y hojas sueltas de lecciones de guitarra y bajo eléctrico.
Gun miró todo esto con nostalgia, recordando el año anterior cuando su sueño fue truncado por un accidente y que perjudicó gran parte de su brazo izquierdo.
Tomó uno de los cuadernos y hojeó su interior, recordando las letras de las canciones de sus artistas. La esquina superior derecha de una de las hojas estaba doblada, como si estuviera marcando la página de allí. Gun abrió el cuaderno en esa parte y leyó la primera y única línea que decía: "mi primera canción".
Al darse cuenta que una lágrima cayó de uno de sus ojos, la secó inmediatamente. El recuerdo del día que escribió esa frase, no era agradable. Fue el mismo día de su accidente.
Guardó inmediatamente todos los útiles que tenían que ver con ese momento en su caja.
Antes de que pudiera sellarla, el timbre de su puerta sonó un par de veces.
-¿Será Mark?-. Preguntó en voz alta.
Dejó las cosas tiradas en la cama y se encaminó hacia la puerta.
No se equivocaba, puesto que el visitante era la misma persona que estaba en la mente de Gun.
-Hola, Mark. Llegas temprano-.
-¿Temprano? Casi son las cuatro. Me retrasé porque tuve que hacer algunos trámites-.
-¿Qué? ¿las cuatro de la tarde? Vaya, se me pasó la hora y ni siquiera he almorzado. Por favor, adelante-.
Mark entró sin decir ni una sola palabra. Escuchó la puerta cerrarse y volteó inconscientemente para mirar a Gun.
-Puedes pasar a mi habitación-.
Mark obedeció y se dirigió al lugar indicado. Miró el pequeño desorden de Gun y sólo sonrió. Recordó que, en sus días de estudiante, él era exactamente igual.
-Lamento el caos. Estaba haciendo un poco de limpieza-.
Bueno, al menos Gun lo hacía porque estaba limpiando, pero él sólo por holgazán.
-No te preocupes, no me fijo en estas cosas. Sólo dime dónde puedo acomodarme-.
-En cualquier lugar, sólo deja las cajas en el piso y así no nos estorbarán mucho. Ahora, si me disculpas, iré a buscar algo de congee-.
-Sí, ve-.
Gun se retiró de la pieza y dejó a Mark buscando su propio asiento. Pero, la curiosidad pudo más que otra cosa, y empezó a echar un vistazo a las cosas que tenía Gun.
Los cuadernos de su alumno, cuyo contenido de ellos eran materias pasadas de hace unos cuantos años atrás, fueron un objeto de distracción para Mark.
Miraba con deleite aquellas páginas donde el chico tenía marcado la nota mínima por no llevar su tarea.
"¡Vaya! No eres un estudiante ejemplar" Decía en su mente.
Sonreía de vez en cuando cada vez que pasaba por las hojas de tareas sin hacer. Podía imaginarse a esa persona siendo un niño travieso y desobediente, con claros signos de no trabajar en los deberes de la escuela. Pero luego, pasaba a las hojas donde veía dibujos de él con una guitarra en mano, y con escritos que decían "Yo quiero ser guitarrista". Ahora pensaba en un pequeño niño jugando con un palo imaginando que era una guitarra.
¿Dónde estará ese pequeño niño que tenía muchos sueños y aspiraciones?
Dejó de lado todos los cuadernos, apilándolos en la esquina donde se hallaba el closet, y se fijó en la caja rotulada con la palabra "Música". Como es una palabra que está muy relacionada con él, no dudó un sólo instante en abrir y ver su contenido. Sacó las hojas de las partituras y un cuaderno con canciones con sus respectivas notas.
-¿Le gusta este tipo de música? Al menos tiene buen gusto-.
Las canciones que Gun practicaba eran del estilo rock, rap y algunos románticos. Gustos parecidos a los de él.
En el mismo lugar, abrió la página con la esquina de la hoja doblada.
-¿Y también le gusta escribir canciones?-. Dijo a leer la frase solitaria escrita.
-Ya lo creo-. Sorprendió Gun entrando a la habitación con dos tazones de congee.
Mark se sobresaltó levantándose muy rápido del suelo y lanzó el cuaderno directamente hacia la caja.
-Lo siento... yo no... no debí-.
-No te preocupes, puedes continuar mirando. Son mis apuntes de cuando era estudiante. Y también cuando practicaba en la música -.
-Es que, me llamó la atención tus cosas. Disculpa, no debí tomar las cosas que no me correspondían-.
-No te aflijas, puedes verlos. Mira, te traje un poco de comida-.
-Oh, gracias-.
Gun despejó el escritorio para acomodarse allí junto a Mark, quien también se acercó con una silla para sentarse a comer.
-Vi que tienes un cuaderno que usaste como cancionero-.
-Sí, me gustaba mucho escribir las letras de mis canciones favoritas. Ayudaba a practicar con la guitarra y el bajo eléctrico y también a inspirarme para escribir mis propias canciones-.
Mark miró fijamente a Gun y se percató que sus ojos brillantes se fueron apagando. Una tristeza se asomó en aquel bello rostro que delataba la fragilidad de su dueño.
-¿Puedo preguntar qué te sucedió exactamente?-.
Gun tomó un sorbo de su comida y sin quitar la vista del tazón, inició su relato.
-Amaba la música desde que tengo uso de razón. Desde niño, mi sueño era pertenecer a una banda, así que mis padres me regalaron una guitarra acústica para que pudiera perseguir ese sueño. A pesar que no era un buen estudiante, y siempre me regañaban por ello, nunca me cortaron las alas-.
-Pero, al parecer tú mismo te automutilaste-.
Gun calló un momento y miró a Mark por primera vez en un largo rato porque pensó que era una ofensa o quizá una burla, y aclaró para sí mismo que el profesor estaba concentrado e interesado en saber lo que había pasado con él. Lo había malinterpretado.
-¿Por qué una abeja usa su lanceta si sabe que morirá?-. Preguntó Gun.
-¿Qué tiene que ver eso?-.
-Las abejas usan su lanceta como mecanismo de defensa, aunque saben que si la usan morirán por un desgarro abdominal, aún así la entierran-.
El joven poco podía comprender lo que Gun estaba tratando de decir, por lo tanto no dijo una palabra, sólo escuchaba.
-Mi hermano también fue pieza clave, me compraba libros de música y me llevaba a los conciertos. Así fue como la música se convirtió en mi motor, aunque me titulé en la facultad de artes de la comunicación-.
-¿Y qué pasó?-.
El joven continuó su relato después de volver su vista hacia sus manos.
-Hace dos años, mi hermano me consiguió una audición para una banda. Estaba tan feliz ese día que olvidé completamente que tenía una entrevista de trabajo. Dejé todo tirado por ir a esa audición junto a mi hermano, pero una camioneta no respetó la luz roja y golpeó fuertemente contra nosotros y volcamos. Mi hermano salió con unos moretones, pero yo me fracturé el hombro y unos huesos de mi mano. Estuve mucho tiempo en rehabilitación-.
Finalmente, Mark logró comprender.
-Las abejas están obligadas a dejar su lanceta, no tienen otro mecanismo de defensa-.
-Exacto. Yo me vi obligado a dejar la música por un largo tiempo. Y cuando sané, intenté retomarla, pero ya no pude tocar como antes. Fue como si el talento se hubiera esfumado, además del dolor en mi hombro que se hace insoportable-.
Cada vez, se disipaba las confusiones y entendía mucho mejor las palabras que decía Gun.
La abeja cuyo nombre era Napat, fue obligada por el depredador llamado destino a dejar su lanceta. Relato y conclusión que clavó fuertemente en el pecho del oyente, dejando adolorido el corazón.
-Hasta que me refugié en un buen amigo que me ayudó a llenar el vacío que había quedado-.
-Con sexo, ¿no es así?-.
-No me avergüenzo de ello. Me divierto, conozco gente nueva y olvido por completo mis frustraciones-.
A estas alturas, la comida yacía helada en los tazones por la conversación que tenía absorto a ambos chicos.
Mark guardó silencio en todo el tiempo que Gun le conversaba sobre su vida, y bajo ningún punto de vista, dejó de observar el rostro de su alumno.
Escanear cada parte de la cara, era darse cuenta que el chico estaba a casi nada de llorar. Se reflejaba su dolor y eso le ayudaba a entender que la música lo era todo para él.
-Ya no puedo tocar como antes... en serio no puedo hacerlo-. Dijo en tono de ironía y con una sonrisa que a simple vista se notaba que era completamente fingida.
-¿Y por qué estás tomando estas clases? Es algo absurdo-.
-¿Me lo estás preguntando por Perth?-.
Mark quedó en silencio por un momento, y luego respondió.
-En parte... sí-.
-Bueno, al principio las tomé por petición de mi hermano, hasta que encontré una satisfacción fuera de ello junto a él. Luego, cuando te conocí y me hiciste tocar la guitarra, volví a recordar lo que amaba-.
Inicialmente, sintió una molestia al escuchar lo que hablaba Gun de Perth, pero poco a poco se fue desvaneciendo hasta sentir compasión.
Mark se acercó un poco a él y volteó su cabeza para que lo mirara a los ojos cuando le hablara.
-¿Sabes algo? Las abejas sueltan su lanceta, pero ellas ya no pueden volver a recuperarla, porque mueren-.
-¿Qué quieres decir con eso?-.
-Dame un mes, sólo un mes y te demostraré que tu lanceta no la has perdido-.
Gun estaba desorientado cuando escuchó a Mark, más que nada porque el chico a su lado le había mostrado que no le agradaba su persona, entonces, ¿por qué habría de ayudarlo?
-¿Por qué me quieres ayudar?-.
-Para eso me pagas, ¿no?-.
Esa respuesta sólo fue dicha desde lo superficial. En su interior, Mark tenía otra respuesta, y es que había algo en Gun que lo estaba atrayendo. No sabía lo que era precisamente, lo único que tenía en claro era que Gun debía retomar aquello que lo hacía muy feliz.
Sonaría extraño, pero el desafío que se propuso Mark, no tenía nada que ver con Perth. Desde hace unos minutos que, en su cabeza, ese nombre no estaba presente.
Gun ya no poseía el apetito para seguir comiendo, así que dejó el tazón a un lado, mientras que Mark ya estaba por terminar.
-Bien, cambiemos de tema-.
Gun se levantó y continuó guardando sus cosas en el clóset.
-Mientras terminas, limpiaré este desorden. Así que, cuéntame cómo lo pasaste anoche-.
Cof, cof, cof...
-Oye, come despacio-.
-Lo siento-. Respondió Mark apenas calmó su tos. Tomó un pañuelo desechable que llevaba en su mochila y se limpió.
-Bueno, ahora cuéntame si lo pasaste bien anoche. Sin contar con el corte de luz. Eso incomodó a todos-.
-Sí, al menos para mí no fue tan malo. De todas maneras, la pasé bien-.
-Al menos tuviste entretención. En cuanto a mí, tuve que ir a verificar lo que había sucedido-.
-¿Y estuviste todo el tiempo en la barra?-. Preguntó Mark curioso.
Si bien, escuchó de los labios de su amigo la noche anterior que Gun estuvo atendiendo, quería confirmar si esto era verídico o no.
-Salí por un momento para solucionar algunos asuntos, luego fui a verificar cuál era el problema que ocasionó el fallo de la energía eléctrica, y después regresé a la barra-.
Gun terminaba de colocar la última pila de cuadernos cuando terminaba de contar su relato.
-Ya veo-.
Ya ordenado su cuarto, sacudió sus manos contra sus pantalones y se volvió hacia Mark.
-Espérame un momento, iré a lavar mis manos-.
-Está bien-.
Mark observó cómo salía Gun de la puerta y soltó un suspiro.
-P'Plan tenía razón. P'Gun no fue la persona que me... ¡Ya, olvida esto, Mark!-.
El chico sacudió su cabeza después de su auto-regaño.
Desde el punto en que se conocieron hasta hoy, los chicos no se tenían en mucha gracia. Pero lo de este día, todo ha sido de forma favorable. Dos personas como si se conocieran de toda la vida, pasaron una tarde llena de entretención y risas.
Gun, desde hace mucho tiempo no compartía con una persona de forma tan cercana y amistosa. La última vez fue con su amigo Saint, antes de que se fuera al extranjero.
No se dieron cuenta que el tiempo había pasado como un rayo. El reloj ya marcaba casi las 7 de la tarde.
-Ya es un poco tarde, y yo tengo que ir a trabajar-. Dijo Gun apenas miró su celular.
-¿Los sábados también?-.
-Sí, son los días que más clientes hay. Además, así aprovecho de hacer otras cosas-.
No había que ser muy listo para entender las palabras de aquel chico, así que Mark comenzó a guardar sus cosas para irse rápidamente frente a la mirada de Gun.
El chico se estiró en su asiento para soltar su cuerpo, cuando sacó un quejido.
-¿Qué te pasó?-. Preguntó Mark cuando volteó y vio que Gun estaba moviendo su brazo con dolor.
-Bueno, lo de siempre cuando toco la guitarra, me duele el maldito hombro-.
-Déjame ver-.
Se paró detrás de él y colocó sus manos sobre su hombro haciendo unos masajes suaves para calmar el dolor.
-Mis manos son mágicas, ya verás que pasará. Cada vez que tengamos estas clases, te daré un masaje-.
El chico se dejó llevar por aquellas manos cálidas, con la esperanza de que su molestia sane.
-Por cierto, me diste más horas de las que correspondía, así que te pagaré un poco más-.
-No es necesario, P'. Además, esta tarde realmente fue agradable. Lo pasé muy bien-.
Gun se levantó de su asiento y se paró frente a Mark.
-Gracias por lo de hoy. Espero que nos llevemos bien desde ahora-.
-Dalo por hecho-. Dijo Mark antes de que tomara sus cosas y se marchara del lugar.
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Alumno para Dos
Fanfiction¿Qué pasará cuando dos amigos, que tienen una amistad que se enreda hasta las sábanas, se encuentren con un chico que les pide algo más que una simple clase de música? Uno de ellos se enamorará...