38.- Un gran desafío y una poderosa trampa

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 CAPÍTULO 38:UN GRAN DESAFÍO Y UNA PODEROSA TRAMPA

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 CAPÍTULO 38:
UN GRAN DESAFÍO Y UNA PODEROSA TRAMPA


Al día siguiente, Gun se levantó con mejor disposición, aunque el alma estaba completamente rota, pero había decidido mostrarle a su entorno que ya estaba bien.
Le había pedido a Mig que quería pasar la noche en soledad para ordenar su mente, armar sus pensamientos y saber lo que haría en el futuro.
Debía comenzar a buscar un trabajo estable para pagar la deuda que contrajo con su ahora amigo, y también para mantenerse. No podía pretender seguir viviendo del dinero que le aportaba su hermano y sus padres.
Se preparó un plato de huevos con salchichas y jugo, más un tazón de ramen. Se sentó a saciar su hambre y a revisar algunas cosas en el celular. Entre ellas, anunciarle a su hermano y padres que había aterrizado con bien y que necesitaba el automóvil.
Rhun le dijo que lo iría a dejar a su departamento en cuanto pudiera, pues tenía demasiado trabajo en la escuela.
Cuando está por dejar el celular de lado, una llamada desconocida entra. El chico estaba dudoso de si contestar o no, por lo tanto, desistió de tomarla. El celular vuelve a sonar y el mismo número de la primera vez se mostraba en pantalla. Gun lo tomó.
-¿Aló?-.
-Buenos días. Es usted Napat Na Ranong, ¿cierto? Lo estamos llamando del hospital XX. Necesito hablar con usted algo urgente-.
Gun se asustó y respondió casi con un grito.
-Sí, soy yo ¿Del hospital? ¿Por qué? ¿Le pasó algo a alguien de mi familia?-.
-No lo puedo comunicar por teléfono. Es mejor que venga al hospital, por favor-.
-Está bien-. Colgó inmediatamente la llamada.
Como no tenía medio de transporte, buscó a alguien entre sus contactos que pudiera llevarlo.
No sabe cuál es la razón por la que terminó en el contacto de Mig. La única certeza que tenía, es que después de un año de trato con él, se volvió un amigo muy confidente. Decidió llamarlo.
No hubo ningún tipo de objeción para la petición, que no se hizo esperar y emprendió rápidamente el viaje hacia el estacionamiento donde recogió a Gun apenas llegó.
En el camino, la ronda de preguntas comienza.
-¿Qué sucedió? ¿Por qué necesitas que te lleve con tanta urgencia? -.
-Vamos al hospital XX-.
-¿Por qué?-.
-No lo sé. Allá me informarán-.
Mig pisó a fondo y dio todo lo que pudo, aun así, demoraron en llegar a destino por el tráfico que había.
En el lugar, se estaciona en una esquina cercana a la puerta de entrada y Gun baja inmediatamente.
-¿Quieres que te acompañe?-.
El chico dudó un momento, negó con la cabeza, pero luego se arrepintió.
-Es mejor que estés conmigo. No quiero entrar solo-.
Se bajaron del automóvil y entraron al hospital. Al mirar la gran sala, al fondo se encontraba una secretaria para informaciones.
-Disculpe, me llamaron desde este centro hospitalario-.
-¿Nombre?-.
-Napat Na Ranong-.
-Oh, sí. Por favor, suba al tercer piso. Allí pregunte en el primer anexo de información frente al ascensor-.
-Gracias-.
Apresuraron el paso hacia el ascensor que estaba abriéndose, saliendo dos enfermeras del lugar.
Gun sentía su corazón latir a toda prisa por la sensación temerosa de saber la razón de la citación.
-¿Estás nervioso?-.
-Sólo un poco-.
Tal y como lo había dicho la primera secretaria. Apenas se abrieron las puertas, se divisó el mesón con otra secretaria de informaciones.
Gun pregunta por su cita y la chica los guía hacia el fondo del pasillo, llegando a una sala de consultas cuya placa tenía grabado el nombre de la profesional junto con su área de salud. Lo extraño es que era de pediatría.
-¿Puedes esperarme en la sala de espera?-. Pide Gun.
-Sí, claro-. Mig le entrega una sonrisa y se aleja del lugar.
La secretaria la avisó de su llegada a la doctora.
-Disculpe, Napat Na Ranong está aquí-.
-Hazlo pasar, por favor-.
La secretaria gesticula con sus manos invitando a pasar al chico y cierra la puerta. La doctora de edad avanzada y atenta, le pide que se siente.
-Tal vez le parezca extraño nuestra llamada. Pero tenemos una mala noticia que darle-.
-¿Qué pasa?-.
-Primero quiero decirle que soy una pediatra a cargo de los bebés de este hospital, y amiga de Apple Lapisara-.
-Oh, sí. Apple también es mi amiga-.
La doctora toma un suspiro y continúa su relato.
-He seguido los pasos de su inseminación hasta su parto. Me contó todo sobre su ayuda para que ella pudiera tener un bebé-.
Entre más hablaba, más se sentía confundido. Sólo quería gritarle que fuera al grano para acabar luego con esta ansiedad, pero no podía hacerlo.
-Hace dos meses ella dio a luz a un niño-.
-¿De verdad? Yo estaba fuera del país y perdí su contacto-. Sonrió ampliamente.
Algo en el interior de Gun despertó. No sabía con certeza qué era, tomando en consideración que aquel bebé era su hijo biológico.
-Lamentablemente Apple y Jane tuvieron un accidente en automóvil cuando iban camino a una guardería-.
La sonrisa de Gun se borró.
-¿Qué? ¿Un accidente?-.
-Iban camino a recoger al bebé a una guardería para luego ir al aeropuerto, pero desafortunadamente no pudieron concretar sus planes. Ellas fallecieron-.
La noticia cayó como un balde de agua fría hacia Gun. Las energías en su cuerpo se esfumaron, haciendo temblar cada parte de él hasta el punto de casi desvanecerse.
De su boca ninguna palabra salía, hasta que pudo soltar algunas.
-Pero... ¿qué sucedió? ¿Cómo es que Apple está...?-. Preguntó en su estado de shock que le impedía asimilar la noticia.
-Un camión chocó su automóvil de frente-.
-¿Cuándo pasó esto?-.
-Ayer en la mañana. Cuando me avisaron, fui por el bebé a la guardería y ahora lo tenemos en una sala-.
Sin darse cuenta, sus ojos habían botado algunas lágrimas.
-Lo llamé porque tengo el documento que Apple me entregó donde usted es nombrado como el tutor legal de ese bebé en caso de que ellas ya no estuvieran-.
Recordó aquel trato que Apple había hecho junto a él y el cual había firmado. Jamás pensó que esto pasaría.
-Si no desea hacerse cargo del bebé, como tutor legar puede firmar una autorización para darlo en adopción-.
Demasiada información en tan poco tiempo, hizo que el dolor de cabeza volviera nuevamente. De un día para otro, era papá y tutor legal de un bebé. No sabía en concreto si podía hacerse cargo de esto. Apenas podía lidiar con su vida.
-No puedo pensar en alguna decisión ahora-.
-No tiene que responder ahora. Le daré unos días para que lo piense. De todas maneras, me gustaría que viniera conmigo a conocerlo-.
Gun no dudó y aceptó.
Al salir de la sala, Mig se acerca de inmediato hacia Gun.
-¿Qué pasó?-.
-¿Puedes acompañarme ahora? Luego te explicaré-.
-Sí-.
La doctora los llevó a una sala llena de varias cunitas. Entre ellas estaba el pequeño que Gun lo miró con nerviosismo. Sus rasgos faciales eran similares a los de él cuando tenía su misma edad.
La doctora lo toma en brazos y se lo entrega a Gun.
-Apple lo nombró Napat-.
Este lo toma con mucho cariño.
Sin entender nada, Mig pregunta por aquella escena.
-Él...-.
Gun comenzó a llorar.
-Es mi hijo, P'Mig. Él es mi hijo-.
El mayor sólo envolvió a Gun y al pequeño entre sus brazos, dándoles un espacio a ambos para que pudieran refugiarse.
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Una semana después de haber visto a Gun, Mark sólo estaba pendiente de sus clases y su trabajo sin dar cabida a pensar en otra cosa. Sus mañanas eran muy agitadas, corriendo desde la universidad hasta llegar a cantar en la cafetería.
El día viernes, Mark culminó sus clases sin pasar por la cafetería. Se fue al departamento para trabajar en su computadora, iniciando una nueva canción que no hacía desde hace un tiempo. La inspiración no estaba presente y la frustración de ello lo obligó a detenerse momentáneamente. Ahora que tenía un poco de ideas para crear una buena canción, no la desperdiciaría.
El notebook donde estaba escribiendo, comenzó a fallar. El programa dejaba de funcionar a cada instante evitando adelantos de su trabajo, por lo que Mark no tuvo paciencia para continuar en el equipo. Además, temía perder todo el trabajo avanzado que había costado.
-Es mejor si escribo esto en el cuaderno-. Dijo con voz alta.
A su lado, en uno de los cajones del escritorio, sacó uno de los cuadernos que guardaba allí y al ser levantado desde el resorte, una carta cayó. Mark la recogió inmediatamente.
-La carta de P'Prom-.
Sacó la hoja con lentitud y temor, pensando que la historia se podría repetir nuevamente. Pero nada de eso pasó.
El hombre se petrificó al ver que aquella hoja tenía la firma de Gun.
-¿Cómo puede ser esto posible?-.
Entonces, volvió a releer la carta.
"Mark, estuve tratando de comunicarme contigo, pero no respondiste. Debo decirte que me iré un tiempo de tu lado, no porque yo quiera, sino porque anoche estuve a punto de cometer el peor error de mi vida. Tenías razón, estoy enfermo y necesito una terapia que me pueda ayudar a sobrellevar esto. Iré a Canadá con Saint. Por favor no dudes en llamarme. Te dejaré unas hojas con mi correo y el número de Saint.
Pronto volveré a ti, cariño, lo prometo. Te amo... P' es de Nong".

¿Cómo podía ser posible que Prom tuviera una carta perteneciente a Gun en su poder? ¿Por qué lo tendría?
Mark sacó de una caja que tenía guardada, la carta que había leído ese día. Lo colocó junto a la otra y comparó la letra de ambas.
Efectivamente, no son iguales.
Entonces, buscó algún apunte que perteneciera a Prom y comparó sus letras. Eran las mismas.
El chico se sentía completamente confundido sin saber qué hacer en este instante. Sólo había una persona que podía aclarar todo este enredo.
Justamente, la persona que tenía en mente, había vuelto desde la cafetería.
-¡Mark, llegué!-.
El chico no respondió y salió de la habitación para recibir a Prom.
-Menos mal que llegaste-. Le habló con una sonrisa fingida.
-Sí, estuve con un poco de trabajo, pero me tomé un descanso para estar contigo-.
-Entiendo-.
Prom fue a buscar una lata de cerveza a la cocina, seguido por la mirada de Mark que lo ponía algo incómodo. Al volver, se sienta en la mesa.
-¿Te pasa algo?-.
Mark no dijo nada, se fue al dormitorio y regresó con una lapicera, entregándosela a Prom.
-P', ¿podrías por favor escribir mi nombre?-.
-¿Qué?-.
-Escribe mi nombre aquí-. Le dijo indicando la punta de una de las cartas.
Prom obedeció y escribió la palabra "Mark".
-¿Para qué quieres eso?-.
Mark no respondió.
Abrió una de las hojas y la comparó con la palabra escrita recientemente por Prom.
Al verla, el chico reconoció inmediatamente la hoja.
-¿De dónde sacaste eso?-.
-Esta carta la escribiste tú, ¿no es así?-. Le dijo mostrando el contenido.
-¿Qué dices?-.
-Esta carta que recibí el día que se fue P'Gun de aquí, da la casualidad que tiene tu misma letra. Dime la verdad, ¿la escribiste tú?-.
Prom estaba sintiendo dolor en su estómago y náuseas. No sabía cómo responder a las acusaciones en su contra.
Mark estaba demasiado tranquilo y sereno con toda la disposición para escuchar y entender a Prom. Sin embargo, esto no duraría mucho tiempo.
-¿Cómo puedes culparme de algo así? Yo no hice nada, tu ex novio se fue porque así lo quiso. Eso de la enfermedad es sólo una excusa-.
-¿Cómo sabías que se fue por esa razón?-.
-...-.
-Lo sabías porque leíste la verdadera carta que me dejó y la escondiste en tu cuaderno de facturas, ¿verdad?-.
-¡No!-.
-¡Mierda, P'Prom! ¡Dime la verdad de una puta vez! ¡Encontré la verdadera carta de P'Gun entre tus cosas!-. Gritó con fuerza Mark.
-¡Sí!-.
Las palabras de Prom retumbaron en los oídos de Mark y provocaron una explosión en el interior de su corazón.
Las lágrimas comenzaron a caer incesantemente sin refutar nada.
-Lo hice porque te amo. Porque desde que te conocí, te quería sólo para mí. Pero estabas tan enamorado de ese infeliz que ni siquiera te valoraba y que estuvo a punto de acostarse con otra persona-.
Mark empuñó las manos, arrugando las cartas que tenía, con la intención de darle un golpe a Prom pero su ira le impedía moverse.
-¿Porque me amas? Viéndome todos los días sufrir por P'Gun pensando lo peor de él, ¿y te atreves a decirme que me amas?-.
-Sí, y lo haría otra vez si pudiera-.
El chico engañado ya no tenía palabras para discutir con su novio. Estaba dolido y desesperado sintiéndose un estúpido por haber creído en todo lo que se le había dicho.
Ahora no tenía agallas para enfrentarse a Gun después de todo lo que le había dicho.
-Cuando vuelva, no quiero ver tus cosas aquí-.
-Mark, si tan solo pudieras escucharme...-.
Prom se acercó dos pasos a él y lo tomó de las manos, aún con las hojas en su poder.
-Ni siquiera trates de convencerme-.
-¿Quieres decir que esto se acabó?-.
-Quiero decir que no quiero verte por ahora-.
Se dio media vuelta y entró a la habitación. Allí guardó ambas cartas en la caja de recuerdos y salió rápidamente del lugar.
Tomó su automóvil con rumbo desconocido y, con sus pensamientos confusos, no dejaba de culparse a sí mismo.
-¡Mierda! ¡Mierda!-.
Repetía golpeando el volante de su auto.
"No sé cómo voy a arreglar esto con P'Gun. Él nunca me dejó, nunca me traicionó, sin embargo, yo... pensé lo peor de él", decía para sus adentros sin dejar de llorar.
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