26.- Día desastroso

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CAPÍTULO 26:DÍA DESASTROSO

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CAPÍTULO 26:
DÍA DESASTROSO


Era día lunes y Mark se había marchado temprano hacia la escuela para sus clases de música. Por su parte, Gun partió hacia su departamento para ir en búsqueda de su amigo Saint que no lo vio el día anterior.
Las nueve de la mañana indicaba su celular cuando ya estaba sentado en la sala esperando que su amigo saliera de la habitación.
Al asomarse, apareció con su equipaje en mano.
-Entonces, realmente irás con tu madre-.
-Sí, no encontré departamento, así que pasaré tiempo con ella antes de volver a Canadá-.
Gun se sintió muy triste por aquella noticia, pero más curioso se sintió al pensar en una persona cuyo nombre apareció como por arte de magia.
-¿Qué pasará con Perth?-.
-Ni yo mismo lo sé. Quiero decir, me gusta, pero tengo que regresar a mis obligaciones. No tengo pensado regresar a Tailandia de forma permanente-.
-¿Y lo que sucedió con ustedes el sábado?-.
-Pensé que podía pasar algo pero resulta que desde ese día que no sé nada de él. Cuando nos besamos, tú me llamaste y él se fue así sin más. No lo sé, no entiendo nada, pero no tengo energías para entender. Sólo quiero pasar tiempo con mi familia-.
-De acuerdo. Entonces, ya me voy. Debo pasar por un lugar antes de irme a trabajar. Eso sí, no te vayas ahora, hazlo en la tarde, para el ensayo de la banda y así conversas con Perth-.
Saint negó con la cabeza.
-No creo que sea una buena idea-.
-Vamos, hazlo-.
Ante la insistencia de su amigo, Saint no tuvo otra alternativa que aceptar su petición y se quedó en el departamento, al menos hasta la tarde.
Los amigos de toda la vida se despidieron con un gran abrazo y Gun emprendió camino hacia una dirección que tenía anotada en su celular antes de ir a sus labores.
Se guio con el GPS de su celular y llegó a la cafetería correspondiente que le había mandado la persona con la que estuvo hablando el día domingo.
Al entrar, miró a su alrededor y comprobó que el local era un tanto lujoso y muy iluminado. Por la cantidad de personas que estaban consumiendo allí, pudo concluir que era bastante frecuentado.
En la esquina, una cajera joven estaba atendiendo a un cliente que pedía una dona y un café para llevar. Gun esperó cinco minutos antes de que lo atendieran. Finalmente, la cajera puso su atención en él.
-Buenos días. ¿Qué desea llevar?-.
-Oh, Buenos días, vengo a ver a Santa Sararoj-.
-Por supuesto, un momento por favor.
La cajera levantó el teléfono y marcó.
-Disculpe, P'Santa, hay una persona que la busca-.
Unos segundos de silencio y la chica coloca la mano en el micrófono del aparato.
-¿De parte de quién?-. Dijo dirigiéndose a Gun.
-De Gun Napat. Tuvimos una conversación anoche-.
La chica le comunica el recado palabra por palabra y luego colgó. Al dirigirse a Gun, le pide que la siga hacia donde está su oficina.
En el segundo piso, camino hacia la izquierda, en la segunda puerta, se encontraba en su interior la mujer de cabello negro con corte hasta los hombros, pidiendo a Gun que se siente frente a ella.
-Gusto en conocerte. ¿Deseas tomar algo?-.
-No, muchas gracias-.
La cajera regresó a su puesto de trabajo y dejó a las dos personas conversar.
-Bueno, yo venía para saber lo que tiene que ofrecer al chico de mi video. Como le comenté, quiero cerciorarme de que todo esté bien-.
-No importa. Necesitamos a un cantante para nuestra cafetería. Lo he estado conversando con mi socio y creemos que él es el candidato perfecto a lo que estamos buscando-.
-Bueno, mi novio tiene mucho talento-.
La palabra ocupada por Gun descolocó a Santa.
-¿Novio?-.
-Sí, claro. Es mi novio-.
-No me lo dijiste ayer-.
Gun percibió un reproche en las palabras de Santa que no cayeron bien. Decidió detener este percance antes de que la chica se tomase otras atribuciones.
-Pues no tenia obligación de decírselo. Además, es mi canal y mi video, así que sólo a través de mí podrá llegar a él-.
-De acuerdo. Te contaré los pormenores del contrato, ¿te parece?-.
Gun asintió.
Santa inició con los horarios, la forma de trabajo y todo lo correspondiente a lo laboral en la cafetería, donde Mark podía desarrollarse como un artista y también podía construir un puente hacia el éxito que tanto anhelaba. Gun tomaba nota sin perder ni un detalle.
-¿Tienes alguna duda?-.
-Él trabaja en un colegio, haciendo talleres de música por las mañanas y luego da clases particulares por las tardes, ¿tendrá un horario flexible?-.
Santa asintió y Gun se levantó como si ya hubiera escuchado todo lo que debía.
-¿Ya te vas?-. Preguntó la dueña.
-Sí. Además, quiero anticiparle que no estoy dando por hecho que mi chico trabajará aquí. Se lo comentaré y él tomará la decisión-.
-¿No puedes ayudarme a convencerlo en caso de que sea necesario?-.
-Mi novio tomará la decisión, yo no intercederé por ustedes. No tengo más que decir, me retiro-.
Con un wai, Gun salió de la cafetería y se encaminó hacia su lugar de trabajo para retomar su mañana. Camino a él, sólo pensaba en cómo decirle a Mark de aquel trabajo y llegó a la conclusión de que mientras antes lo diga, será mejor.
El clima estaba gris y la amenaza de lluvia era inminente, por lo que se apresuró a llegar al bar antes de que comenzara a caer el agua. Esto no fue posible porque en menos de veinte minutos, la lluvia caía torrencialmente.
Llegó con mucha dificultad al bar y antes de que comenzara su día de labores, envió un mensaje a Mark que fue respondido inmediatamente.

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