22.- Todo quedará en silencio

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CAPÍTULO 22:TODO QUEDARÁ EN SILENCIO

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CAPÍTULO 22:
TODO QUEDARÁ EN SILENCIO


Aprovechando que tuvo un tiempo libre, Mark organizó algunas cosas de su clóset para guardar un encargo que había llegado hace unos minutos atrás. Por cómo se estaban dando las cosas, dudó que fuera buena idea haber comprado lo que sea que haya llegado.
-Ufff... Estas cosas sólo se me ocurren a mí-. Dijo en voz alta.
En uno de los cajones del interior del clóset sacó unos papeles inservibles y guardó allí el empaque negro, dejando todo en orden.
Realizada la labor, continuó escribiendo algunas canciones para TEMPT, pero su mente estaba demasiado bloqueada. Todo a causa de la actitud de P'Gun.
"¿Por qué no me contesta desde hace tres días? No entiendo la razón de su actitud. Es como si estuviera huyendo de mí, pero no sé a qué debería eso".
La mente volvió a su lugar cuando se escuchó el sonido insistente del timbre. Rápidamente fue a abrir la puerta y se encontró con una gran sorpresa.
-P'Gun...-.
-Hola-.
-¿Qué haces aquí?-.
-¿Puedo... entrar?-.
-Oh, lo siento. Sí, adelante-.
Gun se adentró un poco temeroso y con el pecho agitado. No sabía cómo iniciar la conversación para aclarar todo. Tampoco podía levantar la vista.
-¿Y bien? ¿Me puedes decir a qué vienes después de tres días de no contactarte conmigo?-.
-Mark... yo... lo sé todo-.
-¿Saber qué?-.
Se pasó la mano derecha por su pelo y lo desordenó un poco. Era una acción intuitiva de su parte para poder calmarse.
-Sé que botaste la pulsera-.
Mark sintió esa frase como un golpe en el estómago.
-¿Que hice qué?-.
-Bueno, quiero decir que sé que la pulsera ya no la tienes-.
Mark miró hacia todos lados como buscando una respuesta que darle, pero no la encontraba con claridad.
De todas formas, ¿cómo es que Gun llegó la conclusión de que Mark había botado la pulsera?
-P'... yo...-.
-No, por favor. Déjame hablar primero. No sé cómo es que se separó de ti, sólo sé que ya no está contigo. Pero no me importa, sólo me interesa que nuestros sentimientos sean verdaderos-.
-¿Estás diciendo que porque yo boté la pulsera es que te alejaste estos tres días de mí?-.
Gun se acercó a él y lo abrazó.
-Lo siento-.
-P'... la pulsera se me perdió, pero te juro que no fue a propósito-.
-No importa. Ya no me importa-.
Soltó el abrazo y se alejó hacia la ventana. La abrió después de que sacara su pulsera de la mano y la lanzara lejos.
-¿P'Gun?-.
-Ya no importa. Si tú no la tienes, yo no la necesito. Yo te creo y confío en ti. Siempre lo haré, así que no me importa lo que pasó. Y si dices que la perdiste sin intención, te creeré a ojos cerrados-.
Gun saltó de inmediato a los brazos de Mark y lo besó con pasión, mientras susurraba con sinceridad.
-Perdón... Perdón-.
Mark se separó por un momento para responderle.
-No, P'Gun. Soy yo el idiota que debe pedirte perdón por haber perdido nuestro símbolo-.
-Olvidemos eso, ¿sí?-.
-Estás conmigo ahora y eso es lo que más importa-.
El menor tomó a su novio de las manos y lo llevó hacia la habitación.
Que hayan pasado tres días sin tener relaciones, era normal que, en estos instantes de reencuentro, el cuerpo comience a despertar.
Gun cayó a la cama quedando debajo del cuerpo de Mark, quien lo había tomado del cuello para que cayera junto a él sin despegarse de su boca.
-P'Gun... te extrañé-. Le dijo entre besos.
-Hazme tuyo-.
Acabó el beso para tomar la polera que Gun llevaba encima y quitarla rápidamente. Posteriormente, los pantalones fueron quitados de su lugar quedando solamente en ropa interior. Mark introdujo su mano por el interior e inició sus movimiento de subida y bajada.
-¡Ahhh!-. Soltó Gun reaccionando al tacto de Mark.
Como un acto intuitivo, Gun abrió sus piernas para entregarse por completo al hombre que aún seguía con ropa.
-Debo recompensarte-. Susurró Mark quitando su mano.
-No... no pares.
-Espera-.
Se quitó la polera y se levantó de la cama para ir en busca de una corbata guardada en el closet para usarla como cuerda.
-Levanta tus manos-.
Gun obedeció y las alzó para que pudieran ser amarradas.
-¿Qué planeas hacer?-.
-Espera y verás-.
Del cajón sacó el paquete y quitó la envoltura.
-Cierra tus ojos-.
Al verlo que había obedecido, sacó de la cajita un vibrador grueso con espinas de color negro.
Retiró la ropa interior, encendió el aparato colocándolo en la entrada de Gun e inició un recorrido superficial desde aquel punto ascendiendo hasta el miembro.
Cuando sintió la sensación del vibrador, el cuerpo del chico se tornó rígido y la respiración se aceleró aún más.
-Mark, eso es....-.
El menor, en silencio estaba, actuando de acuerdo a los caprichos de su novio, pero no podía negar que verlo desnudo frente a él, con las piernas abiertas y jadeando, lo estaba excitando en demasía, a tal grado de sentir su propia masculinidad despertando dentro de sus pantalones ajustados.
"¡Mierda!, no puedo aguantarlo, necesito estar dentro de él, pero resistiré" Decía para sus adentros.
Jugaba con el vibrador alrededor del pene de Gun que ocasionó que el pedazo de carne se levantara como una varilla.
-¡Mark! ¡Mark!-. Decía Gun con sus jadeos que salían sin control alguno.
Cambió el rumbo del vibrador y volvió a su punto de partida, donde lo ingresó sin previo aviso y sin preparación.
Gun estiraba y encogía sus piernas cuando sentía el objeto dentro de él que giraba dibujando círculos. Mordía sus labios con un poco de fuerza alcanzando a sentir el sabor metálico de la sangre.
-¡Mark! ¡Nong!-. Decía Gun entre gemidos.
-Llámame por mi nombre-.
-¿Eh?-.
Gun no pensaba en otra cosa, salvo los espasmos de su cuerpo. Aunque esta vez, recordó cuando Perth le había pedido lo mismo.
¿Qué tiene este par de amigos que les gusta esto en la cama?
-Siwat... Llámame Siwat-.
-¡Si... Siwat!-. Pudo decir con un poco de dificultad.
Mark comenzó a sentir dolor en su entrepierna y la urgencia de liberarse se estaba haciendo casi insostenible, por lo que dejó el vibrador funcionando en el interior de Gun y quitó con rapidez sus pantalones y bóxers liberando su virilidad.
-Siwat, por favor mételo-.
El chico se acomodó entre las piernas de Gun y reemplazó el vibrador enterrándose por completo con rudeza, haciendo estremecer a su novio.
-¡Ahh!... ¡Sí!... ¡Mierda!-.
Mark movía sus caderas con sensualidad entrando y saliendo a un ritmo moderado mientras besaba a Gun.
-¡Ahgg! P'Gun... tu cuerpo... Es tan delicioso-.
Mark quería invadir y llenar cada parte que conforma al hombre bajo su cuerpo con el objetivo de quedar tatuado como el único dueño de esa persona, borrando todo el rastro que habría dejado chicos anteriores, incluyendo Perth.
La habitación se llenó de los gemidos de Gun que no podía resistir las estocadas que Mark le propinaba. Intentó zafarse de la corbata puesta en sus muñecas, pero no pudo lograr su cometido.
-Nong, se siente tan bien. No te detengas-.
-Ni soñarlo-.
La sutileza en los movimientos de Mark prácticamente enloquecían a Gun, que sentía en su interior el golpe en el punto exacto de su excitación. Quería abrazarlo, tocarlo y sentirlo entre sus dedos, pero la corbata se lo impedía, e intento por todos los medios quitarlas sin tener éxito.
-Voy a venirme-. Dijo Mark.
-Igual yo-.
Las gotas de sudor que caían por su frente no cesaban y caían en el cuello de Gun mezclándose con los suyos. Una combinación perfecta a esas gotas que expelían aroma a sensualidad.
-Córrete dentro de mí-. Pidió Gun.
-Está bien-.
Mark llegó a su punto límite y depositó todo su líquido en el interior de su chico sintiendo un alivio en su entrepierna.
Cuando Gun pudo liberarse, solicitó con apuro que sus manos fuesen liberadas, y apenas sintió sus manos sueltas, abrazó con fuerza a Mark levantándose y obligando al chico a sentarse.
-No pares... por favor. Déjame montarte-. Dijo con urgencia entre besos.
-¿Quieres más, bebé?-.
-Sí-.
Para Mark, los deseos de Gun se convirtieron en órdenes que debía cumplir sin protesta alguna, y así lo hizo.
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-¿Así que eres amigo de P'Gun?-.
De pie en la puerta sin haber entrado al lugar, Perth miraba con recelo al chico que era un poco más alto que él. Aún así, no le importaba en absoluto si era desafiante en su forma de hablar.
Saint, por su parte, veía entretenido a la persona frente a él, mostrando una sonrisa desinteresada, aunque por dentro, su corazón comenzó a latir rápidamente sin razón.
-¿Acaso eres sordo?-.
-¿Qué acabas de decir?-.
Saint levantó sus manos en señal de desinterés.
-Por favor, adelante-. Ironizó.
Perth entró y Saint cerró la puerta. Cuando comenzó a hablar, el recién llegado se volteó para verlo y escuchar.
-Gun no está, así que yo me quedaré aquí para cuidar su departamento. Para tu desgracia, se fue a vivir con su novio-. Mintió.
Perth no emitió ninguna respuesta. Simplemente quería salir corriendo de allí para no escuchar lo que él ya sabía, pero seguía molestándolo.
Antes de que pudiera llegar a la puerta, Saint lo retuvo tomando una de sus muñecas.
-Espera-. Dijo el chico mientras tomaba a Perth de la mano.
Comenzó a revisarle el brazo derecho, pero no encontró nada. Luego continuó con el izquierdo y allí estaba lo que buscaba.
-¿Qué haces?-.
Sin escuchar respuesta, Saint sacó la pulsera y la levantó.
-Con que te robaste la pulsera que Gun le regaló a Mark-.
-¡Suéltame!-. Intentó soltar el agarre.
Finalmente la cadenita se cortó y la pulsera cayó al piso. Saint no demoró y la recogió inmediatamente.
-Escucha, sé que robaste esta pulsera y le hiciste creer a Gun que Mark la había desechado-.
-¿Cómo es que conoces todo esto? -.
-Gun es mi mejor amigo y me cuenta todo lo que sucede en su vida. Digamos que conozco todo lo que ha estado ocurriendo con él-.
Perth dio un paso hacia donde estaba Saint y sonrió de forma coqueta. Su intención no era más que fastidiar al chico.
-Oh, entonces a ti también te gusta P'Gun pero dices ser su amigo-.
-¿Lo crees?-.
Una frase y un paso a la vez. Así, Perth se metió en el personaje del chico rudo y desafiante de un drama. Algo que estaba dando resultado, porque Saint, sin darse cuenta, retrocedió alrededor de tres pasos para alejarse del rostro de Perth que cada vez estaba más cerca.
-Dime, ¿te gusta P'Gun?-.
Saint sacudió su cabeza y se regañó estar actuando tan débil ante el hombre.
"Deja de comportarte así. Sigue su juego y actúa de igual a igual".
-¿Tanto te molestaría que me guste?-.
Detuvo su retroceso y esperó a ver la reacción de Perth.
La cara sonriente que tenía el recién llegado se desvaneció como un dibujo a orillas del mar. El ambiente de pronto se volvió tenso y las palabras duras comenzaron a salir.
-P'Gun me gusta y mucho. Haré todo lo posible porque esté conmigo sin importar de quién esté enamorado. Cualquiera que se meta en esto, saldrá perjudicado, ¿lo entiendes?-.
-¿Aunque sea Mark?-. Replicó.
-Así es-.
"Vaya, escuchar esta sarta de estupideces, hace que sienta náuseas. Tengo que acabar con esto de una buena vez". Pensó Saint.
Había soportado muchas cosas, pero el hecho de que existiera una persona que estuviera en la vida de Gun sólo para obligarlo a quererle, ya era demasiado.
No lo permitiría.
Saint casi quería explotar, pero sabía que no podía comportarse de una mala manera estando en un departamento ajeno.
-No permitiré que te metas en la vida de Gun. Él ya escogió estar con alguien, y no quiero que te interpongas para obligarlo a que te quiera-.
-Me estás colmando la paciencia-. Dijo Perth apretando con mucha ira una de sus manos.
-Haz lo que quieras, no me interesa-.
Saint finalizó con una sonrisa irónica que molestó aun más a Perth.
-¿Por qué no admites que te gusta P'Gun?
El chico ya ofuscado de esta situación respondió con voz firme sorprendiendo al oyente.
-Amo a Gun, ¿lo entiendes? Amo a mi mejor amigo de la misma forma que se ama a un hermano, un padre, un abuelo o a un hijo. Él ha sido mi mejor amigo desde que éramos pequeños y siempre ha estado conmigo. Así que voy a defender a mi amigo de cualquier persona que quiera hacerle daño, y ayudaré en lo que sea para que sea feliz con el hombre que él ame-.
Perth apenas podía pronunciar algunas palabras. No tenía cómo debatir la respuesta a Saint y sólo pudo crear una pequeña frase.
-No quiero hacerle daño a P'Gun-.
-El hecho de haber inventado toda esta historia de la pulsera, es hacérselo. Porque no vas a negar que eso hiciste, ¿verdad?-.
Perth sólo agachó su cabeza.
-Escucha, lo que hiciste no se lo contaré a nadie. Pero tú tendrás que remediar esta situación. Devuelve la pulsera y deja las cosas como están-.
Estiró su mano y le entregó la pulsera, quien la recibió a regañadientes.
-Eres un maldito bastardo-.
-Si veo que no la has entregado, le contaré todo a Gun, ¿entendiste?-.
No hubo respuesta, salvo el portazo indicando que la persona ya se había ido sin más.
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