2.- Beneficio mutuo

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CAPÍTULO 2:BENEFICIO MUTUO

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CAPÍTULO 2:
BENEFICIO MUTUO

Enredados en las sábanas, cuando la luz del atardecer brillaba con fuerza, dos hombres que recién se conocieron, se entregaban al placer sexual.
Gun de espaldas a Perth, sintiendo el torso trabajado de aquel hombre que tenía su miembro completamente dentro de él, moviendo sus caderas hacia adentro y afuera, con mucha fuerza.
El brazo izquierdo de Perth envolvió el cuello de Gun, dificultando la respiración del alumno que aceptaba esta acción, pues estimulaba su excitación.
-Más... más fuerte... por favor...-. Suplicaba entre jadeos el chico.
-Si así lo quieres-.
Perth volteó al chico y cortó la conexión para acostarlo en la cama, entonces abrió sus piernas e introdujo con fuerza su virilidad haciendo que Gun diera un respingo y soltara un gemido.
-¡Sí! ¡Así!-. Decía Gun entre jadeos.
Perth retomó sus acciones utilizando aún más fuerza, haciendo que el chico comenzara a sangrar.
-¿Tan pervertido eres que te gusta la rudeza?-.
-¡Cállate y continúa!-.
A petición del nuevo alumno, Perth seguía entrando y saliendo de aquel cuerpo, otorgando más placer a la persona que estaba aferrada a las sábanas, empuñándolas con mucha fuerza.
En medio de sus piernas, sentía un líquido caliente que recorría la zona, manchando las sábanas.
-¡Voy a acabar!-. Dijo Perth entre jadeos.
-Igual yo... sólo dámelo más fuerte...-.
A esas alturas, Gun ya estaba fuera de toda razón, absorto en la lujuria y deseo.
Ambos chicos llegaron al clímax y Perth dejó salir todos sus fluidos en el condón previamente puesto que Gun le había facilitado.
El tutor cayó rendido en el cuerpo de Gun, y con mucha dificultad, pudo lograr armar una oración en el oído del chico.
-Eres un pervertido, ¿lo sabías?-.
Gun sonrió y respondió:
-Aún no me conoces del todo-.
-Apuesto por ello. Si me pediste sexo con BDSM, puedo adivinarlo-.
Gun sólo soltó a reír, mientras Perth se retiraba lentamente. Y al sacar su pene, Gun dio un salto e hizo una mueca de dolor, aunque no borraba su sonrisa del rostro, por su parte, Perth vio que el condón estaba completamente empapado en sangre.
-Estás sangrando. ¿Te duele?-. Preguntó preocupado.
-Sí, pero me gusta esta sensación-.
Perth se levantó de la cama rápidamente y alzó una voz de mando que sorprendió a Gun.
-¡Vístete! Te llevaré al doctor-.
-No te preocupes, no es primera vez que me pasa. Está bien-.
Perth sin escuchar la excusa de Gun, volvió a repetir.
-¡Sólo vístete!-.
-Oye, no me estés dando órdenes, apenas nos conocemos, así que no puedes mandarme-.
Perth estuvo a nada de soltar una risotada frente a la incoherente respuesta de su nuevo alumno, pero ese deseo fue reemplazado por una clara y contundente respuesta.
-Nos acabamos de conocer hace menos de dos horas y ya tuvimos sexo. Creo que me das el derecho de tomar la responsabilidad, así que vístete rápido y nos vamos al hospital. La clase te la daré cuando estemos de regreso-.
El hombre que parecía una persona sencilla y tierna, resultó ser un chico de armas tomar, con un carácter fuerte y dominante.
Sin alternativa alguna, Gun se enfiló hacia el baño para limpiarse y vestirse.
Al entrar, se miró al espejo y se vio las marcas que dejó la otra persona. Se vio bastante satisfecho al observar aquellos rastros de alguien que, según él, no gustaba de la rudeza en la cama.
"Creo que este Nong tiene mucho que dar, así que lo aprovecharé", pensó al acariciar una de las marcas puestas en su torso.
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La pequeña niña esperó un par de horas después del accidente con la guitarra y Mark la estuvo acompañando todo ese tiempo, hasta que llegaron sus padres.
-Sentimos la demora, había un embotellamiento-. Dijo la madre apenas entró a la enfermería.
Mark mostró sus respetos a la mujer mayor, posteriormente respondió:
-No se preocupe, ella está bien-.
La madre se fue donde la niña y acarició con suavidad su rostro.
-Mami, duele-. Dijo Pang con sus ojos llorosos.
-Lo sé... ¿puedes decirme qué pasó?-.
En ese instante, Mark interrumpió para responder él mismo.
-Al tocar la cuerda de la guitarra, esta se rompió y golpeó su ojo. Tal vez la cuerda estaba muy tensa, y por lo que vi, era de metal. Aunque la enfermera dijo que estaba bien-.
-De todas formas, la llevaré al hospital-.
-De acuerdo, pero la acompañaré. El accidente ocurrió en mi clase y debo hacerme responsable-.
-Está bien, como le sea más conveniente-.
Mark salió de la sala junto a las dos mujeres, quienes se encontraron con el padre de la menor. Caminaron hasta el estacionamiento del establecimiento, tomando cada uno su propio vehículo para dirigirse al recinto hospitalario.
No pasó mucho tiempo para que llegaran al hospital y un médico atendió a Pang, mientras que Mark esperaba en una pequeña sala.
Miraba un poco la televisión que estaba instalada allí, posteriormente bajó su vista hacia su celular y ver la hora. Casi eran las 4 de la tarde.
"¿Cómo le estará yendo a Perth?" Se preguntaba para sus adentros.
Absorto en el celular, mirando sus redes sociales, se olvidó de todos a su alrededor, no prestando atención a los acontecimientos, como la llegada de dos personas en el lugar.
Sólo escuchaba desinteresadamente la conversación de ambos.
-No sé por qué tenías que entrar conmigo a la consulta-.
-Digamos que fui curioso, aunque de todas formas el doctor me corrió-.
Aquella voz le fue totalmente familiar, obligando a Mark a levantar la cabeza y mirar hacia un costado de la sala, donde se hallaba la puerta de salida.
-¿Perth?-.
-Oh, Mark... ¿Qué estás haciendo aquí?-.
-Una de mis alumnas tuvo un pequeño accidente, así que vine a cerciorarme de que estuviera del todo bien-.
Mark no se había dado cuenta que tenía un atractivo acompañante a su lado, por lo que continuó hablando a Perth sobre su estresada jornada.
-Espero que Nong esté bien-. Respondió a su amigo.
-¿Quieres que te espere en el automóvil?-. Interrumpió Gun.
Acto suficiente para que Mark moviera sus ojos hacia un costado para ver a la persona que acompañaba a Perth.
Un chico delgado, atractivo, con tatuajes visibles en su cuerpo y una mirada deslumbrante.
Ambos hombres cruzaron miradas, sin reacción alguna.
-¿Y él es...?-. Preguntó Mark, con un gesto desinteresado hacia la persona que tenía al frente.
-Oh, lo siento. Mark, él es P'Gun. Es...-.
-¡Nong Mark!-.
Las personas que acompañó Mark ya habían salido de las salas de consulta y llamaron al chico para comunicar el estado de Pang.
-Me tengo que ir. De todas maneras, no me interesa mucho conocer a este tipo-.
Respondió Mark con prepotencia, como si los celos lo estuvieran dominando lentamente.
Acción, reacción. Esa es la ley de Newton que actuó rápidamente en este lugar.
-Vete a la mierda-.
-¿Qué dijiste, idiota?-.
Mark se fue directo hacia Gun, con la intención de golpearlo pero fue detenido rápidamente por Perth.
-¡Suficiente! Estamos en un hospital-.
-Te espero en el automóvil-.
Gun no dijo más palabras que las mencionadas y se giró para encaminarse hacia la salida del establecimiento.
-¿Qué haces, idiota? ¿Por qué lo tratas así?-.
Perth lo regañó inmediatamente después de ver desaparecer de su vista a Gun.
-¿Te importa mucho ese imbécil?-.
-Él es la persona a la que tenemos que darle clases de música-.
-¿Él?-.
-Sí, pero ahora me tengo que ir. Esta noche te contaré todo, nos vemos-.
Los amigos rápidamente se despidieron y Mark se dirigió hacia la familia que lo aguardaba. En su mente, la curiosidad porque Perth le contara sobre aquel alumno, invadió todo. Sin duda, no quedaría tranquilo hasta saber más sobre él.
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-¡Oye! ¡Espera! No vayas tan rápido-.
Perth apresuró su paso para alcanzar a su alumno que caminaba rápidamente. No hacía falta observar su rostro para saber que estaba demasiado molesto.
En menos de un segundo, lo alcanzó.
-Al fin-.
-¿Puedes decirme quién era ese maldito idiota?-.
-Es sólo un amigo. Ahora, sube al auto-.
-Vaya manera de presentarse el imbécil. Cree que puede ser así de irrespetuoso-.
Para sus adentros, Perth quedó silente a la verdadera información. La razón no era más que diversión y reírse de la persona que tenía frente a él cuando sepa que el "imbécil" era el segundo tutor.
Gun se subió al automóvil seguido por Perth, quien lo puso en marcha.
-Dime una cosa, ¿ustedes sólo son amigos?-. Preguntó el chico mientras miraba por la ventana.
-Sí... bueno, algo así-.
-¿Cómo eso?-.
-Nos hemos enredado en la cama un par de veces. ¿Eso responde a tu pregunta?-.
Gun giró rápidamente su cabeza hacia Perth, con una enorme sonrisa en sus labios.
-Eso quiere decir que me he metido con un hombre que tiene novio-.
Perth negó con la cabeza.
-No, él no es mi novio. Simplemente somos amigos con beneficios-.
-¿Estás enamorado de él?-.
El conductor frunció el ceño ante la ronda de preguntas. Por un momento se sintió como si estuviera siendo interrogado por algún tipo de crimen.
-¿Por qué quieres saber?-.
-Curiosidad-.
Perth suspiró y respondió.
-Me gusta mucho, sólo eso. Aún no me he enamorado de alguien como un loco-.
Gun cesó la ronda de preguntas y sólo se dispuso a mirar por la ventana.
-Por cierto, ¿qué te dijo el doctor después de que salí?-.
-Nada, sólo fue una pequeña herida que sanará con antibióticos que ya tengo en casa-.
-Ya veo-.
En silencio recorrieron las calles de Bangkok hasta llegar a casa, donde Perth retomó su profesionalismo y dio a Gun su primera clase de canto.
Un par de horas después de ambas clases solicitadas por Gun, Perth finalizó su jornada.
Terminaba de guardar sus cosas en la mochila, cuando Gun lo abrazó por la espalda.
-Entonces, tomaré tus clases los días lunes, miércoles y viernes-.
-Sí-.
-¿Y obtendré lo mismo que hoy?-.
Perth se volteó y soltó el agarre de Gun.
-¿Qué pasa si sólo quiero beneficiarme con tu cuerpo?-.
-No me importa, sólo quiero que me des sexo. No importa el valor, puedo permitirlo-.
Gun provenía de una familia de clase media, aún así sus ingresos no eran decadentes y podían permitirse ciertos lujos.
El menor de la familia NaRanong no tenía necesidades. Tanto sus padres como su hermano mayor le enviaban una cierta cantidad de dinero para sus asuntos personales, y con el trabajo que este sostenía, no tenía absolutamente nada de qué quejarse.
-Recuerda que ese asunto, lo manejaré yo-. Dijo el tutor.
-No hay problema-.
Perth extendió su brazo y abrió la palma de su mano.
-Oh, está bien-.
Gun tomó su celular, abrió la app de su banco y lo entregó a Perth, que en seguida comenzó a escribir los datos de su cuenta. Posteriormente, colocó el valor y transfirió.
-Mira, 5.000 baht. Puedes revisar tu cuenta para confirmar-.
-Sólo eran 2.000 baht, más 1.000 por cada clase, ¿por qué agregaste 2.000 más?-.
-Sólo por gratitud-.
-De acuerdo. Nos vemos el viernes-.
Caminó hacia la salida seguido por Gun, que no dejaba de sonreír por aquel agitado día.
Le abrió la puerta a Perth y tocó su cabello.
-Gracias-.
-Espero que practiques tu voz en el canto y en la cama-, Tomó su barbilla y besó tiernamente sus labios, luego prosiguió, -Nos vemos-.
-Nos vemos-. Respondió el alumno.
Al salir del edificio, Perth tomó su celular y marcó a su amigo que no tardó en responder.
-¿Qué pasa, Perth?-.
-Mark, dirígete ahora al bar de siempre. Tengo que decirte algo importante-.
-¿De qué se trata?-.
-Tengo una forma de conseguir dinero más rápido para realizar nuestros sueños musicales-.
-Mejor ven a mi departamento-.
-Está bien-.
Perth colgó inmediatamente, se subió al automóvil y se dirigió a destino mencionado anteriormente.
En medio del camino, Perth tenía en su mente que había encontrado la oportunidad perfecta para realizar su sueño de instalar su propio estudio de grabación.
Tal vez Mark podía ayudar a conseguir el doble del dinero, pero debía primero preguntar si se encontraba dispuesto a aceptar. Y no estaba lejos de salir de dudas, pues se hallaba parado frente a la puerta del departamento de Mark.
El propietario abre inmediatamente y recibe a su amigo con incertidumbre.
-Bien, ya estás aquí. Por favor, siéntate. ¿Quieres algo para beber?-.
-No, muchas gracias-.
Ambos se sentaron frente a frente en el sofá y Perth sacó su celular del bolsillo.
-Entonces, ¿qué es eso tan importante que me tienes que decir?-.
-Espera...-.
Mark sólo miraba con incertidumbre los movimientos de Perth, hasta que este le mostró la pantalla.
-¡¿5.000 baht?! No me digas que ese tipo está pagando esa cantidad por las clases-.
-No, son 1.000 baht por una hora de clases-.
-¿Y los 4.000 baht restantes?-.
Perth soltó una risita y respondió sin ningún tipo de tabú ni titubeos.
-Sexo y gratitud-.
-¿Qué?-.
-Me pagó por tener sexo con él-.
Mark saltó furioso de su asiento y fulminó con la mirada a la persona que tenía frente a él.
-¿Te acostaste con ese idiota segundos después de conocerse?-. Preguntó furioso.
-Sí-.
Perth se paró de su asiento y colocó una mano en el hombro de Mark para calmarlo.
-Si podemos pensar bien, sacaremos el doble del dinero pagado. Sólo acuéstate con él-.
-¿Qué?-.
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