CAPÍTULO 16

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JungKook se miraba en el espejo. Eran las 6 de la mañana de un nuevo día, un nuevo y abrumador día para él y sus complejos que cada segundo parecían empeorar.
Habían pasado 3 días desde aquella última, ¿pelea?, con el omega donde ahora que recuerda, ¿que le había pasado para incluso decir groserías? Pero bueno, las cosas estaban aparentemente bien, habían aclarado aquella pequeña discusión, pero a pesar de ello, JungKook no evitaba recordar las palabras que esa persona le había dicho, "alejate de Tae por su bien", era increíble que a pesar del tiempo que llevaba interactuando con el omega, esta era la primera vez que se detenía a pensar en que quizá su presencia perjudicaba en demasía al pequeño omega.

Suspiró cansado y triste luego de colocarse su playera king size; los moretones habían desaparecido casi por completo de sus blanquecina piel, sin embargo eso no lo alegraba, siempre habrían más.

Este año específicamente pintaba a ser el peor de su estancia universitaria, desde la reanudación de ciclo, las cosas estaban cada vez más en picada y lo odiaba.

Peinó sus rebeldes cabellos y tomando sus cosas, bajo a la cocina para desayunar, sin embargo, y como siempre, su madre ya le tenía hecho todo el desayuno.

- Buenos días ma - saludo y besó la cabellera de su madre.
- Buenos días pequeño - regreso el saludo y negó -, bueno ya no eres pequeño. Realmente no sé en que momento creciste tanto, eres más alto cada día, ¿cuándo fue la última vez que te mediste?
- Mm, hace casi un año, no recuerdo bien - respondió tomando asiento en cuanto su madre le señalo sentarse.
- ¿Cuánto medias? - le pregunto al darle su plato con un delicioso coctel de frutas con yogurt.
- 189.
- Ow, eres realmente alto, pero creó que creciste.
- No creó pasar de 5 cm más.
- Hace un tiempo leí un artículo que decía que las personas dejan de crecer a lo 25. Aún tienes 21, vas a cumplir dentro de poco los 22. Aún tienes tiempo.
- No creó pero aún así no me quejo de mi altura.

La plática con su mamá fue amena y tranquila como todos los días, era de esos momentos que disfrutaba pues la convivencia con su madre le hacía olvidar todos sus problemas.

Al término de su desayuno, se levantó y lavó los pocos trastes antes de finalmente salir de camino a la universidad.

Cuando caminaba en la tranquilidad de la mañana, eran sus momento para pensar el él y lo que era su vida. Vaya asco, se decía.
Hace un tiempo había implementado el caminar a la universidad, su condición en aquel tiempo era peor y caminar lo cansaba muy rápido, así que aquel día había decidido hacer algo por él y su salud.

Sus pensamientos lo habían consumido muy rápido, lamentándose por si mismo, y sabía que estaba mal, pero a veces simplemente no podía evitar sentir lástima por si mismo.
Siguió su camino hasta que una voz conocida se hizo presente frente a él.

- ¡Hola bombón! - si, el carismático y hablador HoSeok.

En ese tiempo que llevaban conviviendo, se había dado cuenta de lo realmente parlanchín que era el chico, sin embargo, su personalidad era agradable al igual que su compañía,

- Hola - saludo quedito.
- ¿Vives por acui? - el alfa asintió. - ¡Woo! Que ubolas vecino - chasqueo su lengua dos veces antes de elevar su mano en son de saludo.
- ¿Qué ubolas? - rió despacio.
- Seh, qué ubolas - se acerco al azabache y lo jaló. - Vamonos o llegaremos tarde.

Dijo el más pequeño antes de comenzar a caminar.

Su camino a la escuela estaba siendo más ameno, la presencia del joven pelirrojo le hacía olvidar sus pensamientos intrusivos de manera efectiva, era lo mismo que sucedia cuando estaba solo con Tae, fuera de la vista de todos, de todos aquellos que lo juzgaban.

Mi tierno alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora