CAPÍTULO 29

2K 220 19
                                    

La respiración era agitada, el ambiente era caluroso y el ambiente era irreal, lo seguía siendo para el alfa gordito que se encontraba sentado en aquella silla de escritorio mientras TaeHyung, ¿su omega? Se encontraba sentado frente a él, sobre el escritorio mientras lo besaba con lujuria.

JungKook aún no entendía como habían llegado a aquello, habían pasado solo dos semanas desde la confesión del pequeño omega, a partir del día siguiente las cosas habían avanzado y girado 180°. Desde TaeHyung volviéndose muy cariñoso y coqueto hasta pasarsela besándolo siempre que podía, no se quejaba, realmente disfrutaba de los toques que jamás se imaginó tener, hace unos días si le hubieran dicho que su crush (y el crush de media facultad), se le iba a confesar, probablemente los hubiera tildado de locos. Pero ahí estaba, siendo devorado por su precioso TaeTae que realmente parecía disfrutar de besarlo.

El omega ronroneo en cuanto se separó de sus labios, le otorgó un besito esquimal haciéndolo sonrojarse y sonrió.

Se miraron durante algunos segundos y justo cuando él iba a hablar, TaeHyung volvió a profanar su boca, profundizando enseguida el beso y volviéndolo húmedo. JungKook recuerda aún como había sido su primer beso húmedo, TaeHyung solamente lo atacó y lamio sus labios haciendo que él lo viera con sorpresa, entonces TaeHyung no había dudado en penetrar su boca, parecía un profesional besando, lo gracioso era que TaeHyung era un virgen con experiencia en la pared.

JungKook gimió cuando la calida y húmeda lengua de Tae envolvió la suya y TaeHyung se sonrojó ante el grueso y lascivo sonido que percibió, se acercó más a la orilla del escritorio en donde se mantenía sentado, queriendo brincar a los gruesos muslos de su alfa pero conteniendose, al menos eso quiso hacer pero el azabache no le facilitaba las cosas pues comenzó a suspirar seguidamente, provocando que el necesitado omega se excitara.
Sin dudarlo una vez más, TaeHyung se sentó en esas piernas y gimió entre el beso cuando JungKook por instinto tomó su cintura. El alfa se alejaba por microsegundos buscando obtener aire, más TaeHyung no paraba de arremeter contra sus labios. El omega envolvió su cuello con sus brazos y siguió el besó, JungKook en un principio no se percataba de la situación y realmente le hubiera gustado mantenerse de ese modo, pues cuando descubrió a TaeHyung, quiso lanzarlo lejos y correr a esconderse o quizá encontrar una nave espacial y salir de la tierra y no regresar jamás. Sus mejillas se calentaron en un nivel extremo y sus ojos se abrieron más de lo normal, sus manos se ajustaron más a aquella pequeña y delicada cintura y sin quererlo, gruño haciéndo que TaeHyung sin imaginarlo, mojara su ropa, entonces fue cuando detuvo sus movimientos de cadera que había mantenido durante los últimos minutos sobre la entrepierna del alfa, se sonrojó dándose cuenta de lo que estaba haciéndo y más cuando por primera vez en sus 21 casi 22 años, su entrada liberaba aquella sustancia viscosa que solo salía en sus días más vulnerables.

TaeHyung enseguida se levantó y llevó sus manos a su voluptuoso trasero, sintió la humedad y quiso ser tragado por la tierra, miró a JungKook con el rojo tan intenso en sus mejillas. En otro momento quizá hubiera reído por la expresión del alfa, pero ahora, ahora lo miraba con pánico por lo que acababa de hacer, agacho la cabeza sintiéndose avergonzado y cuando creyó que no podía ser peor, miró la entrepierna del alfa y lejos de que se emocionara por ver la carpa formada en el sitio, sintió la sangre drenarse al ver la húmedad sobre la zona, volvió a palpar su trasero y sus ojos se llenaron de lágrimas ante la vergüenza que lo embargo, se tensó cuando volvió a sentir viscosidad siendo expulsada de su entrada y comenzó a hipar.

JungKook, quien se había mantenido en su estado de shock, salió de el en cuando el aroma excitado del omega se transformó en uno amargo y los hipidos llenaron su audición. Miró al omega que seguía con las manos en su retaguardia mientras parecía hacerse chiquito, sintió ternura al verlo de aquel modo. El alfa se sentía nervioso y para nada preparado para todo lo que había pasado en esos minutos, sin embargo, su exigente lobo le pedía consolar al omega y ayudarlo.

Mi tierno alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora