30 de enero

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Un lunes se equivocó.

Falló. Cometió el error.

Un martes se decepcionaron y lo castigaron por ello, sin contar las veces que había cegado con su brillo.

Un miércoles no necesitó más a las personas que le creyeron perfecto y se fueron sin echarlas.

Un jueves se dio cuenta que sólo él era suficiente, que una batalla perdida no significa una guerra sin rumbo.

Un viernes se puso las alas. Otra vez. Y voló muy alto.

Un sábado lo  vieron volar, como siempre. A la altura de todas las ocasiones que lo admiraron. Esta vez más alto y más hermoso.

Un domingo lo quisieron de vuelta, los mismos que burlaron el brillo. Los payasos que se creen jueces de conducta. Quisieron el perdón.

Esos que no entienden que alguien brillante siempre permanecerá brillante a pesar de todo, no merecen apreciar el milagro.

Anatomía de un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora